Invasión a la Tierra. Jonathan Liebesman.
Imagen cedida por BMA House a cinelodeon.com
Ficha técnica:
Título original: Battle: Los Ángeles.
País: Estados Unidos.
Año: 2011.
Duración: 116.
Dirección: Jonathan Liebesman.
Guión: Chris Bertolini.
Casting: Debra Zane, c.s.a.
Director de Fotografía: Lukas Ettlin.
Música: Brian Tyler.
Edición: Christian Wagner.
Supervisor efectos visuales: Everett Burrell.
Coordinador de especialistas: Joey Box.
Asistente directores artísticos: Jason E, Baldwin, Mara Lepere-Schloop.
Diseñadores del set:Daniel Jennings, Jann Engel.
Diseño de criaturas. Tyruben Ellingson
Diseño de Vestuario: Sanja Milcovic Hays; supervisor de vestuario: Camille Argus.
Jefe de Departamento de maquillaje: Joel Harlow.
Responsable de peluquería: Jules Holdren.
Productores: Neal H.Moritz, Ori Marmur.
Productor ejecutivo: Jeffrey Chernov, David Greenblatt.
Diseño de producción: Peter Venham.
Compañías. Productoras: Columbia Pictures, asociada con Relativity Media, Original Film Production
Intérpretes:
Aaron Eckhart: Sargento Michael Nantz,
Michelle Rodriguez: Elena Santos,
Ramon Rodriguez: Teniente William Martínez,
Bridget Moynahan: Michele,
Ne-Yo:Kevin Harrys,
Michael Peña: Joe Rincon,
Cory Hardrict: Jason Locket,
Adetokumboh M'Cormack
Jim Parrack: Peter Kerns,
Will Rothhaar: Lee Implay,
Neil Brown, Jr., Richard Guerrero,
Noel Fisher, Shaun Lenihan,
Taylor Handley, Corey Simons,
James Hiroyuki Liao:Steven Mottola,
Gino Anthony Pesi: Nick Stavrou,
Joey King: Kirsten,
Bryce Cass:Hector Rincon,
Jardin Gould : Amy.
Sinopsis:
Sé testigo del fin de nuestra civilización cuando uno alienígenas hostiles atacan la Tierra. Mientras el planeta contempla cómovan cayendo todas las grandes ciudades del mundo. Los Ángeles se convierten en el último bastión de la humanidad, librando una batalla que nadie esperaba. Ahora un sargento marine (Aaron Eckhart) y su pelotón tendrán que mantenerse firmes y enfrentarse a un enemigo desconcodio en esta superproducción.
Lo que se dice:
Jordi Costa interpreta el film de Jonathan Liebesman como un ejercicio de estilo a lo Michael Bai, que ha olvidado el sentido del espacio fordiano, a pesar de conservar ciertos micropartículas de laépica elegíaca que recorría la filmografía de Ford : " ahí están ese monólogo del soldado ante la tumba del hermano muerto, la carta de amor post mórtem o el discurso de motivación a la tropa cuando todo parece perdido (...)Liebesman no parece admitir línea de diálogo sin signo de exclamación y sus operadores parecen moverse con la urgencia de quien requiere aliviar su vejiga, (Misión de audaces. Diario 'El País', 1 de abril de 2011).
Desde el principio, dice Federico Marin Bellon , la película recuerda a las entrañables chapuzas que se rodaban al calor de los primeros ensayos nucleares, (...) «Invasión a la Tierra», con un reparto casi lujoso y desde luego efectivo, hace algún guiño a aquella forma de rodar, sintética y sugerente. Demasiado pronto, sin embargo, sus formas pasan a ser menos sutiles y la chulería de billetera se impone. Al siempre apropiado Aaron Eckhart le toca incluso soltar algún tópico discurso destinado a alterar la epidermis del espectador sensible, los bichos son mostrados sin disimulo (había dinero para fabricarlos) y la magia empieza a menguar. Ya nada se saldrá del manual hasta el imprescindible final.( Serie B Vitaminada, Diario ABC, 1 de abril de 2011) .
Roger Ebert del Chicago Sun Times, muestra su indinación cuando afirma que Invasión a la Tierra es " una película de ciencia-ficción que es un insulto a las palabras 'ciencia' y 'ficción' y al guión que hay entre ellas".
Desde el principio, dice Federico Marin Bellon , la película recuerda a las entrañables chapuzas que se rodaban al calor de los primeros ensayos nucleares, (...) «Invasión a la Tierra», con un reparto casi lujoso y desde luego efectivo, hace algún guiño a aquella forma de rodar, sintética y sugerente. Demasiado pronto, sin embargo, sus formas pasan a ser menos sutiles y la chulería de billetera se impone. Al siempre apropiado Aaron Eckhart le toca incluso soltar algún tópico discurso destinado a alterar la epidermis del espectador sensible, los bichos son mostrados sin disimulo (había dinero para fabricarlos) y la magia empieza a menguar. Ya nada se saldrá del manual hasta el imprescindible final.( Serie B Vitaminada, Diario ABC, 1 de abril de 2011) .
Roger Ebert del Chicago Sun Times, muestra su indinación cuando afirma que Invasión a la Tierra es " una película de ciencia-ficción que es un insulto a las palabras 'ciencia' y 'ficción' y al guión que hay entre ellas".
Crítica:
El film no naufraga por la deficiente financiación económica, ni por el equipo técnico ni el elenco de actores,sino por un planteamiento errático que subyace a una historia muy peregrina en la que los protagonistas son los marines que ahora ya no se enfrentan a los enemigos convencionales (vietnamitas, coreanos,afganos, iraquíes...), sino a unos alienígenas que, sea dicho de paso están representados con una iconografía muy cutre y unas naves que dan risa, especialmente si la comparamos con las distopías modernas de gran lujo imaginativo. Recordamos lo que dijo McLuhan en relación con la representación cinematográfica: 'El cine nos permite enrollar el mundo real en un carrete para poder desenvolverlo luego como si fuese una alfombra mágica de fantasía'. Llamaba la atención sobre los aspectos más materiales del espectáculo cinematográfico, subrayando que la película cinematográfica no es sino un rollo de material transparente y flexible sobre el que se fija una serie de fotos que son tomadas por la cámara filmadora y que, al ser proyectadas sobre una pantalla blanca, dan lugar a la aparición de una escritura visual que parece realizarse con la materia prima proporcionada por los propios objetos de la vida real. Aquí la materia prima parece haberla proporcionado algún ingeniero del ejército, privando al texto cinematográfico de toda poesía, de un bacground capaz de atrapar al espectador en lugar de una sucesión de planos generales de acción bélica, alternados con primerísimos primeros planos de los protagonistas, que no logran mantener la atención del espectador. No es cuestión de dinero, es cuestión de saber dotar de magia a esos rollos de que habla McLuhan.
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