La máscara del demonio. Mario Bava.
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Ficha técnica:
Título original: The Mask of Satan (Black Sunday)
País: Italia.
Año: 1960.
Duración: 87 minutos.
Dirección: Mario Bava.
Guión: Ennio de Concini y Mario Serandrei, basado en una obra de Nikolaj Gogol.
Diálogo en inglçes, escrito y dirigido por George Higgins III; asistenta: Gisella Mathews.
Dirección de Fotografía: Mario Bava.
Música: Roberto Nicolosi, dirigida por Pierluigi Urbini.
Editor: Mario Serandrei.
Diseñador del set: Giorgio Giovannini´
Vestuario: Tina Loriedo Grani
Productor: Massimo De Rita
Estudios: Titanus.
Compañía. Productoras: Galatea, s.p.a. Roma, Jolly Film Production.
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Interpretes:
Barbara Steel: Katia Vajda/Princesa Asa Vajda,
John Richardson: Dr. Andre Gorobec,
Andrea Chechi: Dr. Thomas Kruvajan,
Ivo Garrani: Príncipe Vajda,
Arturo Dominici: Igor Javutich/Javuto,
Enrico Oliver: Príncipe Constantino Vajda,
Antonio Pierfederici: sacerdote,
Tino Bianchi: Ivan,
Clara Bindi: Inn Keeper,
Mario Passante: Nikita, el cochero,
Renato Terra: Boris,
Germana Dominici: Sonya, la hija de la ventera. (1)
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Sinopsis:
Durante la Edad Media la Inquisición condena a muerte a una pareja de amantes que practica la brujería y los ejecuta poniéndolas una máscara con púas en su interior. Siglos después sus ataúdes son encontrados y abiertos por unos viajeros. Al retirar las máscaras de los cadáveres, los brujos vuelven a la vida y siembran el pánico entre los habitantes del lugar.
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Comentario:
Mario Bava se inspiró para realizar esta película en una novela de Nicolaj Gogol, 'El Viyi', que narra la historia de una 'bruja', Asa Vajda, y su amante, Javuto (Arturo Dominici), quemados en la hoguera, acusados de brujería, que vuelven para vengarse de la injusticia que cometió con ellos el Gran Inquisidor, hermano de la aristócrata bruja. 'La máscara del demonio' es un film elegante, realizado en blanco y negro con una bellísima fotografía que corre a cargo del propio Mario Bava, que cuida los encuadres de forma virtuosa y delicada. El film comienza con los vaticinios clásicos que auguraban las tragedias en los libros de los autores romanos republicanos, la época del mayor esplendor de la Roma antigüa, que inspiraron al gran dramaturgo de Warwickshire, William Shakespeare, en obras de la envergadura de Hamlet o Julio César, en las que la imprevista furia de los elementos anunciaba el comienzo del desastre, como ocurre en el relato de Bava: " la lluvia apagó las llamas de la hoguera purificadora en la que ardían la bruja y su amante. Las gentes atemorizadas huyeron de aquel lugar maldito y durante toda la noche sonó el tañido de las campanas para poner en fuga a los espíritus del mal. Cuando la ira se hubo aplacado se permitió que el cuerpo de Javutich/Javuto fuese inhumado en la tierra no sagrada, reservada en el cementerio a los asesinos. El cuerpo de la bruja en cambio fue sepultado en la cripta de sus antepasados. Y dos siglos después..." El cochero que transporta a dos galenos cita la invasión napoleónica de Rusia, que enmarca el relato en su contexto histórico, a comienzos del siglo XIX.
Antes de prender fuego a la hoguera se clavaba una máscara de púas a los condenados para que llevaran siempre lo que consideraban su propio rostro. Eran momentos en los que se utilizaban expresiones como 'embrujado de amor', que atribuía poderes de origen oscuro a la mujer que provocaba estos sentimientos en el hombre, una bruja que renace no sólo con deseos de venganza, sino de recuperar su juventud y su belleza mediante su alianza con el diablo, y sirviéndose del cuerpo de una descendiente joven de su malhadado hermano. Dos viajeros, dos médicos que van a un congreso, tras recorrer un gran número de verstás, (unidad de longitud rusa equivalente de 1066,8) metros, despiertan por azar a los dos monstruos, casualmente el día de San Jorge, muy venerado en la zona, en la que abunda la decoración en las casas y el castillo de los Vajda con la imagen del dragón que fue derrotado por el héroe, precisamente el día en que fueron ajusticiados la princesa y su amante, acusados de brujería..
Algunos hablan, en pleno siglo XXI de un guión que cae en lo previsible, sin percatarse de que este film, muy inspirado en Poe y sus ambientaciones en ruinas góticas invadidas por la vegetación, que crean un inquietante paisaje que no presagia nada bueno, fue realizado en 1960, y que son muchos los realizadores posteriores, que en tono de drama o de comedia, se han inspirado en este precioso cuento. Cineastas muy conocidos como Tim Burton que en Sleepy Hollow (1999), en pleno siglo de las luces, pone a un hombre racional y empírico, cuyo padre torturó y mató a su madre para salvar su alma de la brujería, a estudiar los crímenes de un hombre sin cabeza, un hombre que no cree en brujos ni en fantasmas, muy al contrario de los personajes de Bava; o Mel Brucks que ironiza sobre estos seres que se sitúan en los límites de la realidad en 'El jovencito Frankenstein' y realiza un inolvidable cameo del tabique giratorio, -aquí la pared de una chimenea, en la película de Brucks una librería-, que se resuelven de muy distinta manera. Estas y otras muchas imágenes serán llevadas al cine una y otra vez y no es difícil imaginar, especialmente por los amantes del género, qué anuncian. Nadie ignora de qué es indicio un travelling frontal que se acerca a una manivela de una puerta, qué peligros esperan al visitante inoportuno de una cripta o si se adentra al anochecer por un denso bosque que apenas permite ver las ramas que se enzarzan en el cochero, o qué sucede si un personaje es víctima de un no muerto. Pero lo que no deja de sorprender es la inteligencia, la belleza y la fuerza expresiva de un film realizado en 1960, más influenciado por la literatura que por obras precedentes y que hizo escuela con su maestro al frente. Muy aconsejable.
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