Lejos de los hombres. David Oelhoffen,
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Ficha técnica:
Título original: Loin des hommes.
País: Francia.
Año: 2014.
Duración: 101 minutos.
Dirección: David Oelhoffen.
Guión: David Oelhoffen, basado en L'Exil et le Royaume de Albert Camus. Colaboración de Antoine Lacomblez.
Casting:
Dirección de Fotografía: Guillaume Deffontaines. Color.
Música: Nick Cave y Warren Ellis.
Edición: Juliette Welfling.
Decorados Stéphane Taillasson.
Diseño de Vestuario: Kadhija Zeggai.
Producción: Marc De Pontavice y Matthew Gledhill.
Productor asociado: Romain Legrand.
Dirección de producción: Philippe Hagege.
Compaías. Pathe, Perceval Pictures, Kaléo Films, Jouror Développement, Perceval Pictures, asociados con B Media 2012, Backup Media, Indifilms, Canal +, Cine + ...
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Intérpretes:
Viggo Mortensen: Daru,
Reda Kaleb: Mohamed,
Vincent Martin: Balducci,
Nicolas Giraud: Teniente Le Tallec,
Jean Jerôme Esposito: Francis,
Hatim Sadiki: Abdelkader,
Yan Goven: René,
Antoinbe Régent: Claude,
Ángela Molina: Señorita Martínez.
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Premios (2014):Festival Internacional de Venecia.
Festival Internacional de Toronto
Premio Sopadin de Guión.
Festival de Film de Sarlat: Premio al mejor actor: Vigo Mortensen.
Festival de la Reunión: L'Orchidée d'Or.
Festival Internacional de Munich: Premio Frix Gerlich.
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Sinopsis:
En 1954, en el inicio de la Guerra de Independencia de Argelia, dos hombres totalmente distintos, se verán obligados a huir a través de las cumbres del Atlas de Argelia. Daru es un maestro recluso, solitario, en cambio Mohamed es un campesino acusado de haber asesinado a su primo. Los dos son perseguidos por los ocupantes, exigiendo la ley de la sangre y la venganza. Ambos hombres tendrán que dejar sus diferencias aparte, para poder luchar juntos por su supervivencia, pero sobre todo, por su libertad. Basado en la novela de Albert Camus.
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Críticas:
Cuando llega a las pantallas una película inspirada en la obra de hombres de reconocida valía en el ejercicio de las artes, las ciencias humanas o la literatura, más estrechamente relacionada con el cine que otras áreas de conocimiento, las 'mentes privilegiadas' se disponen a elucubrar y a competir por ganarse un buen puesto en la crítica de la película y la obra que le sirve de base, un magnífico 2 x1 que permite que las plumas más adiestradas se luzcan.
Luís Martínez, que confunde una categoría administrativa, la de catedrático, nada menos que con la digna tarea de estudiar e interpretar la Historia, para lo cual no es necesaria dicha categoría orientada a la enseñanza de cualquier disciplina, tras citar lo que dijo Tolstoi "en un momento de ofuscación, es decir, que la Historia es el discurso de un sordo que contesta a preguntas que nadie ha hecho. Hay catedráticos que tal vez no estarían de acuerdo. Sobre todo, los sordos (...) El problema quizá es la contención. El exceso de ella. El director se muestra en todo momento demasiado pendiente de la letra sin atender a su eco, a su fuerza, a la contundencia de la sombra de Camus, por así decirlo. La cámara se conduce con gesto protocolario por un relato que, sin duda, habría exigido más. Y mientras, el sordo, entre el ruido y la furia, que no para." (La historia contada a los sordos. Diario 'El Mundo') No parece que en esta ocasión Luís Martínez se haya expresado bien, o quizás es que él también hablaba a los sordos.
Jordi Costa sostiene que el film de "Lejos de los hombres" convierte El huésped en un western, donde el trayecto físico ofrece la primera desviación con respecto al original. Un western minimalista donde dos extraños —Viggo Mortensen y Reda Kaleb en igualado duelo de sobriedades— aprenden a descifrarse entre el vacío y la destrucción. Oelhoffen acaba siendo más optimista que el lúcido desencantado de Camus, en un gesto que parece fruto de una concienzuda y coherente reflexión." (Una victoria moral. Diario 'El País' 1 de octubre de 2015). Lo mejor de esta crítica es que, al parecer, no necesita argumentos en qué sustentarse.
Oti Rodríguez Marchante sigue insistiendo en la idea del western y la ilustra de forma muy particular: "El western tiene más que ver con estados de ánimo que con puntos cardinales, y por eso igual puede hacerse un western en Texas que en Jerez de la Frontera o en el fondo del mar. «Lejos de los hombres» ocurre un poco más abajo aún (no del fondo del mar, sino de Jerez), en Argelia, durante 1954, al comienzo de una guerra de liberación que duró ocho años, y cuenta la peripecia de un profesor de francés que ha de conducir a un acusado de asesinato por esos costillares de animal prehistórico que es el Atlas y entre el acoso de la guerrilla, los colonos y la familia de la víctima, que persigue una venganza como obliga la tradición (...) Lejos de los hombres tiene, en su sencillez y manejabilidad, algo del espíritu de Hawks, de los fundamentos éticos y esforzados de sus personajes, siempre abocados a cumplir una misión por ardua que parezca..." (Crítica de "Lejos de los hombres": Western en el Atlas. Diario 'ABC').
Alberto Bermejo insiste en la idea del western en el Atlas, para calificar a esta buddy movie, en la que "dos desconocidos que caminan por inabarcables paisajes desolados, con los ecos de la guerra saliéndoles al paso, fraguan una relación de respeto y amistad por encima de idiomas o diferencias sociales, culturales y religiosas. Viggo Mortensen y Reda Kateb lo son todo en este relato parsimonioso y austero que habla del desarraigo o de la imposibilidad de ser neutral en una guerra, en el que la gestualidad escueta y la parquedad de palabra inoculan verdad y contenida emoción a la belleza de sus imágenes. (Diario 'El Mundo', 1 de octubre de 2015).
Quim Casas vacila a la hora de atribuir un género a la adaptación de una obra de Camus, no "demasiado trasladado al cine, entre otras cosas porque es un escritor complicado de adaptar a las pantallas", aunque da argumentos a favor de esta tesis, basados en el hecho de presentar a "un europeo y un argelino andando solos por una pedregosa extensión de terreno (... que se van hermanando poco a poco a medida que el viaje avanza y los peligros aumentan lejos de disminuir. Si tiene algo de western no es solamente por la manera de valorar el paisaje y cómo se incrustan las figuras humanas en el mismo, un motivo visual perenne en el género, sino en la ética que se establece entre los dos personajes, el profesor francés que lleva casi toda la vida en Argelia (Daru: Viggo Mortensen) y el argelino acusado de asesinato (Mohamed: Reda Kaleb). Hay aquí ecos de los westerns de conocimiento entre personajes antagónicos..." (Dos hombres, un paisaje, Dirigido por...octubre 2015, pag. 18).
Todos estos análisis vienen avalados por el propio cineasta en una entrevista que concedió a Álvaro Casanova (www,cinemaldito.com), en la que Oelhoffen admite que a él no le " molesta la palabra western y que " Lejos de los hombres se podría definir como un western europeo un poco raro, pero hay conexiones con el género. Por ejemplo el tema, que es el de la ley y la identidad, o el papel de la naturaleza. A mí me gusta el western americano, aquel que trata de atacar el mito de la conquista del oeste, no el que trata de venderlo. Los western de Anthony Mann o Arthur Penn son películas interesantes, fuertes y creo que con Lejos de los hombres hemos intentado hacer algo parecido. Por supuesto, no es el mismo mito que el de esas películas, no se habla de la conquista del oeste, hay otro mito más europeo como es el del universalismo, Europa tratando de imponer su cultura al resto del mundo, especialmente África, un mito que se ha pervertido y transformado en colonialismo. Lejos de los hombres busca atacar este mito. En este sentido, no me molesta que se hable de que es un western." (Entevista a David Oelhoffen, director de Lejos de los hombres). Es de pura lógica. El autor añade, además, su interés en hacer reflexionar a sus espectadores occidentales sobre las crisis que se producen en la actualidad, que están llenando los caminos europeos de gente que huye de las guerras, así como los problemas de identidad de las segundas generaciones de emigrantes.
Jordi Costa sostiene que el film de "Lejos de los hombres" convierte El huésped en un western, donde el trayecto físico ofrece la primera desviación con respecto al original. Un western minimalista donde dos extraños —Viggo Mortensen y Reda Kaleb en igualado duelo de sobriedades— aprenden a descifrarse entre el vacío y la destrucción. Oelhoffen acaba siendo más optimista que el lúcido desencantado de Camus, en un gesto que parece fruto de una concienzuda y coherente reflexión." (Una victoria moral. Diario 'El País' 1 de octubre de 2015). Lo mejor de esta crítica es que, al parecer, no necesita argumentos en qué sustentarse.
Oti Rodríguez Marchante sigue insistiendo en la idea del western y la ilustra de forma muy particular: "El western tiene más que ver con estados de ánimo que con puntos cardinales, y por eso igual puede hacerse un western en Texas que en Jerez de la Frontera o en el fondo del mar. «Lejos de los hombres» ocurre un poco más abajo aún (no del fondo del mar, sino de Jerez), en Argelia, durante 1954, al comienzo de una guerra de liberación que duró ocho años, y cuenta la peripecia de un profesor de francés que ha de conducir a un acusado de asesinato por esos costillares de animal prehistórico que es el Atlas y entre el acoso de la guerrilla, los colonos y la familia de la víctima, que persigue una venganza como obliga la tradición (...) Lejos de los hombres tiene, en su sencillez y manejabilidad, algo del espíritu de Hawks, de los fundamentos éticos y esforzados de sus personajes, siempre abocados a cumplir una misión por ardua que parezca..." (Crítica de "Lejos de los hombres": Western en el Atlas. Diario 'ABC').
Alberto Bermejo insiste en la idea del western en el Atlas, para calificar a esta buddy movie, en la que "dos desconocidos que caminan por inabarcables paisajes desolados, con los ecos de la guerra saliéndoles al paso, fraguan una relación de respeto y amistad por encima de idiomas o diferencias sociales, culturales y religiosas. Viggo Mortensen y Reda Kateb lo son todo en este relato parsimonioso y austero que habla del desarraigo o de la imposibilidad de ser neutral en una guerra, en el que la gestualidad escueta y la parquedad de palabra inoculan verdad y contenida emoción a la belleza de sus imágenes. (Diario 'El Mundo', 1 de octubre de 2015).
Quim Casas vacila a la hora de atribuir un género a la adaptación de una obra de Camus, no "demasiado trasladado al cine, entre otras cosas porque es un escritor complicado de adaptar a las pantallas", aunque da argumentos a favor de esta tesis, basados en el hecho de presentar a "un europeo y un argelino andando solos por una pedregosa extensión de terreno (... que se van hermanando poco a poco a medida que el viaje avanza y los peligros aumentan lejos de disminuir. Si tiene algo de western no es solamente por la manera de valorar el paisaje y cómo se incrustan las figuras humanas en el mismo, un motivo visual perenne en el género, sino en la ética que se establece entre los dos personajes, el profesor francés que lleva casi toda la vida en Argelia (Daru: Viggo Mortensen) y el argelino acusado de asesinato (Mohamed: Reda Kaleb). Hay aquí ecos de los westerns de conocimiento entre personajes antagónicos..." (Dos hombres, un paisaje, Dirigido por...octubre 2015, pag. 18).
Todos estos análisis vienen avalados por el propio cineasta en una entrevista que concedió a Álvaro Casanova (www,cinemaldito.com), en la que Oelhoffen admite que a él no le " molesta la palabra western y que " Lejos de los hombres se podría definir como un western europeo un poco raro, pero hay conexiones con el género. Por ejemplo el tema, que es el de la ley y la identidad, o el papel de la naturaleza. A mí me gusta el western americano, aquel que trata de atacar el mito de la conquista del oeste, no el que trata de venderlo. Los western de Anthony Mann o Arthur Penn son películas interesantes, fuertes y creo que con Lejos de los hombres hemos intentado hacer algo parecido. Por supuesto, no es el mismo mito que el de esas películas, no se habla de la conquista del oeste, hay otro mito más europeo como es el del universalismo, Europa tratando de imponer su cultura al resto del mundo, especialmente África, un mito que se ha pervertido y transformado en colonialismo. Lejos de los hombres busca atacar este mito. En este sentido, no me molesta que se hable de que es un western." (Entevista a David Oelhoffen, director de Lejos de los hombres). Es de pura lógica. El autor añade, además, su interés en hacer reflexionar a sus espectadores occidentales sobre las crisis que se producen en la actualidad, que están llenando los caminos europeos de gente que huye de las guerras, así como los problemas de identidad de las segundas generaciones de emigrantes.
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