La chica danesa. Comentario.





Ficha técnica, sinopsis, críticas, trailer (pinchad aquí).


Comentario:


Tom Hopper ha levantado una gran polvareda en un tema tan delicado como el del transgénero, que ha presentado con un envoltorio agradable y preciosista con el que pretende embaucar al público con la belleza casi adolescente y en aparente  proceso de formación de sus dos protagonistas, dos jóvenes a la sazón de 22 años, representados por unos actores de cuerpos sensuales, de formas andróginas. Ella de pechos femeninos incipientes que  se aproximan en su pequeñez a los del hombre de cuerpo grácil, labrios gruesos, bellos ojos y sonrisa desarmante.Tom Hopper opta para contar la historia de Lily y Gerda Wegener con " un cine centrado en el cuerpo desde muy distintas perspectivas y miradas, no solo mostrando la corporeidad de una manera más abrupta y carnal, sino apostando por transgredir sus límites representacionales ( incluido el sexo explícito )  y, sobre todo, apostando por la presencia del cuerpo como un elemento, o bien narrativo o bien discursivo, algo presente desde tiempo atrás en el cine pero posiblemente sin la conciencia de estar haciéndolo de manera explícita." Esto es lo que decía Israel Paredes Badía en 'Dirigido por...' (El poder del cuerpo, marzo de 2014) al referirse al film de François Ozon, 'Joven y bonita', que gozó del apoyo de la prensa masculina cuando se estrenó en 2013 y que se podría aplicar a un film en el que el realizador atrapa a su público y despierta su pasión voyeurista y su pulsión escópica, manteniéndose pegado a su sillón durante dos horas sin apenas percatarse del transcurso del tiempo.


Lily Elbe/Einar Mogens Wegener


Si a ello añadimos el esteticismo del vestuario de finales del siglo XIX y la ubicación de estos personajes en núcleos urbanos tan delicados como los protagonistas, en calles de un urbanismo armónico y colorista, tanto en su discurrir placentero por Copenhagen, como en casas parisinas de estilo decó que se constituyen en espléndidos decorados de una puesta en escena propia de una feel good movie, orquestada para agradar, y unos exteriores tomados con frecuencia con un gran angular que sitúa la historia en un universo paralelo, mitad real, mitad fantástico, se comprenderá fácilmente el desagrado de quienes podían esperar una historia verdadera y descarnada de una mujer que nació en el cuerpo equivocado en una época poco oportuna para la aceptación social del otro, del diferente.

La vida de esta pareja se divulgó tras la publicación de la obra de David Ebershoff, 'The Danish Girl', en 2001, aunque fue en realidad un amigo de Lily, Niels Hoyer, quien la dio a conocer al mundo en Man into Woman. Gracias a ellos podemos conocer una licencia más del director, que mantuvo a la pareja, especialmente a Lily/Einar con la apariencia del matrimonio joven, de algo más de veinte años, que comenzó un juego al que se lanzaron casualmente gracias a una actividad artística que compartían. Ambos eran pintores, y quiso la casualidad que en cierta ocasión en la que falló la modelo de Gerda, Einar se prestara a hacer este papel para su joven esposa. Ambos se aficionaron a este cambio de apariencia, al equívoco formal entre el hombre y la mujer, que empezó como un divertimento y siguió en fiestas parisinas, una práctica que cambió y mejoró la obra de Gerda Gottlieb, quien trasladó a sus lienzos la ambigüedad, el misterio y la malicia de su modelo.

Lily vista por Gerda


De este modo lo que comenzó como un entretenimiento cómplice de una pareja enamorada, acabó convirtiéndose en un verdadero problema que los separaba para siempre,que rompía su matrimonio, hasta el extremo de que Einar se sometió a una peligrosa cirugía  apenas explorada de reasignación de sexo, practicada por el Doctor Magnus Hirshfeld, médico y sexólogo judio-alemán, activista defensor de los derechos  LGTB. Lily murió tras la quinta operación para eliminar de su cuerpo todos los signos de su condición masculina con el fin de que éste se correspondiera con la identidad femenina libremente elegida, tal como él la sentía. La diferencia reside en que Lily murió cuando tenía  50 años y ya no era el quasi efebo que nos muestra el film. Y esta idealización de la situación y de los personajes parece más orientada al deleite que a la denuncia o al compromiso.

Lamentamos disentir de la opinión que expresa Luís Martínez en el diario 'El Mundo', cuando afirma que "de alguna manera, y pese a lo que pueda parecer, la película no se ocupa de sexo. Apenas se habla de él. Tan sorprendente como el hallazgo del filósofo francés, de lo que se trata es de amor. Tom Hooper, su director, lo dijo a su manera: "El argumento es la inclusión, el sentirse reconocido, a través del amor".(Redmayne, devuelve el Oscar).Y no estamos de acuerdo porque la primera parte del film es la representación exclusiva del puro juego sexual, con combinación de seda, medias de seda, cuerpos casi infantiles desnudos, que fomentan el voyeurismo de los personajes dentro de la historia y de los espectadores en la sala; especialmente Redmayne se erige en el máximo representante de la tobelookedatness (sermiradaidad) de que habla Laura Mulvey, refiriéndose a la utilización del cuerpo de la mujer que Einer anhela e imita, como un icono sexual, exhibido como leitmotif del espectáculo erótico (1).

No es casual, ni en absoluto inocente, la elección de un hombre y una mujer dotados de esta cualidad, que funcionan como objeto erótico para los personajes dentro de la historia, en privado y en público, y para el espectador en la sala, un show que permite unificar las dos miradas sin ruptura aparente de la diégesis y que el impacto sexual sitúa en un no man's land o tierra de nadie, fuera de su espacio y tiempo. De este modo, Tom Hopper ha preferido complacer a su público y adormecerlo de placer presentándole dos cuerpos jóvenes y bellos, cuya imagen ocupa la mayor parte del tiempo que dura el film, a contar una historia triste y desgarrada del primer transexual que se sometió a una sucesión de intervenciones quirúrgicas orientadas a la reasignación de sexo, y falleció cuando ya tenía 50 años, omitiendo el sufrimiento que pudo padecer hasta que asumió su condición sexual y decidió por fin someterse a una cirugía incipiente y por lo tanto peligrosa.Esta es la película que Tom Hopper ha querido realizar,  como hiciera en 2004 Irwin Winkler, cuando llevó a la gran pantalla la vida de un homosexual, Cole Porter, que amó a su esposa y fue amado por ella, que conocía su orientación homosexual en The-Lovely, en la que apenas hay secuencias de sexo entre ambos,pero que nos muestra cómo el amor,  entre dos personas, entendido de la forma más amplia, las puede mantener unidas, incluso hasta que la muerte rompa el vínculo.


(1) Laura Mulvey. Placervisual y cine narrativo.



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