Los odiosos ocho. Comentario.






Ficha técnica, sinopsis, crítica, trailer (Pinchad aqui)

Comentario: 

En su crítica de 'Los odiosos ocho' dice Hilario J.Rodriguez (1) que a Tarantino le sobran formas y le faltan ideas, (suponemos que se refiere a su última película) . No comparto ni lo uno ni lo otro, ya que desde el primer minuto de la proyección el director de Pulp Fiction pone sobre el tapete todos sus referentes, que no son pocos, con homenajes que van desde el tipo, tamaño y color de los tipos de los títulos de crédito, un guiño evidente al cine polar francés y al spaghetti-western de Sergio Leone, la música del emblemático director de sus inolvidables películas, Ennio Morricone,  o la presencia de los actores que lo acompañaron desde sus primeras películas, Tim Roth y Michael Madsen, o Samuel L. Jackson, a los que se suma  Channing Tatum en un modesto papel, como representante de las últimas generaciones de actores que triunfan en la gran pantalla.Tan pronto la película se pone a andar se dejan sentir los compases de una virtuosa partitura, moderna, electrónica, sin prejuicios del casi nonagenario Morricone, que Tarantino ilustra, - y no al contrario -, con unas imágenes esteticistas que abusan de las cámaras lentas que acompañan el trotar de los caballos de la diligencia, y una magnífica fotografía de Robert Richardson de los altos nevados de Wyoming, un lugar del que nadie sale nunca, ni personajes ni espectadores. En estos primeros minutos se produce el reconocimiento a los Hermanos Weinstein que financiaron su primera película , Reservoir Dogs, a través de Miramax, y que producen su último proyecto: 'Los odiosos ocho', mereciendo por fin figurar en los créditos en los que se han forjado sus nombres compitiendo con el propio título del film,  formados por enormes letras amarillas con borde rojo, El influjo de Goddard se hace visible en la división en capítulos precedidos de un título significativo, esta vez en discretas letras blancas subrayadas en las que se da protagonismo al significado sobre la forma, (El hijo de la gran pistola...). Pero si en el film hay un cameo descarado es el que Tarantino se hace a sí mismo y a su película anterior, Djando unchained, al convertir a Tim Roth en una copia descarada del personaje que interpreta en esta película Christoph Waltz, un actor histriónico y muy reconocible.

El encierro en una mercería en un puerto de montaña asolado por una ventisca de nieve, en la que las imágenes muestran el riesgo que debe correr cualquier individuo para ir al water, una caseta demasiado alejada del refugio, de una serie de personajes peligrosos y variopintos que vagan por diferentes razones por las montañas, -ex-militares confederados, ex-combatientes unionistas, negros, blancos, oficiales, comerciantes y caza-recompensas que llevan a sus presas muertas y vivas -, gente sin oficio, no integrada en la sociedad a causa de la guerra,  es un contexto que no invita precisamente al optimismo, y que, conociendo la naturaleza del cine del enfant terrible norteamericano, hace temer un desenlace cruento, regado de sangre, en el que lo que importa no es qué va a suceder, sino cómo se va a producir. Tras una parte central que se le ha ido de las manos y en la que ha perdido el control del tiempo, llega a una conclusión mucho más modesta de la que los espectadores  más exigentes podían esperar, Por otro lado, ésta es precisamente la parte en la que ha introducido el intermedio del que, una sociedad que valora en exceso el tiempo, ha decidido prescindir. A este hecho, nada intrascendente, se une el que el formato elegido por el autor sólo será exhibido en España en una sala, la única, ubicada en Barcelona, que reúne las condiciones técnicas para la proyección. Ambos hechos nos sumergen en un mar de dudas acerca de lo que hemos visto en realidad y de qué forma nos llega amputado y desvirtuado el proyecto de Tarantino.

Un giro brusco de los acontecimientos pondrá al público sobre aviso y confirmará las sospechas del único negro del grupo, el Comandante Marquis Warren, que lleva consigo una carta de Lincoln, de que hay algún individuo más involucrado en la historia de los que señala el título del film. De forma innecesaria y sin justificación,- ciertas reflexiones no sólo no aportan nada, sino que ralentizan la narración-, Tarantino parece empeñado en sacar de sus casillas a Spike Lee, al que  molestó in extremis cuando en Django Unchained embadurnó de betún la cara de Samuel L.Jackson, elemento cómico desde la época del cartoon mudo, y se excedió en el uso reiterativo de la palabra negro con sentido peyorativo;  ahora le hace pronunciar un prolongado discurso, un largo monólogo sobre el colosal mito de la enorme polla de los negro y de qué forma la usó para martirizar al hijo de un general del bando vencido que se encuentra en la mercería de Mimie. Un caza-recompensas que usa los guantes blancos de los mayordomos negros de la época de la esclavitud, que contrastan con los negros del caza-recompensas blanco John Ruth   que, como él, militó en el bando unionista, una puntualización en la que incide un plano de detalle. El cineasta neoyorquino anunció que no tenía ninguna intención de ver Django, porque no le gusta nada que se trate el tema de la esclavitud de su pueblo, un auténtico holocausto, como un spaghetti-western de Sergio Leone.

Tarantino ha llegado a decir que  "sólo le quedan dos filmes y no los va a perder por el jodido Spike Lee", al que llama "pequeño hijo de puta"; al ser preguntado sobre la posibilidad de trabajar con el director de 'Haz lo que debas', con el que ha tenido serias diferencias por el tono racial de sus películas, responde: "jamás'. El cineasta ha anunciado que se retirará de la profesión tras realizar diez películas (20 minutos, 23 de Noviembre de 2015). Al conflicto de la raza une en sus últimos títulos una constante de su cine desde los inicios, la de la sangre, que para el realizador, en el cine, al contrario de lo que sucede en la vida real, tiene como objetivo el entretenimiento y la diversión, fruto de la violencia que, ahora, curiosamente se ejerce sobre una mujer,  Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh),  presa de John Ruth, al que llaman 'La Horca', interpretado por un avejentado Kurt Russell, Esta mujer recibe todos los golpes que los hombres maltratadores no pueden descargar en sus víctimas y que llega al final de la historia con una apariencia que evoca a la 'Carrie' de Brian de Palma, en la que la sangre se mezcla con otros restos orgánicos, una imagen que no desprecia los aspectos más escatológicos. La calaña de este grupo de hombres y su falta de escrúpulos, sitúa sus acciones en una tierra de nadie, fuera de cualquier espacio o tiempo real, lo que hace que pasen a segundo plano, e incluso provoquen hilaridad, los golpes que recibe Domergue, que le hacen ganarse títulos como 'Ojo morado', y que la alejan de cualquier mirada como la que proyecta Clint Eastwood sobre las trabajadoras de un burdel en 'Sin perdón'.

La sucesión de acontecimientos violentos, muy esperados, hace que el espectador que había caído en una especie de sopor durante un prolongado espacio central en el que el interés de la acción decae y los personajes se enredan en explicaciones innecesarias, como el tamaño de los atributos sexuales de los negros de que hemos hablado, se despierte para asistir a la traca final de la cinta, menos imaginativa que en cualquier otra de Tarantino. Si tuviéramos la necesidad de rescatar algo de esta película, haríamos todo lo posible por salvar la música de Ennio Morricone y la fotografía de Robert Richardson, aunque el deseo facilón de seducir al público con la tópica imagen de los caballos de la diligencia atravesando a cámara lenta la pantalla de 70 mm. con sus crines al viento se resuelve en un constructo estético hortera y manido, con connotaciones imposibles de establecer en un medio en el que el aislamiento y el dominio de los seres más violentos obstaculiza cualquier ilusión de libertad. De este modo, no nos reconciliamos con un Tarantino que hace guiños a la época dorada de Hollywood, con oberturas musicales e intermedios, y una excesiva duración de una historia estructurada de forma poco audaz, en contra de lo que es habitual en el director, que,en esta ocasión y superado el ecuador de la historia, recurre a frecuentes flashbacks  explicativos, que contradicen el título con el que decidió bautizar su película. como hemos dicho ya. Podemos, pues, concluir que es la película que menos nos ha gustado del osado director, de la que, como por otra parte es habitual en las películas de este director, apenas se puede extraer otra conclusión que la que expresa el axioma clásico de que "homo homini lupus" (el hombre es un lobo para el hombre), ya que la única conexión de la ficción con la realidad que se presta a cualquier interpretación se establece a través de una dudosa carta de Lincoln a un soldado negro de su ejército, que acaba como un documento sin valor, sobre el que se ha escupido, se ha derramado sangre y termina hecho una bola de papel en el suelo, inexistente para la Historia (con mayúsculas) .



(Big Business  in Little Hollywood. Dirigido por, enero 2016...págs. 30 y 31.

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