Pesadillas.Rob Letterman,
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Ficha técnica:
Título original: Goosebumps.
País: Estados Unidos/Australia.
Año: 2015.
Duración: 103 minutos.
Dirección: Rob Letterman.
Guión: Darren Lemike, según un argumento de Scott Alexander y Larry Karaszewski, basado en los libros de R.L.Stine.
Dirección de Fotografía : Javier Aguirresarobe. Color.
Música: Danny Elfman.
Montaje: Jim May.
Director artístico: Ravi Bansal, Dawn Snyder.
Decoración del set: Frank Galline.
Diseño de Vestuario: Judianna Makovsky.
Jefe de departamento de maquillaje y efectos especiales: Fionagh Cush.
Responsable de peluquería: Elizabeth Robinson.
Productores: Neal H. Moritz y Deborah Forte.
Productores ejecutivos: Tania Landau, Dill Bannermanm Ben Waisbren, Bruce Berman, Greg Rasser.
Diseño de producción: Sean Haworth.
Compañías. Productoras: Columbia Pictures y Sony Pictures Animation, en asociación con Lstar Capital, Village Roadshow, Original Film, Scholastic Entertainment.
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Intérpretes:
Jack Black (R.L.Stine,
Any Ryan: Gale,
Halston Sage: Taylor,
Dylan Minnette: Zach,
Ken Marino: : Entrenador Carr,
Odeya Rush: Hannah,
Ryan Lee: Champ,
Jillian Bell: Lorraine,
Steven Krueger: Davidson,
Amanda Lund: Agente Brooks.
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Sinopsis:
Rob Letterman lleva a la gran pantalla la famosísima serie de novelas de terror para niños 'Pesadillas', escritas por R.L. Stine. Para la ocasión, han contado con Jack Black interpretando, precisamente, al autor de los libros, R.L. Stine. La historia se centra en Zach (Dylan Minnette), un joven que se traslada a una pequeña ciudad con su madre. Cuando está deshaciendo sus maletas, conoce a su vecina, Hannah (Odeya Rush) y, por desgracia, también a su padre, un hombre misterioso que no quiere que su hija se relacione con los vecinos. Un día, investigando en casa de Hannah, encuentran una serie de libros bastante misteriosos, y cometen el error de abrirlos. Estos dejan escapar una serie de monstruos peligrosos y terroríficos que comienzan a hacer estragos por la ciudad. Zach, Hannah y un chico algo raro llamado Champ (Ryan Lee) se lanzarán a las calles para capturar a todos los monstruos y que vuelvan a las páginas de los libros de las que nunca deberían haber salido. 'Pesadillas' hace que cobren vida los monstruos más famosos de la saga, como la momia, el hombre lobo, los gnomos de jardín o la espeluznante marioneta Slappy. (Cines Lys de Valencia)..
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Críticas:
Las críticas se dividen, casi a partes iguales, entre quienes le dan la máxima puntuación y quienes la suspenden abiertamente. Entre los primeros se incluyen los dos críticos del diario 'El País', Javier Ocaña y Jordi Costa, (en esta ocasión para Fotogramas), y el crítico de 'The Hollywood Reporter'; entre los segundos José Manuel Cuellar del diario 'ABC' y Geoff Berkshire de Variety. La elección de Jack Black para presidir el reparto ha actuado como colchón salva-vidas.
Roberto Morate recurre a la figura del dopplegänger para visualizar el ejercicio de réplica que Rob Letterman hace en 'Pesadillas', en la que la historia e incluso la puesta en escena suenan a un eco que reproduce Circa 1995, Jumanji (Id 1995), uno de los primeros blockbusters digitales de nuestra era que utilizó un juego de mesa como generador de ficciones. "En esta ocasión, -advierte-, ya no es un tablero de juego el objeto analógico que atrapa a los adolescentes por su misterio, sino una serie de libros escritos por el famoso literato R.L.Stine, que encierran todos los monstruos imaginables del imaginario popular fantástico. En la suburbia de 2015, un libro escrito resulta tan anacrónico y sospechoso como un enigmático juego de mesa..." Un extraño juego de reflejos y apropiaciones (...) en el que la némesis es un muñeco ventriluoco toma la voz de Jack Black y que en realidad es "una encarnación ficticia en la pantalla del escritor R.L.Stine, que representa no sólo el enemigo principal de la película, sino el yo desatado y hedonista del autor." (Pesadillas. "Dopplegängers. Roberto Morate. Dirigido por..., enero 2016, pág. 14).
Javier Ocaña, tras expresar su nostalgia por el cine de aventuras para los adolescentes de la década de los ochenta y admitir que Rob Letterman, sin necesidad de reinventar nada, lo presenta de nuevo con cierta frescura, sostiene que: " La presentación de personajes, y la primera mitad en general, es incuestionable. La segunda, con la aventura a todo trapo y la salida de los mitos y monstruos del terror revividos, es algo más desigual, dependiendo de la personalidad de cada uno. Pero, con el muñeco ventrílocuo como inquietante tutor (Al morir la noche,siempre en la memoria), la película se configura como un estupendo entretenimiento para niños que no le hagan ascos a sus primeros miedos y para sus gamberros hermanos adolescentes." (Miedos y risas de ,los ochenta, Diario 'El País', 28 de enero de 2016).
Jordi Costa, tras lamentarse de tanta nostalgia ochentera ( a estas horas mangas verdes), que puede arruinar cualquier buena propuesta y empeñado en encajar los productos cinematográficos en un canon, alaba el proyecto de R.L. Stine, que se queja abiertamente de que lo relacionen con Stephen King, ya que ha logrado vender 400 millones de sus historias, por lo que el film de Letterman " no es sólo una adaptación/summa del imaginario de la serie de libros juveniles de terror iniciada en 1992, sino un sofisticado juego, rebosante de espíritu metaficcional y sana autoironía, donde el propio Stine disfruta inventándose a sí mismo como supuesto monstruo social, estrella ególatra de segunda, aparente ogro y padre terrible." (Para quien querría celebrar Halloween en todo el año, Fotogramas). De este modo se puede ver con claridad que lo que para Jordi Costa es un valor, para otros críticos, como Roberto Morate es, como hemos reseñado antes, no sólo el enemigo principal de la película, sino el yo desatado y hedonista del autor, que quiere jugar un papel destacado entre sus criaturas.
Para J.M. Cuéllar "el problema es que la ejecución es muy básica pero salvable, mucho más cuando se cuenta con la participación de Jack Black, que siempre es interesante y aquí lo es más en una primera media hora donde aparece prometedor para luego quedarse a nivel de mar como toda la película en sí. Aún dejando alguna sonrisa, prevalece el mal mayor: unos monstruos de catálogo de todo a cien, poco creíbles y peor creados. (Crítica de "Pesadillas": Idea buena, monstruos malos. Diario ABC).
Las críticas se dividen, casi a partes iguales, entre quienes le dan la máxima puntuación y quienes la suspenden abiertamente. Entre los primeros se incluyen los dos críticos del diario 'El País', Javier Ocaña y Jordi Costa, (en esta ocasión para Fotogramas), y el crítico de 'The Hollywood Reporter'; entre los segundos José Manuel Cuellar del diario 'ABC' y Geoff Berkshire de Variety. La elección de Jack Black para presidir el reparto ha actuado como colchón salva-vidas.
Roberto Morate recurre a la figura del dopplegänger para visualizar el ejercicio de réplica que Rob Letterman hace en 'Pesadillas', en la que la historia e incluso la puesta en escena suenan a un eco que reproduce Circa 1995, Jumanji (Id 1995), uno de los primeros blockbusters digitales de nuestra era que utilizó un juego de mesa como generador de ficciones. "En esta ocasión, -advierte-, ya no es un tablero de juego el objeto analógico que atrapa a los adolescentes por su misterio, sino una serie de libros escritos por el famoso literato R.L.Stine, que encierran todos los monstruos imaginables del imaginario popular fantástico. En la suburbia de 2015, un libro escrito resulta tan anacrónico y sospechoso como un enigmático juego de mesa..." Un extraño juego de reflejos y apropiaciones (...) en el que la némesis es un muñeco ventriluoco toma la voz de Jack Black y que en realidad es "una encarnación ficticia en la pantalla del escritor R.L.Stine, que representa no sólo el enemigo principal de la película, sino el yo desatado y hedonista del autor." (Pesadillas. "Dopplegängers. Roberto Morate. Dirigido por..., enero 2016, pág. 14).
Javier Ocaña, tras expresar su nostalgia por el cine de aventuras para los adolescentes de la década de los ochenta y admitir que Rob Letterman, sin necesidad de reinventar nada, lo presenta de nuevo con cierta frescura, sostiene que: " La presentación de personajes, y la primera mitad en general, es incuestionable. La segunda, con la aventura a todo trapo y la salida de los mitos y monstruos del terror revividos, es algo más desigual, dependiendo de la personalidad de cada uno. Pero, con el muñeco ventrílocuo como inquietante tutor (Al morir la noche,siempre en la memoria), la película se configura como un estupendo entretenimiento para niños que no le hagan ascos a sus primeros miedos y para sus gamberros hermanos adolescentes." (Miedos y risas de ,los ochenta, Diario 'El País', 28 de enero de 2016).
Jordi Costa, tras lamentarse de tanta nostalgia ochentera ( a estas horas mangas verdes), que puede arruinar cualquier buena propuesta y empeñado en encajar los productos cinematográficos en un canon, alaba el proyecto de R.L. Stine, que se queja abiertamente de que lo relacionen con Stephen King, ya que ha logrado vender 400 millones de sus historias, por lo que el film de Letterman " no es sólo una adaptación/summa del imaginario de la serie de libros juveniles de terror iniciada en 1992, sino un sofisticado juego, rebosante de espíritu metaficcional y sana autoironía, donde el propio Stine disfruta inventándose a sí mismo como supuesto monstruo social, estrella ególatra de segunda, aparente ogro y padre terrible." (Para quien querría celebrar Halloween en todo el año, Fotogramas). De este modo se puede ver con claridad que lo que para Jordi Costa es un valor, para otros críticos, como Roberto Morate es, como hemos reseñado antes, no sólo el enemigo principal de la película, sino el yo desatado y hedonista del autor, que quiere jugar un papel destacado entre sus criaturas.
Para J.M. Cuéllar "el problema es que la ejecución es muy básica pero salvable, mucho más cuando se cuenta con la participación de Jack Black, que siempre es interesante y aquí lo es más en una primera media hora donde aparece prometedor para luego quedarse a nivel de mar como toda la película en sí. Aún dejando alguna sonrisa, prevalece el mal mayor: unos monstruos de catálogo de todo a cien, poco creíbles y peor creados. (Crítica de "Pesadillas": Idea buena, monstruos malos. Diario ABC).
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