Visión. Margarethe Von Trotta.






Ficha técnica, sinopsis, comentario, trailer (Pinchad aquí).

Comentario:

La cineasta Margarethe Von Trotta, integrada en movimientos feministas que tienen su origen en la década de los 70, decidió llevar a la gran pantalla a mujeres más o menos olvidadas, o que destacaron en su momento, objetivo que se materializó en títulos como Rosentrasse, Rosa Luxemburgo, Las hermanas alemanas, El honor perdido de Katharina Blum o Visión. Su último proyecto es rendir un homenaje a la filósofa Hannah Arendt. 

Sus personajes no son heroínas, sino mujeres con sus flaquezas que lograron abrirse camino en un mundo de hombres. Hildegard von Bingen era una visionaria conectada a la tierra, que como mujer y religiosa no podía expresarse públicamente, y sólo podía hacerlo como una vidente reconocida por el Papa. Sus visiones se encontraban en el umbral de lo consciente, en el dominio de la razón, guiadas por el objetivo de fundar su propio convento en Bingen, en el Rhin, en un cruce de caminos cerca del Arzobispado de Maguncia. Allí acudían peregrinos y comerciantes, que debían atravesar la zona y se beneficiaban de sus conocimientos de medicina. 

Von Trotta se interesa por esta vertiente científica de la religiosa, por su preocupación por el respeto de la naturaleza, la advertencia de la importancia de los elementos , y por su sensibilidad hacia la música, que ha dejado más de 90 canciones compuestas por ella. Pero también quería transmitir el respeto de la monja por la belleza, hasta el punto de que las mujeres de su congregación, en ciertos días de consagración, se envolvían en batas de seda blanca, se soltaban los cabellos y se adornaban con guirnaldas de flores y con joyas, hecho que contrastaba con la severidad y el enaltecimiento del dolor como forma de acercarse a Dios, propio de otros conventos de la orden. Esta actitud molestaba a las religiosas más conservadoras que advertían de que Paulo de Tarso no permitía a la mujer andar con la cabeza descubierta. 

Cine claramente militante, sin tapujos ni eufemismos, que puede ayudar a extender el conocimiento entre amplios sectores de la población de mujeres de la talla de Rosa Luxemburgo o Hannah Arendt, entre otras. Algunos realizadores masculinos, como Alejandro Amenabar en Ágora, o Ridley Scott, han contribuido a difundir la imagen de personajes como Hypatia de Alejandría o de Gertrude Bell, la diferencia está en que la alemana ha confeccionado su itinerario como cineasta-mujer en base a este objetivo. En un film de buena factura y magnificas texturas, dentro de un modo de representación convencional, en ningún momento idealiza a la mujer, sino que muestra sus debilidades, entre las que no está ausente la soberbia de considerarse un segundo Moises, la dureza e inclemencia, cuando expulsa a una joven novicia que ha quedado embarazada, lo que en aquellos momentos significaba la muerte, o el dudoso amor que siente por Richardis von Stade, la hija de su mecenas y protectora. Es acusada por algunas de sus compañeras de egoísta y ambiciosa y también sufre el rechazo de los religiosos, con los que se disputa las propiedades que les permitirán vivir en la meditación.




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