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Los lectores asiduos de nuestro blog conocen las líneas generales que me marqué cuando comencé a escribir en este sitio, que tenía precedentes en otros dos, uno didáctico acerca del Legado de Roma, una forma de favorecer el acceso al conocimiento de los alumnos de la historía que subyace en los texto clásicos que deben traducir y del legado de Roma a la cultura Occidental que los ilumina, la dominante en toda Europa y las dos Américas, (www.romaayeryhoy.com) y otro de formación en valores,(www.aliciantelespejo.com) cuyo objetivo era enseñar a los jóvenes a convivir en igualdad. Una cosa llevó a la otra, y el cine, que ya formaba parte de mi curriculum desdede 1987, cuando Jenaro Talens impulsó los estudios de Comunicación Audiovisual en Valencia, irrumpió en las aulas. Estas experiencias me animaron a crear www.cinelodeon.com, que primero se llamo www.cinemúsicarosalabrandero.com, un horrible y largo título con el que pretendía reforzar la imagen de mi implicación personal. Los objetivos eran claros: ni hundir ni promocionar películas, sino escudriñar en su contenido e intentar averiguar qué nos querían transmitir el guionista y el director, apoyado por todo su equipo, qué ideas promocionaba el subtexto, qué genero escogía el autor o autores para expresarse, que política seguían (si convertían el encuadre o el montaje en el sujeto de la enunciación), y si estaban dispuesto a arriesgarse a que los medios los destrozaran, haciendo avanzar los modos de representación y adecuándolos al tema que constituía el núcleo de su historia, teniendo siempre presente la libertad creativa de los realizadores, que pueden subvertir, equilibrar, desequilibrar, respetar estructuras clásicas o revolucionarlas, etc.

¿Por qué decimos ésto? Porque la película que tenemos delante no contine ningún elemento de los que constituyen la base de cualquier relato, escrito o audiovisual, sino que es un gran anuncio extendido 79 minutos en el tiempo, en el que participan estrellas del celuloide como Fionnula Flangan a Stephen Rea, y otros muchos de los que pululan por las series españolas, realizadas para las televisiones. La historia es mínima y los dos romances amorosos sólo contribuyen a ridiculizar un gran publireportaje sobre un restaurante exquisito de la Costa Brava, que no sabemos por qué razón, los dueños quieren vender y unos asiáticos, que parecen interesados en la compra, por razones todavía más crípticas, deciden no hacerlo. Si para algo sirve la película es para informar a la mayoría de un público que, afortunadamente la ha ignorado por completo, de lo que se pierden por no poseer la solvencia económica necesaria para disfrutar de estos parajes celestiales, cenar en un restaurante de lujo, con meses de espera para poder disfrutar de él una noche, decorado con el buen gusto minimalista de una burguesía teóricamente ilustrada, que por otro lado debe conformarse con la actuación de un grupo casposo de músicos, y no la exquisita banda de jazz que esperan, mostrando claramente los clichés que rigen su comportamiento y su escasez de ideas

No nos extrañe pues que tantas marcas de cerveza y otros productos, e instituciones catalanas hayan colaborado en la realización de este fiasco, que mantiene al espectador durante 79 minutos engañado, esperando que lo que está viendo se transforme en una película de verdad, con historia, una narración más o menos convencional, trabajo que Roger Gual cree que hace cuando introduce dos pinceladas de escarceos amorosos entre plato y plato de cocina vanguardista, en la que lo que más preocupa a los 'protagonistas' es la carta de vinos. Estos días el Videoclub de Ono incorpora esta película en su programación; quien esté interesado en valorar dónde quiere pasar unas vacaciones de alto standing quizás pueda aguantar hasta el final; si yo lo he logrado es manteniendo la misma postura del juez en 'Mentiroso compulsivo": "por morbosa curiosidad" de averiguar hasta dónde es capaz de llegar un joven realizador catalán que obtuvo un premio Goya  a la mejor dirección novel en 2002, y del Festival de Cine de Málaga por Smoking Room . Cómo ha conseguido reunir el dinero necesario para traer a este nutrido grupo de actores célebres y por qué ha aceptado dirigir este producto.

Pero, que nadie se llame a engaño, la película de Gual no tiene nada que ver con el cine experimental que pueda hacer Godard, cuando suprime el lenguaje, los personajes, o lo que estime más conveniente, para ilustrarnos sobre lo que subyace en el lenguaje audiovisual que muchos no han comprendido todavía.


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