Ventanas. Gordon Willis.





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Ficha técnica:

Título original: Windows.
País: Estados Unidos.
Año: 1980.
Duración: 89 minutos.

Dirección: Gordon Willis.
Guión: Barry Siegel.
Dirección de Fotografía: Gordon Willis.
Música. Compuesta y dirigida por Ennio Morricone.
Edición:  Barry Malkin.
Director artístico: Richard Fuhrman.
Decorador del set: Les Bloom.

Diseño de Vestuario: Clifford Capone.
Maquillaje: Irving Buchman,
Estilista de peluquería: Robert Grimaldi.

Productores: Michael Lobell.
Productor asociado: John Nicolella.
Diseño de producción: Mel Bourne.
Compañías. Productoras: United Artists, Michael Lobell Production.

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Intérpretes:

Talia Shire: Emily Hollander,
Joseph Cortese: Bob Luffrono,
Elizabeth Ashley: Andrea Glassen,
Kay Medford : Ida Marx,
Russell Horton: Steven,
Michael Lipton: Dr. Marin.
Ron Ryan: Detective Swid,
Linda Gillin: Mujer policía,
Rick Pertrucelli: Obecny


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Sinopsis:

Gordon Willis, director de fotografía de la trilogía de 'El Padrino' y de 'Manhattan' o 'Annie Hall de Woodie Allen rodó esta película protagonizada por Talia Shire (Rocky) y Elizabeth Ashley sobre una mujer que sufre el acoso de una vecina obsesionada. Ambas habitan en una de esas casas de ladrillo rojo y unas pequeñas escalares con barandillas típicas del barrio de trabajadores, hoy en proceso de gentrificación de Brooklyn.


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Comentario:

Ventanas es la única película que cuenta en el haber de un director de fotografía célebre, Gordon Willis, que fue seleccionado en diversas ocasiones por directores que gozaban de gran predicamento ante su público, entre los que se encuentra Woody Allen , (Manhattan, Zelig o La rosa púrpura del Cairo), Francis Ford Coppola (El Padrino), o Alan J.Pakula (Klute, Todos los hombres del presidente). En esta aventura detrás de las cámaras le acompañó Ennio Morricone, que compuso y dirigió un score discreto para la oscura película, en la forma y en el fondo, de Willis, con un guión de Barry Siegel. Las críticas negativas y la propia convicción del autor, que asumió también la dirección de fotografía, lo apartaron definitivamente de las cámaras como director.

No obstante, como ocurre con demasiada frecuencia, no ha faltado quien ha considerado, tiempo después, la película de Willis, interpretada por  Talia Shire y Elizabeth Ashley,  como un tributo a la temática lesbiana, una interpretación un tanto exagerada. Willis no ha sabido captar la tensión, la pasión desenfrenada que se supone que siente Andrea por Emily, un sentimiento que la arrastra a traspasar la línea del respeto a la vida humana y la convierte en una mujer obsesiva capaz de matar y de vigilar de forma obsesiva a su vecina. La primera secuencia en la que se plantea el tema y se presenta a los personajes contiene alguna imagen que levanta unas expectativas que pronto se verán frustradas. Otras cuestiones, como la reciente separación de Emily de su marido, a los que se ve abandonando su lugar de trabajo por un túnel iluminado de forma extraña, el amago de violación en un piso humilde de un barrio de Brooklyn todavía no gentrificado, o la tartamudez de la protagonista que puede ser interpretada como consecuencia de algún trauma  que exigía tratamiento y llenaba sus estanterías de libros de autoayuda y presagiaban una historia compleja y negra, no tardará en evaporarse y diluirse en la nada..

Quien fuera un magnífico director de fotografía no supo hilar una buena historia al dirigir su propia cámara con el objetivo de ser él quien contaba, a pesar de tener un buen guionista y dominar a la perfección su oficio, unas circunstancias que evidencian el papel decisivo que juega quien esta al frente del equipo, su director, y que en realidad es el único capaz de aportar una visión personal a la obra o fracasar en el intento. No obstante, algún detalle que puede haber pasado desapercibido es para nosotros de vital importancia, una crónica de la década de los 80, en la que Brooklyn Heights era todavía un barrio inseguro accesible a la clase trabajadora. A pesar de que la sinopsis (con frecuencia nos sorprenden estos resúmenes que distorsionan el relato y que ignoramos quién es el encargado de redactarlos) afirma que las dos mujeres vivían en un barrio aristocrático, una afirmación exagerada que desmienten las imágenes del interior del apartamento de Emily, en uno de los típicos brownstones, características casas adosadas de estilo federal, revestidas de arenisca marrón-rojiza y clásicas escaleras en la entrada, no sólo en el que fuera el barrio más elegante lejos del centro de New York, lo que no equivale a decir que fuera un barrio aristocrático.Tanto es así,que cuando la mujer se siente amenazada busca un piso en un bloque moderno de viviendas justo al otro lado del famoso puente, que se refleja en su ventana desde perspectivas opuestas, desde dentro y desde fuera, mostrando los dos límites de la construcción que dan acceso al mundo de los negocios o al asentamiento de los trabajadores, mejor o peor situados en el mundo laboral y en el espacio urbanístico.



Inolvidables imágenes de 'Haz lo que debas de Spike Lee un terrible día de verano en Brooklyn en el sector afroamericano.
Barrio Bedford-Stuyvesant de Brooklyn que ha protagonizado las películas de Spike Lee y contra cuya gentrificación  e invasión de los burgueses blancos  de este territorio  ocupado por afroamericanos,  lucha abiertamente Spike lee.

Radio Raheem

Brownstone del film  de Fincher

Brownstone


Brooklyn es un distrito con muchos barrios, unos más  habitables que otros, y se pueden ver en él desde  brownstones como el que protagoniza 'La habitación del pánico'  de  David  Fincher hasta los projects que ocupan hoy los afroamericanos, pero es evidente que la protagonista de este film, que tiene un modesto empleo y vive en una casa humilde, cuyas puertas, el elemento más visible, presentan varias capas de pintura marrón oscura, mal aplicada por sus inquilinos, que vive con la única compañía de su  gato  no pertenece al primer grupo. Su acosadora vive en una casa simplemente más acogedora, pero nada aristocrática.




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