La vida de Brian. Monty Python.. Terry Jones.
Título original: Life of Brian.
País: Reino Unido.
Año: 1979
Duración: 93 minutos.
Dirección: Terry Jones..
Guión: Graham Chapman, Terry Jones, Eric Idle, John Cleese,, Terri Gilliam, Terry Jones, Michael Palin
Dirección de Fotografía: Peter Biziou.
Operador de cámara: John Stanier.
Música: Geoffrey Burgon; dirigida por Marcus Dods; canciones: Brian de Michael Palin ; Bright Side of Life, con música de Eric Idle
Edición: Julian Boyle
Director artístico: Roger Christian. Departamento de arte: asistente directores: John Beard; attrezistas: Petyer Dunlop, Hassine Soufi; managers de construcción: John Patterson, Lofti Layourni, Hassin Soufi.
Diseño y animación: Terry Gilliam.
Ayudantes de dirección: Jonathan Benson, Matthew Binns, Mel Vin Lid.
Diseño de maquillaje y peluquería: Maggie Weston. Susan Frear, Kentas Nrine, Diana Webber, Fatma Jaziri, Faouzia Choura.
Diseño de Vestuario: Hazel Pethig y Charles Knode.
Departamento de vestuario: Nick EDH/BUJ. Pierce/ Sub Cable/ Zouleihaktari, Leila Turki.
Productor: John Goldstone
Productores ejecutivos: George Harrison y Denis O'Brien.
Productor asociado: Timothy Hampton
Compañías: Hand Made Films.
Michael Paliin: Segundo Rey Mago, Narizotas, Pilatos, Profeta aburrido.
Terry Jones: Piandy, Simon, Bob Hoskins, Madre de Brian.
Eric Iddle: Stan, Harry el regateador, Mr. Bromista, ayudante del carcelero, Mr. Frisbee III.
Terry Gilliam: Carcelero, profeta del Apocalipsis.
John Cleese: Reg, Tercer Rey Mago, Oficial de lapidaciones y Centurión,
Grahan Chapman: Brian, Primer Rey Mago, Pijus Magnificus.
Sinopsis:
Brian nace en un pesebre de Belén el mismo día que Jesucristo. Un cúmulo de desgraciados y tronchantes equívocos le harán llevar una vida paralela a la del verdadero hijo de Dios. Sus pocas luces y el ambiente de decadencia y caos absoluto en que se halla sumergida Galilea de aquellos días, le harán vivir en manos de su madre, de una feminista revolucionaria y del mismísimo Poncio Pilatos, su propia versión del calvario.
Considerado la quintaesencia de la demencia Python, La vida de Brian es una odisea por la Judea contemporánea de cristo, vista a través del pobre Brian, un falso mesías con algún que otro cromosoma defectuoso. No faltan alusiones al futuro a través de la presencia de una nave alienígena que también rapta al pobre Brian.
Comentario:
Desde que se apagan las luces o se pone en marcha el aparato reproductor de DVD o Blu-ray se hace evidente que los Monty Python, un fenómeno cultural excepcional, están dispuestos a romper con todo. Si estamos en casa ante el televisor y ponemos en marcha el disco lo primero que aparece en la pantalla es una pintura de un paisaje y en el horizonte tres elefantes que portan a sus pasajeros que siguen una estrella rutilante, junto a la cual comienza a aparecer una leyenda: "Año 0. Tres Reyes Magos...son guiados por una estrella...Bueno, nunca se me dio bien la Historia." Mientras, entra y sale en campo una nave espacial, por muy extraño que parezca. Más adelante se confirmará al público que no ha sido una alucinación. Tras estas imágenes que sitúan a los espectadores en el espacio temporal adecuado aparece la pantalla con las etiquetas que nos permiten entrar en el contenido, y tras el logo de Manga Films y de la compañía productora, Hand Made Films una secuencia, previa a los títulos de crédito, muy bizarra en la que los tres magos se dirigen por error a casa del Mesias laico, (una escena que demuestra que ni siquiera en el nacimiento ni en la muerte los hombres somos iguales, ya que mientras la choza de Brian es abigarrada y maloliente, el portal de Belén brilla con una luz sobrenatural) y entran en una 'humilde morada en la que uno de los Monty Phython, Terry Jones,representa el papel de madre, una mujer que se prostituye con los romanos, y recibe escéptica a unos astrólogos de Oriente que afirman que vienen de lejanos lugares a adorar a su hijo, algo que no convence a tan prosaica e ignorante mujer. Tras esta secuencia comienzan los títulos de crédito, más artísticos que prácticos y utilitarios, en los que Terri Gilliam crea una marca de estilo para el grupo.
Cuando el film echa a andar presenciamos una de las películas más anárquicas y demoledoras, no sólo contra los políticos y los activistas, sino contra la Iglesia, contra la plebe, contra los ignorantes (los Monty Phytons son universitarios e introducen dos secuencias en las que usan la lengua latina,absolutamente oscuras para quien no conoce el legado de Roma, con fuerte presencia académica en la Gran Bretaña). Una de las secuencias más abracadabrantes es precisamente la que ha elegido un político español para atacar al parlamento, aunque ignoramos si ha querido identificarse con Brian, un judío de padre romano (Pijus Magníficus), con los activistas o los disidentes del grupo (Frente Popular de Judea, Frente Judaico Popular, la Unión Popular, que ahora es uno solo...). En esta secuencia uno de los grupos caracterizados por su tendencia al parlamentarismo ( es decir a hablar, hablar y no resolver nada), inicia un debate impulsado por el deseo de uno de ellos de ser madre; cuando sus compañeros le recuerdan que no tiene matriz los llama opresores, y para lograr la paz se acuerda convertir su deseo de ser madre en un símbolo de su lucha contra la opresión, aunque uno de ellos le recuerda que en realidad es un símbolo de su lucha contra la realidad. Pero los Monty Python no acaban aquí, ni siquiera ridiculizando a aquellos que se han quedado solos en un grupo que se llama Unión..., e incluso con los más radicales, el pelotón suicida, que llegan a los pies de los crucificados en el calvario y se suicidan, dejando a los desgraciados en la cruz, cantando una canción conformista, Bright Side of Life . No dejan que se vayan de rositas los hombres de orden, los grupos terroristas, que cada cual identifica con quien le parece, o las masas asalvajadas que niegan los beneficios de la romanización (el agua, el vino, la educación, las calzadas, los acueductos, el orden público... y, en definitiva, todo lo que les permite vivir como personas y no como animales).
Tampoco se salvan los dominadores romanos, los mansos o pobres de espíritu que heredarán la tierra, el propio sermón de la montaña, que puede hacerse extensible a cualquier arenga militar, en la que, un hombre o mujer de los siglos XX o XXI se pregunta cómo podían escuchar al líder los asistentes situados más allá de la segunda o tercer fila, y que en el film protagonizan una secuencia de lo más corriente en la vida diaria. Los funcionarios amables que te mandan a la crucifixión, el espabilado que siempre se salva, y algunas costumbres arcaicas como el regateo, la lapidación, a la que sólo van mujeres que lo tienen sin embargo prohibido, los oradores que lanzan sus discursos a quien quiere escucharles en el 'Speaker's Corner del Hyd Park de Londres, mezclando con su ojo crítico tics que los pueblos mantienen a lo largo de los tiempos, unos más antiguas que otros. La fe también es objeto de su ironía. Los fieles de cualquier religión convierten en señal de salvación, en dogma, cualquier insignificancia de la vida del líder y la repiten en sus rituales vacías de contenido. Ni el propio dios redivido podría hacerles cambiar de opinión. Muchos se sintieron ofendidos porque Brian, el mesías laico, sigue un camino paralelo e idéntico al de Jesús de Nazaret, desde la cuna a la cruz, lo que incluye el juicio de Pilatos, el via crucis y la crucifixión en el calvario, algo que por otra parte debía ser bastante habitual en la Roma Antica y sus provincias, aunque hay que reconocer que hacen alusiones directas (sermón de la montaña, parábolas que invitan al hombre a vivir la vida libre e independiente como los pájaros, sin convertirse en esclavos de la avaricia...) Aunque hay que advertir que no dejan ningún resquicio a una idea más o menos moralizante, mostrando interés casi en exclusiva por la provocación, algo que caracterizó a los jóvenes que venían de la revolución del 69 y que habían crecido, como los miembros del grupo indican en 'Almost The Truth', el documental dirigido por Bill Jones, Alan G. Parker, Ben Timlett. (2009). Algunos gags como el del hombre lapidado por decirle a su mujer que la cena que ha hecho es digna de Jehová, (se supone que lo denuncia la misma mujer), no han sido igualadas a lo largo de la historia del cine, y muy reproducida por los espectadores cuando se les pone entre la espada y la pared.
Un film inolvidable, lo mejor que han hecho los Monty Phythons y que, aquellos que han tenido la suerte de disfrutar de él recuerdan y conocen de memoria cada uno de sus gags, y que nos recuerda que políticos de toda clase, funcionarios, soldados, etc., salen de las filas de los que algunos demagógicamente llaman 'la gente' y que los romanos denominaban la 'plebe', que siempre mostrará su cara desagradecida a quien espera algo más de ella, sin percatarse de que los individuos que la forman no son una masa amorfa y uniforme, sino viva y compuesta por personas de diferente ideología, clase y condición que no pueden reaccionar unánimemente. Los científicos hablan ahora de que la ideología está en los genes, como el color de los ojos, pero una se hace entonces una pregunta ¿qué pasa con los que nunca saben a quien votar y al final se quedan en casa? ¿No tienen ideología?
Todos debemos estar agradecidos a la crítica y autocrítica más sana y divertida que se ha hecho en la historia del cine y que no deja que nada ni nadie escape de su foco. Se ha dicho que se censuraron casi treinta minutos, aunque las razones no son muy convincentes. hacer el saludo romano en Roma no tenía el mismo significado que ahora. Una película que aconsejo a todos los que todavía no la han visto, y que la vean repetidas veces para no enfadarse, porque en algún momento se verán retratados, como todos los demás, ya se sientan políticos, apolíticos, activistas, fieles a una religión, imperialistas o nacionalistas, masa o individuo.
Cuando el film echa a andar presenciamos una de las películas más anárquicas y demoledoras, no sólo contra los políticos y los activistas, sino contra la Iglesia, contra la plebe, contra los ignorantes (los Monty Phytons son universitarios e introducen dos secuencias en las que usan la lengua latina,absolutamente oscuras para quien no conoce el legado de Roma, con fuerte presencia académica en la Gran Bretaña). Una de las secuencias más abracadabrantes es precisamente la que ha elegido un político español para atacar al parlamento, aunque ignoramos si ha querido identificarse con Brian, un judío de padre romano (Pijus Magníficus), con los activistas o los disidentes del grupo (Frente Popular de Judea, Frente Judaico Popular, la Unión Popular, que ahora es uno solo...). En esta secuencia uno de los grupos caracterizados por su tendencia al parlamentarismo ( es decir a hablar, hablar y no resolver nada), inicia un debate impulsado por el deseo de uno de ellos de ser madre; cuando sus compañeros le recuerdan que no tiene matriz los llama opresores, y para lograr la paz se acuerda convertir su deseo de ser madre en un símbolo de su lucha contra la opresión, aunque uno de ellos le recuerda que en realidad es un símbolo de su lucha contra la realidad. Pero los Monty Python no acaban aquí, ni siquiera ridiculizando a aquellos que se han quedado solos en un grupo que se llama Unión..., e incluso con los más radicales, el pelotón suicida, que llegan a los pies de los crucificados en el calvario y se suicidan, dejando a los desgraciados en la cruz, cantando una canción conformista, Bright Side of Life . No dejan que se vayan de rositas los hombres de orden, los grupos terroristas, que cada cual identifica con quien le parece, o las masas asalvajadas que niegan los beneficios de la romanización (el agua, el vino, la educación, las calzadas, los acueductos, el orden público... y, en definitiva, todo lo que les permite vivir como personas y no como animales).
Tampoco se salvan los dominadores romanos, los mansos o pobres de espíritu que heredarán la tierra, el propio sermón de la montaña, que puede hacerse extensible a cualquier arenga militar, en la que, un hombre o mujer de los siglos XX o XXI se pregunta cómo podían escuchar al líder los asistentes situados más allá de la segunda o tercer fila, y que en el film protagonizan una secuencia de lo más corriente en la vida diaria. Los funcionarios amables que te mandan a la crucifixión, el espabilado que siempre se salva, y algunas costumbres arcaicas como el regateo, la lapidación, a la que sólo van mujeres que lo tienen sin embargo prohibido, los oradores que lanzan sus discursos a quien quiere escucharles en el 'Speaker's Corner del Hyd Park de Londres, mezclando con su ojo crítico tics que los pueblos mantienen a lo largo de los tiempos, unos más antiguas que otros. La fe también es objeto de su ironía. Los fieles de cualquier religión convierten en señal de salvación, en dogma, cualquier insignificancia de la vida del líder y la repiten en sus rituales vacías de contenido. Ni el propio dios redivido podría hacerles cambiar de opinión. Muchos se sintieron ofendidos porque Brian, el mesías laico, sigue un camino paralelo e idéntico al de Jesús de Nazaret, desde la cuna a la cruz, lo que incluye el juicio de Pilatos, el via crucis y la crucifixión en el calvario, algo que por otra parte debía ser bastante habitual en la Roma Antica y sus provincias, aunque hay que reconocer que hacen alusiones directas (sermón de la montaña, parábolas que invitan al hombre a vivir la vida libre e independiente como los pájaros, sin convertirse en esclavos de la avaricia...) Aunque hay que advertir que no dejan ningún resquicio a una idea más o menos moralizante, mostrando interés casi en exclusiva por la provocación, algo que caracterizó a los jóvenes que venían de la revolución del 69 y que habían crecido, como los miembros del grupo indican en 'Almost The Truth', el documental dirigido por Bill Jones, Alan G. Parker, Ben Timlett. (2009). Algunos gags como el del hombre lapidado por decirle a su mujer que la cena que ha hecho es digna de Jehová, (se supone que lo denuncia la misma mujer), no han sido igualadas a lo largo de la historia del cine, y muy reproducida por los espectadores cuando se les pone entre la espada y la pared.
Un film inolvidable, lo mejor que han hecho los Monty Phythons y que, aquellos que han tenido la suerte de disfrutar de él recuerdan y conocen de memoria cada uno de sus gags, y que nos recuerda que políticos de toda clase, funcionarios, soldados, etc., salen de las filas de los que algunos demagógicamente llaman 'la gente' y que los romanos denominaban la 'plebe', que siempre mostrará su cara desagradecida a quien espera algo más de ella, sin percatarse de que los individuos que la forman no son una masa amorfa y uniforme, sino viva y compuesta por personas de diferente ideología, clase y condición que no pueden reaccionar unánimemente. Los científicos hablan ahora de que la ideología está en los genes, como el color de los ojos, pero una se hace entonces una pregunta ¿qué pasa con los que nunca saben a quien votar y al final se quedan en casa? ¿No tienen ideología?
Todos debemos estar agradecidos a la crítica y autocrítica más sana y divertida que se ha hecho en la historia del cine y que no deja que nada ni nadie escape de su foco. Se ha dicho que se censuraron casi treinta minutos, aunque las razones no son muy convincentes. hacer el saludo romano en Roma no tenía el mismo significado que ahora. Una película que aconsejo a todos los que todavía no la han visto, y que la vean repetidas veces para no enfadarse, porque en algún momento se verán retratados, como todos los demás, ya se sientan políticos, apolíticos, activistas, fieles a una religión, imperialistas o nacionalistas, masa o individuo.
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