O los tres o ninguno. Kheiron
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Ficha técnica:
Título original: Nous trois ou rien.
País: Francia.
Año: 2015.
Duración: 102 minutos.
Dirección: Kheiron.
Guión: Kheiron.
Casting: Richard Rousseau.
Dirección de Fotografía: Jean-Francois Hensgens.
Música:
Edición: Anny Danche.
Diseño de Vestuario: Karen Muller-Serreau.
Diseño de producción: Stanislas Reydellet.
Compañías. Productoras: Adama Fotos, Gaumont M6.
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Intérpretes:
Kheiron: Hibat,
Leila Bekthi : Fereshteh,
Gérard Darmon :El padre,
Zabou Breitman : La madre,
Alexandre Astier : El Shah,
Kyan Khojandi : Barbe .
Sinopsis:
Kheiron ha cautivado ya a más de 600.000 espectadores en Francia gracias a esta película, un homenaje a la historia real de sus propios padres, que tuvieron que huir de Irán para refugiarse en Francia. Un viaje que cambió a su familia para siempre. 'O los tres o ninguno' cuenta la historia de un joven nacido en una pequeña aldea del sur de Irán cuyos padres, Hibat y Fereshteh, son dos jóvenes de optimismo irreductible. Y lo hace a través de una comedia con aires de cuento universal, que aborda temas como el amor familiar, la entrega y el ideal de vida en común. La película está protagonizada por el propio director, Leila Bekhti, Gérard Darmon, Zabou Breitman y Alexandre Astier.
Críticas y comentario:
Jordan Mintzer aporta una visión acertada de esta historia: "Keiron vuelve la cámara hacia sus propios orígenes que inspiran 'O los tres o ninguno' (Trois nous on rien), una comedia dramática de familia, hábilmente manejada que recurre a las raíces del actor y director en los calurosos días de la dictadura iraní y en los suburbios no viables de París, más prometedora en su angustiosa, y a veces hilarante primera parte, que en su conclusión poco dramática ..." ( Revisión de la película. The Hollywood Reporter, 10 de Noviembre de 2015).
Kheirón, nacido en Irán, de apellido Tabib, criado en Francia, y muy conocido localmente a causa de una serie de apariciones en TV, cuenta la historia de su padre, Hibat, (interpretado por el director) y la madre, Fereshteh (Leila Bekhti), dos tortolitos obligados a huir de su tierra natal, después de los tumultuosos acontecimientos de la revolución iraní, y que, tras llegar a Francia, se instalaron en el barrio de la Banlieu de París de Pierrefitte-sur-Seine.
La película incluye la revelación de cómo el padre, criado humildemente, era un ferviente opositor del Sha (cómic frances Alexandre Astier), uniéndose a una resistencia comunista que lo lleva a la cárcel durante más de siete años; liberado en la época del levantamiento de 1979 en Irán. pronto se enamora de una enfermera testaruda, Fereshteh, pero su luna de miel fue interrumpida por el ascenso de la dictadura islamista bajo el ayatolá Jomeini. Una historia dramática narrada, según Mintzer, y resuelta al modo de una comedia de situación a la americana, sin traicionar su espíritu rebelde (opus cit.). Un film, entre otros muchos, realizados por hombres y mujeres, ciudadanos de oriente próximo y lejano, a los que conviene escuchar, y que se han expresado en películas que introducen al espectador en la vida cotidiana de los ciudadanos (término que preferimos al de gente, porque gente hay de muchas clases, incluidos los llamados señores de la guerra), como hizo Marjana Satrapi en colaboración con Vicent Paronnaud (2007), una adaptación del libro de la mujer, publicado el año 2000; Buda explotó por vergüenza (2007), un film realizado por otra mujer, Ana Makhmalbaf, que fue trabajado con alumnos de bachillerato; Los caballos de Dios (2012) de Näbyl Ayouch, sobre el adiestramiento de los islamistas radicales en Marruecos... Oír la voz de los protagonistas es una forma de mostrar humildad, por parte de los occidentales, y eso lo sabe el pueblo español que sufrió una larga dictadura sin que nadie lo apoyara desde fuera del país.
La segunda parte nos muestra a la pareja estudiando, trabajando duro y participando activamente en manifestaciones anti-Jomeini, en un barrio multirracial al Norte de París. Es precisamente esta parte que muchos consideran una carta de amor a los padres, escasamente dramática, que obvia los enfrentamientos que se producen en estos barrios entre los grupos étnicos y el crimen organizado, en la que decae el relato, que solo logra salvarse del desastre gracias a un buen montaje.
Nando Salvá realiza un análisis muy parecido al de Mintzer: " La película resulta más convincente en su primera parte, que echa mano del humor negro para hablar de represión política, que en una segunda mitad demasiado blanda a la hora de retratar un proceso de asimilación cultural, y en ambas Kheiron cae a menudo en un sentimentalismo algo torpe. No obstante, convence por su forma de contemplar de cara situaciones de peligro y emociones como la rabia riéndose de ellas. Y, en todo caso, resulta especialmente pertinente una película que deja clara la contribución que los inmigrantes pueden ofrecer a sus países de acogida." ('O los tres o ninguno': Humor como antídoto. Diario 'El Periódico'. 22 de marzo de 2016).
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