Siete psicópatas. Martin McDonagh.
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Ficha técnica:
Título original: Seven Psycophats.
País: Reino Unido.
Año: 3012.
Duración: 109 minutos.
Dirección: Martin McDonagh.
Guión: Martin McDonagh.
Casting: Sarah Finn.
Dirección de Fotografía: Ben Davis, b.s.c.
Música: Carter Burwell.
Edición: Lisa Gunning.
Dirección artística: John Dexter.
Decorador del set: Sandy Reynolds-Wasco.
Diseño de Vestuario: Karen Patch.
Maquillaje especial: Jaremy Aiello.
Diseño de maquillaje : Jenny Flowers.
Productores: Graham Broadbent, Pete Czernin, Tessa Ross.
Co-productores: Betsy Danbury, Sarah Harvey.
Productor ejecutivo: Tessa Ross.
Diseño de producción: David Wasco.
Compañías. Productoras: BFI. Film4, Hawai Films, Bluepri NT Pictures Distribuidora: Vértigo.
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Intérpretes:
Psicópatas:
- Olga Kulilenko: Angela,
- Christopher Walken: Hans,
- Collin Farrell: Marty,
- Sam Rockwell: Billy,
- Abbie Cornish: Kaya,
- Tom Waits: Zachariah,
- Woody Harrelson: Charlie.
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Sinopsis:
Marty, un escritor que no llega a fin de mes, sueña con terminar su guión de Siete psicópatas. Billy es el mejor amigo de Marty, un actor sin empleo y ladrón de perros a tiempo parcial, que quiere ayudar a Marty por cualquier medio.
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Críticas:
El film de Martin McDonagh no tiene una sola mala crítica, sólo alguna matizada. Todas ellas se centran en el subtexto, en la búsqueda por parte de Martin McDonagh de un modo alternativo de abordar el thriller policíaco y en especial las películas que giran en torno a los psicópatas, esos individuos que asesinan sin piedad pero cuyo comportamiento apenas se diferencia del de lo que se considera un hombre normal. Un ejercicio de metacine, de buscar formas diferentes de diseñar los personajes, plantear los conflictos y resolverlos de cualquier otra manera. Pronto se verá que el chantaje, la maldad y la muerte son constantes tan universales como el amor, tóxico y perverso o romántico a la última usanza y muy difícil de orillar por el género. En el fondo todo se resuelve en la lucha de los hombres por el poder, que lleva implícito el desempoderamiento de quienes tienen la desgracia de estar en el lugar equivocado.
Jordi Costa valora que la película es, en efecto, un divertimento que gira en torno a la forma de hacer y que intenta librarse del corsé que impuso al género Quentin Tarantino: " Al igual que ocurría con su ópera prima, Siete psicópatas corre el riesgo de ser confundida como una fastidiosa derivación tarantinófila al modo de Amor del calibre 45 (1994), de C. M. Talkington, o Sin salida (1996), de Matthew Bright, cuando, en realidad, se trata de algo bastante más sutil y complejo. Si Escondidos en Brujas invitaba a pensar en Beckett y Pinter, Siete psicópatas sugiere una mirada sobre lo tarantiniano afín al posmodernismo lúdico de Charlie Kaufman (...) La zarandeada identidad de Siete psicópatas es, pues, el centro del espectáculo: una película que cuestiona la indefinición de sus personajes femeninos, su verosimilitud, sus formas de expresar la violencia… mientras Christopher Walken, Tom Waits y Harry Dean Stanton inmortalizan momentos en un extraño lugar donde el humor negro, el dolor existencial, la melancolía y el crepúsculo de los géneros se mezclan en eficaz armonía. (En un lugar ( poco ) solitario. Diario 'El País', 22 de febrero de 2013).
Natalia Trzenko cree que "nada en el desarrollo fracturado cronológicamente y atropellado narrativamente de este film de Martin McDonagh, director de la notable Escondidos en Brujas, es particularmente original. Con algunos pasajes que la acercan al cine de Quentin Tarantino y personajes que son puro artificio sin carnadura real o humana, la película podría ser una parodia de cierto cine inaugurado por Pulp Fiction . Si no llega a serlo es gracias a un sano nivel de autoconsciencia y autorreferencialidad que vuelve todo bastante más entretenido a medida que avanza la historia. Que es esencialmente un policial maníaco en el que Marty (Colin Farrell), un escritor irlandés más aficionado a la botella que a las letras, busca inspiración para un guión del que sólo tiene el título, Siete psicópatas , y la intención de que sea una película sobre asesinos violentos que predique un mensaje no violento. " (Comedia al borde de la locura. La Nación, 29 de Noviembre de 2012).
Natalia Trzenko cree que "nada en el desarrollo fracturado cronológicamente y atropellado narrativamente de este film de Martin McDonagh, director de la notable Escondidos en Brujas, es particularmente original. Con algunos pasajes que la acercan al cine de Quentin Tarantino y personajes que son puro artificio sin carnadura real o humana, la película podría ser una parodia de cierto cine inaugurado por Pulp Fiction . Si no llega a serlo es gracias a un sano nivel de autoconsciencia y autorreferencialidad que vuelve todo bastante más entretenido a medida que avanza la historia. Que es esencialmente un policial maníaco en el que Marty (Colin Farrell), un escritor irlandés más aficionado a la botella que a las letras, busca inspiración para un guión del que sólo tiene el título, Siete psicópatas , y la intención de que sea una película sobre asesinos violentos que predique un mensaje no violento. " (Comedia al borde de la locura. La Nación, 29 de Noviembre de 2012).
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Comentario:
Un guionista en busca de una historia y sus personajes, un joven, interpretado por Collin Farrell. Harto de las arquetípicas películas de psicópatas hollywoodienses, quiere escribir un thriller policial lleno de tipos con pistolas en la mano, cuyo climax final sea un monólogo sobre la paz, de inspiración budista y no un tiroteo. Con este objetivo se rodea de dos socios bizarros y abracadabrantes e insólitos, que han llegado hasta él después de cometer más de un asesinato, movidos por la venganza o por un vocación particular de justicia, a los que se enfrenta un 'villano' más violento todavía, si esto es posible, interpretado por Woody Harrelson, que sólo siente empatía por su perro. La historia irá derivando por caminos cada vez más rocambolesco, con propuestas de matar a los capos del sindicato del crimen y los yacuza.
Nadie queda a salvo de la mirada irónica y cáustica de dos de sus protagonistas, Hans, interpretado por Christopher Walken, y Marty, por Collin Farrell, que tras escuchar de su compañero el desarrollo de una historia bizarra de venganza, odio y muerte en un cementerio, que concluye con un llamamiento a la paz, bromean sobre la imposibilidad de que una cabeza explote de verdad cuando le disparan, (imágenes muy repetidas en las películas del género), y entre risas y bromas afirman que la idea los ha convencido, los ha atrapado, y los personajes están perfectamente diseñados. Una crítica de manual que no se ajusta a la locura que ha propuesto Billy (Sam Roskwell).
El cine se toma a broma a sí mismo, algo que no está mal, y nos da la oportunidad de observar a psicópatas masculinos y femeninos, que disparan sin que les tiemble el pulso, pero pueden morir por un perrito de compañía, una debilidad que los vengadores sabrán aprovechar. Un film ante el que algunos disfrutarán y otros se sentirán defraudados.
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