El doble del diablo. Comentario.







Cartel, ficha técnica, crítica, trailer (Pinchad aquí).



Crítica:



Lee Tamahori, un director neozelandés afincado en Estados Unidos,comenzó su carrera en la televisión y más tarde  dirigió películas bélicas y de acción, como ésta que comentamos ahora y otras anteriores, entre las que se encuentran Once Were Warriors (1994), Mullholand Falls (1996), Die Another Day (2002), XXX: Estate of the Union (2005) y Next (2007). Siempre es muy difícil juzgar quién mueve los hilos en cualquier país, incluido el propio, especialmente cuando sus habitantes carecen de libertades, como ocurrió con nosotros, especialmente si la caída del tirano va acompañada de un periodo de anarquía que ya dura demasiado. Lee Tamahori realiza su película bajo la égida de los Estados Unidos, aunque elige un elenco de actores, en su mayoría, norteafricanos o de fisonomía norteafricana, lo que no favorece la veracidad, sino tan sólo la posible aprehensión de la verosimilitud de lo que cuenta. Se habló mucho, tras la ejecución del dictador, del lujo que envolvía la familia, y de eso va el film: sibaritismo al que suma la crueldad de un régimen laico que construyó un país moderno como muestran las imágenes, pero que no admitía la disidencia y que permitió que su familia hiciera exhibición de sus excesos y prepotencia, como verdaderos vástagos de un sátrapa.

Uday Sadam Hussein, el hijo perverso de Sadam, superviviente de un atentado a manos de Latif, al menos en la ficción, fue de hecho  asesinado por las tropas americanas en 2003, abandonado, hacía ya tiempo, por su guardia de corps, como ha ocurrido en otras ocasiones con los tiranos, emulando los hechos,al parecer históricos, que rodearon la muerte de Cómodo, el hijo dictador y violento del emperador-filósofo, Marco Aurelio, que representa Ridley Scott en Gladiator. Parece evidente, y especialmente cuando es narrado por quien es arte y parte en esta historia y militó en el bando contrario de Sadam Husseim, que el país había alcanzado un alto grado de desarrollo y que, al menos las clases altas, gozaban de grandes libertades, mientras su pueblo permanecía sumido en la pobreza, la ignorancia y acorralado por la injusticia y la opresión, circunstancias que no parecen incompatibles yque provocaron ya inmolaciones de adolescentes, no tan brutales como las de ahora. El resto ya es historia afirma una leyenda final, una historia que nos demuestra que estábamos equivocados quienes pensábamos que un retroceso de tal magnitud en el desarrollo económico y social de un pueblo, que lo llevara de nuevo a la edad media, tanto en lo económico y social, como en lo político, era imposible. La evolución de algunos estados del Norte de África, no todos islámicos, nos está demostrando que no lo es, y que la intransigencia nos puede llevar a todos al mismo lugar. Latif, el doble de Uday, el que organizó un complot contra el hijo del dictador parece que está en un país europeo, en el que alguien lo ha visto, aunque probablemente esté escondido tras una nueva identidad.

Un film interesante que permite a Dominic Cooper (Mamma Mia, Lincoln, Cazavampiros, y ahora en Warcraft)lucirse por partida doble: como Uday y como Latif. Y lo cierto es que sale bastante bien parado, aunque sea protagonizando un un buen producto de entretenimiento construido alrededor de un insólito y atrayente hecho real, como define el film Aurélien Le Genissel. La prensa habló mucho de los lujos de todo tipo (alcohol, drogas, mujeres, griferías de oro y dobles), pero pocos sabrán si toda esta literatura pertenecía a la ficción propagandística o a la realidad, especialmente tras el hecho que convierte a Latif en un héroe a la antigua usanza, un predecesor de los actuales luchadores.

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