Romance en Tokio. Stefan Liberski.






Ficha técnica:

Título original:  Tokyo Fiancée.
País. Bélgica.
Año: 2014.
Duración: 100 minutos.

Dirección: Stefan Libersky.
Guionistas: Stefan Liberski y Amélie Nothomb
Casting:
Dirección de Fotografía: Hichame Alaouie.
Música: Casimir Liberski.
Edición:  Frédérique  Broos.

Diseño de Vestuario:
Maquillaje: Elodie  Liénard.

Co-productores:  Jacques Henry-Bronckart, Olivier Brockart, Richard Lalonde, Sylvie Pialat.
Diseño de producción: Laurie Colson.
Compñías. Productoras: Versus Production, les Films du Worso, Forum Films...


Intérpretes:


Pauline Etienne : Amelie,
Taichi Inoue : Rinri,
Alice de Lencquesaing: Yasmine,
Julie Le Breton: Christine,
Akemi Ôta: Hara,
Hiroki Kageyama :  Hiroki.


Sinopsis:


La historia gira entorno a Amelie, una chica soñadora de 20 años que vuelve a Japón, donde pasó parte de su infancia. Allí da clases privadas de francés para ganarse la vida y es así como conocerá a Rinri, su primer y único estudiante, un joven japonés con el que entablará un romance. Entre sorpresas, momentos felices y escollos en mitad de un choque cultural poético y divertido, Amelie descubrirá un lado de Japón que nunca antes había conocido. Los códigos de la sociedad japonesa, a menudo impenetrables para los occidentales, se convierten en una manida fuente de malentendidos y conceptos erróneos, lo que provoca situaciones embarazosas y divertidas. La película está basada en la novela de la escritora belga Amélie Nothomb, 'Ni de Eva ni de Adán', publicada en el año 2007. La autora, que ha publicado más de veinte novelas a lo largo de su vida, habla japonés y durante años trabajó como intérprete en la ciudad de Tokio.


Críticas y comentario:


Un film que huele a indie desde el propio cartel que lo anuncia, impregnado de un estilo que despierta sentimientos de ternura, promesas de ensoñación y encanto, pero que es acusado de una de las mayores flaquezas del género: superficial,  ñoño, moñas, pequeño. Como consecuencia el propio film aconseja abstenerse a los amantes de emociones fuertes y personajes inmersos en las verdaderas complicaciones de la vida. Amelie sueña con ser japonesa y quizá yo neoyorkina, pero ese no es el mayor de mis problemas. El encanto de Pauline Etienne es como el conector que une las deslavazadas y desteñidas anécdotas de la película, algo que para muchos no sólo es suficiente, sino encantador. Lo más emocionante de la película es contemplar el mosaico de colores (verde, amarillo y rojo. que decoran las valoraciones de las páginas que orientan al lector que no desea leer demasiado y confía en el criterio del sitio.



Entre los detractores se encuentra Jordi Costa, ya que aquí nos va el prestigio; no deja de señalar la cursilería que destila el film de Stefan Liberski, quizá aconsejable para observar desde fuera a la 'nueva intelligentzia'  europea y posmoderna, educada en colegios privados (no cutres concertados) bilingües: "La Amélie de Romance en Tokio no es, pese a la aparente fidelidad al texto, la Nothomb, cuya mirada incisiva no deja detalle revelador sin sopesar y cuya fascinación por Japón va bastante más allá de la de una Pauline Étienne a un palmo de ser una muñequita articulada, modelo ingenua francófona media, seducida por la cultura nipona en torno a lo kawaii (lo lindo y tierno). Un número musical con corazoncitos digitales marca el techo de una cursilería que el libro nunca roza..." (1)



Entre los entusiastas, José Manuel Cuellar, que en la propia entradilla de su breve artículo, refleja sus sentimientos ante el film del belga Liberski: " Cualquiera que haya leído los libros de Amélie Nothomb se reconocerá en esta película que consigue captar esa atmósfera repleta de color, encanto y amor juvenil." (2)

Entre aquellos a los que el film parece haber dejado indiferentes se encuentra Salvador Llopart, una sensación que transmite en su breve comentario  " Tiene encanto el filme de Stefan Liberski; quizá demasiado. Se deja arrastrar, se anega, en el influjo Amélie; no tanto el encanto de la escritora Amélie Nothomb, en una de cuyas obras se basa ( Ni de Eva ni de Adán, Anagrama), sino por aquella Amélie de cine, dirigida por Jean-Pierre Jeunet..." (3)

La prensa norteamericana, acostumbrada a enfrentarse a los géneros, la valora en su justa medida: "Encantadora y bonita", para  Alissa Simon de Variety, y  una historia a escala pequeña que combina la extravagancia y la angustia, según Boyd van Hoeij, The Hollywood Reporter.



(1) Quiero ser japonesa. Diario 'El País', 21 de abril de 2016.
(2) Romance en Tokyo: la emoción de ser japonesa.Diario 'ABC', 22 de abril de 2016.
(3) Romance en Tokyo: Demasiado mona. Diario 'La Vanguardia',  22 de abril de 2016.

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