Corre, Lola, corre.Tom Tykwer









Ficha técnica:


Título original: Lola Rennt.
País: Alemania.
Año: 1998.
Duración: 79 minutos.

Dirección: Tom Tykwer.
Guión: Tom Tykwer.
Cámara: Frank Griebe; fotografía desde un helicoptero: Jan Hoffman.
Música: Tom Tykwer, Johnny Klimek, Reinhold Heil.
Edición: Mathilde Bonnefoy. Línea de montaje: Ralph Brosche.
Decorador del set: Natalie Clausen.
Sonido: Matthias Lempert.
Animación: Ralph Bohde.
Coordinador especialistas: Buff Connection.

Diseño de Vestuario: Monika  Jacobs.
Maquillaje: Margrit Neufkind.
Diseño peluquería de Lola: Christa Krista.

Productor: Stefan Arndt.
Productor en línea: Maria Köpf
Compañías Productoras: X Filme Creative Pool, Filmstiftung NRW, Filmboard Berlin.Brandenburg, FFA, BMI, WDR y Arte.


Intérpretes:


Franka Potente: Lola,
Moritz Bleibtreu: Manni,
Herbert Knaup: Papa,
Nina Petri: Julia,
Joachim Król Norbert von Au.
Armin Rohde: Schuster.
Heino Ferch: Ronnie,
Suzanne Von Borsody: Jüger A.
Lars Rudolph: Kruse,
Ludger Pistor: Meyer.
Sebastian Schipper: Mike,
Monica Bleibtreuuna
Lite Luboscht: Mama,
Julia Lindig: Doris.


Sinopsis:



Dos amantes disponen tan solo de unos minutos para cambiar el curso de sus vidas. Lola recibe una llamada desesperada de su novio Manni, que acaba de perder una pequeña fortuna que pertenece a un jefe de la mafia para el que trabaja. Si Lola no consigue el dinero en veinte minutos. Miami sufrirá las consecuencias.

Comentario.

Tykwer  inicia el film con unas citas cuya función debe ser ayudar al espectador a descifrar el film:

No cesaremos de explorar y el final de nuestra exploración será llegar allá donde empezamos y conoceremos el lugar por primera vez. T.S. Eliot.

Después del juego es antes del juego. S. Herberger.


Una voz en off, cuyo tono hipnotizante evoca a la que introduce 'Europa' de Lars Von Trier, ilustra un universo de sombras al que hemos llegado acompañados de un péndulo que a traviesa la pantalla de extremo a extremos borrando los primeros créditos, tras penetrar en él por el interior de la boca de un demonio que corona la esfera de un reloj, que nos advierte de que el tiempo transcurre mucho más deprisa de lo que somos conscientes, no sólo por la rapidez con la que se mueven sus manillas, sino por el tic-tac frecuente que suena como ruido de fondo,  en nuestro eterno y frenético caminar: " El hombre es probablemente la más misteriosa de las especies de  nuestro planeta. Un misterio de preguntas sin respuesta, ¿ Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Cómo sabemos lo que creemos que sabemos? ¿Por qué creemos lo que creemos? Un sinfín de preguntas en busca de una respuesta. Una respuesta que dará lugar a una nueva pregunta, y la propia respuesta dará lugar a la próxima pregunta y así sucesivamente. Pero, al fin y al cabo, ¿No es siempre la misma pregunta, a la que sigue siempre idéntica respuesta?


Tykwer pretende interactuar desde el primer momento con su público al que lanza el balón y lo coloca en su tejado, por medio de un personaje que todavía no sabe el espectador qué papel va a jugar y que da entrada al resto de los créditos iniciales.Y entonces uno se pregunta:  ¿Qué pasaría si un pijo que va de radical descubriera que su padre no es el poderoso hombre de negocios que cree, sino el empleado más humilde, el guardia jurado que protege la puerta del imperio ' no paterno'? Pero el cineasta alemán no está dispuesto a lanzarnos un mensaje diferente al de que todo es relativo, y para ello utiliza todos los recursos disponibles en 1998 , (semantización del color, alternando el blanco y negro con toda la gama cromática y filtrados de intensos colores, mezcla de lenguajes, -animación, montaje rápido de foto fija que dota de dinamismo a la imagen, largos travellings, saltos de eje, tomas cenitales desde un helicóptero, pantallas partidas, enfoque/desenfoque...), para poner en valor la voluntad de cambiar las cosas, que se pone del lado femenino, frente a la pasividad del macho que espera que sea Lola la que resuelva sus problemas...como siempre. El resultado es un hipertexto que contribuye a crear un productor multinarrativo, una ficción realista que descansa en un ser extravagante, un film que no puede ser interpretado como dirigido a las masas que llenan los cines los fines de semana, por el miedo de éstas a las nuevas narrativas. "Una maquinaria de imágenes, frenética y delirante, desesperada y descerebrada,  desquiciante, atropellada, alucinante. Así es este nuevo producto, un complejo ejercicio narrativo, visual y estilístico" (Omar Khan en Cinemanía).

Pero además de explorar las diferentes posibilidades de enfrentarse y resolver un conflicto, variando sus consecuencias y evitando un daño irreversible para cualquiera, que obliga a los personajes,- unos Bonny & Clyde del siglo XX, con tatuajes y vaqueros que conviven con el mundo de la droga -, a pasar una y otra vez por los mismos lugares, como si no lo hubiera hecho antes, lo verdaderamente impactante fue la creación de un icono femenino de gran fuerza visual, una Lola diferente, única que influyó en posteriores representaciones de chicas especiales, todas ellas dominantes, (Ramona Flowers, creada por Edgar Wright en 2010, Adèle de Abdellatif Kechiche, 2013, o en la Lucy de Luc Besson, 2014, una mujer que se hizo fuerte durante el proceso en el que se vio obligada a enfrentarse a las fuerzas del mal, e incluso en la transformación de Larry Wachovski en Lana, un director bicéfalo, que trabaja siempre con su hermano, sometido al mismo proceso de cambio de sexo, que colaboraron con Tykwer en 'El Atlas de las Nubes' en 2012).No es sólo el color del pelo, provocativo y nada convencional, sino en su actitud fuerte y decidida que las iguala en fortaleza y decisión  a los hombres y que las impulsa a acciones con frecuencia irreflexivas, propias del cine de acción.

No siempre sus acciones alcanzan los objetivos deseados, aunque las repite, como en un bucle, su recorrido una y otra vez por las mismas calle y lugares, para no cometer los errores anteriores. Interesante edición que intercala entre las diferentes incursiones de la mujer unas imágenes que funcionan como conectores, en las que su compañero le hace preguntas cuyas respuestas no le dejan del todo satisfecho y  hacen dudar al público acerca del tipo de representación a que ha asistido: fantástica, de ciencia-ficción, surrealista, o a la construcción de una metáfora cuyo uso trasladado debemos develar. Al fin el juicio está en nuestra propia mente y nos puede llegar a engañar y a trasladarnos la idea de que somos más imprescindibles de lo que creemos.

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