Un espía y medio. Rawson Marshall Thurber.





Ficha técnica:


Título original: Central Intelligence.
País: Estados Unidos.
Año: 2016.
Duración: 114 minutos.

Dirección: Rawson Marshall Thurber.
Guión: Ike Barinholtz, Rawson Marshall Thurber,
Casting:Lisa Beach, Sarah Katzman.
Dirección de Fotografía: Barry Peterson,
Música: Ludwig Göransson, Theodore Saphiro.
Edición: Brian Scott Olds, Michael L.Sale.
Director artístico: Rachel Block, Bryan Felti.

Diseño de Vestuario: Carol Ramsey, Rebecca Todd.
Responsable de maquillaje: Merc Arceneaux.
Estilista de peluquería: Rebecca Wodfort

Productores: Peter Principato, Scott Stuber, Paul Young.
Productores ejecutivos: Richard Brener, Michael Fottrer, Ed Helms, Toby Emmerich, Michael Disco, Steven  Mnuchin.
Diseño de producción: Stephen J.Lineweaver.
Compañías: New Line Cinema, Bluegrass Films, Principato-Young Entettainment , Universal Pictures; Distribuidora: Warner Bros


Intérpretes:



Dwayne Johnson : Bob Stone,
Kevin Hart : Calvin Joyner,
Amy Ryan: Agent Pamela Harris,
Danielle Nicolet : Maggie,
Jason Bateman : Trevor,
Aaron Paul : Phil,
Ryan Hansen : Steve,
Tim Griffin : Agente Stan Mitchell,
Timothy John Smith : Agente Nick Cooper,
Sione Kelepi :  Joven Robbie
Más créditos en Imdb.

Sinopsis:


Rawson Marshall Thurber dirige 'Central Intelligence', una comedia protagonizada por Dwayne Johnson y Kevin Hart, que cuenta también con actores como Aaron Paul, Amy Ryan o Megan Park. Bob (Johnson) es un espía secreto muy cualificado, que trabaja para la CIA cuyo pasado como víctima del bulling y auténtico perdedor nada tiene que ver con la vida que ha logrado para si mismo. Con un coeficiente intelectual extremadamente alto y unas capacidades físicas sorprendentes que dejan atrás al gordito que cantaba en la ducha del instituto, Bob parece completamente distinto, aunque todavía conserve la mentalidad de un adolescente entusiasta que no duda en lucir su amor por los unicornios. Paradójicamente, contactará con un antiguo compañero de clase (al que da vida Hart), todo un popular mito del deporte que acabará inmerso en el mundo del espionaje de su amigo y obligado a ayudarle en su última misión: salvar al mundo. Ike Barinholtz, David Stassen y el propio Thurber firman este film que promete tanta acción como carcajadas.( eCartelera)


Críticas:


 'Un espía y medio' es una buddy movie que sirve de evidencia para algunos de que no siempre se hace un buen cesto con excelentes mimbres. El perfil del personaje que nos muestra la sinopsis puede arrastrar al cine a mucha gente: un hombretón, interpretado por Dwayne Johnson,un actor de origen afroamericano, culturista y luchador profesional americano, que encarna a un joven que ha superado, en apariencia, el trauma del acoso escolar que sufrió en la adolescencia, ha logrado sobrevivir con una gran dosis de inocencia y seguir creyendo en los unicornios. Sin embargo no ha convencido a algunos críticos, entre los que se encuentra Jordi Costa, un columnista que viene del mundo del cómic, en el que ejerció de guionista, y que al parecer ha sentido una fuerte atracción por la cultura basura, sin percatarse, quizá, de que con el tiempo todas las culturas cambian, incluidas las que antaño señalábamos con el término 'basura', y que el público que asistía a las proyecciones de Chaplin que formaba parte de un modo de expresión incipiente, no era, en absoluto el mismo que el actual consumidor de cine de acción (muy relacionado con el cómic clásico), un sector cada vez más amplio, al que se dirigen estas producciones marcadamente masculinistas, que atrapan a los amantes del músculo y los tatuajes de ambos sexos, que incluso visten de forma muy parecida, ropa fabricada con estilo unisex A diferencia de los críticos que giraron en torno a Bazin y Cahiers du Cinéma, que han pasado y pasarán a la historia más por sus películas que por sus escritos, en nuestro país siempre se ha preferido predicar a dar trigo. Dice este crítico: " Dirigida por un Rawson Marshall Thurber que no ha vuelto a firmar una comedia tan eficaz como Cuestión de pelotas (2004), Un policía y medio acaba abonándose a los registros más previsibles de la comedia de acción. Con secuencias de acción más funcionales que certeras y rutinaria mecánica de buddy movie." (1)




El resto de críticos se muestra más tolerante, quizá porque entiende mejor el producto dirigido a sectores del gusto con toda probabilidad dominante, que no acude a las sesiones de las 18:30, y ni tan siquiera a las de las 19:30  o 20:35. No obstante, también se equivoca  José Manuel Cuéllar cuando afirma que :"Así están las cosas en la comedia norteamericana. La idea no es hacer un guión elaborado, con diálogos trabajados, con horas de darle a la maquinaria de arriba para fabricar algo ingenioso. La idea central es juntar a un tío de casi dos metros, con músculos hasta en las cejas, con uno de 1,60 con ciertas dotes para ser gracioso." Sin embargo, unos párrafos más adelante se contradice cuando afirma que a partir de cierto momento la trama se desbarra  "en lo imposible. Espías, tiros, persecuciones y una buena química entre Johnson y Hart que va a dar buenos dividendos en taquilla y que a nivel cinematográfico deja transcurrir la historia sin molestar en exceso, algo agradable en estos tiempos tan duros."  (2) Y eso es precisamente lo que todos pretenden, aunque sólo sea para poder seguir haciendo cine: obtener buenos resultados económicos mediante unas formas que se ha encargado de cimentar la publicidad, la televisión y la prensa, sostenida por marcas de zapatillas, colonias, camisetas sin mangas para hombres forzudos..., un look que poco a poco ellas imitan. Esta realidad me recuerda un chiste antiguo en el que un hombre le decía a otro: " A mi me gusta jugar y perder", ¿Y ganar?, le respondía su interlocutor. "Eso ya sería la hostia", concluía. Es obvio que toda la maquinaria se ha estrujado el cerebro (y mucho) para obtener buenos resultados de taquilla, y no se puede acusar de facilón a un film que camina tranquilamente sobre un terreno ya allanado por la publicidad que mantiene a las publicaciones en papel o virtuales. Ahora ya no es la Iglesia 'el opio del pueblo', como la llamaba Marx, y cualquiera que visite un templo podrá observar la ausencia total de jóvenes, aunque muchos de ellos hayan sido educados en colegios religiosos, y como consecuencia los profundos dilemas en que se debatían los personajes de Bergman sobre la existencia de Dios o el peligro chino apenas interesan a unos jóvenes que rinden culto a su propio cuerpo. Y éste si es un hecho transversal que ensarta a la sociedad de arriba a abajo en torno a sus principios ideológicos, como lo demuestra un ligero paseo por las plataformas millonarias (de usuarios) de la red.




Lo malo de esto es tener que hablar y hablar siempre de algo, aunque no haya nada que decir, salvo que estamos ante una película de cierta redención personal, en la que quien fue objeto de  maltrato en el pasado, por parte de sus compañeros de aula, necesite desquitarse. A partir de ahí Francisco Marinero se ve obligado a subrayar que Rawson Marshall Thurber busca: " La fórmula de dispares forzados a asociarse (que) constituye una variante de la comedia de acción que Hollywood no deja de explotar: a los tándems del gordo y el flaco, el simple y el pícaro, el blanco y el negro, el policía y el ladrón o el sensato y el suicida se suman ahora el alto y el bajo. Johnson, que últimamente se decanta por la autoparodia, lo hace bien, al igual que Hart, más contenido que Eddie Murphy o Martin Lawrence. No hay novedades sustanciales, pero el espectáculo de acción está por encima de la media, al igual que el humor."  (2)Y esto será lo que arrastre al cine al público amante del género, lo que demuestra una vez más que la receta de la Nouvelle Vague era la correcta, cuando defendía la crítica positiva que exige opinar únicamente sobre el cine que a uno le gusta. Mas cuando alguien está obligado a escribir una columna en un diario y comentar las películas de la semana cae en la profunda contradicción que crítica al estar repitiendo semana tras semana lo mismo. El mundo es complejo y no se puede ser equidistante, algo que descubrieron los arquitectos funcionales de principios del siglo XX, una revelación que los llevó a formular un axioma: form follows function (la forma es la función), es decir, la forma del edificio debe estar basada en su función, ya sea un rascacielos o una película que exige grandes inversiones . Cualquiera, hasta películas de serie B exigen un capital del que carecen 'los manteros' del espectáculo, a los que los festivales les exigen contratar profesionales para aceptar sus producciones, y eso los críticos lo saben. Una condición que no se puede imponer a los grandes, que con frecuencia han trabajado, trabajan y trabajarán con actores no profesionales, cada vez que les convenga.




En Estados Unidos, líder del cine de acción, la visión del film cambia y las críticas se tornan más positivas porque entienden mejor con qué objetivo se ha levantado este edificio: entretener, y a la vez alienar, o si queremos complacer a gente ya adaptada por el conjunto de los medios de comunicación, lo que no es incompatible. John Frosch realiza la crítica sobre dos compañeros de Instituto que acaban  trabajando para la CIA y mantiene una  postura radicalmente opuesta: "Rápida, divertida y moderadamente entretenida, la película también es notable por lo que nos ahorra: No hay chistes del pene; ni otros que incorporen pedos, diarrea o vómito propulsados hacia el exterior, aunque esto no quiere decir que  yo estoy categóricamente en contra del uso de estos recursos con el objetivo de divertir al público; no hay caras aplastadas con pelotas de baloncesto u otros objetos voladores; ni hijos o esposas con poca ropa, tan sólo una breve cámara lenta que apunta hacia el objetivo como un juego de rap en la banda sonora." (4)



(1) La roca blanda. Diario 'El País', 6 de julio de 2016.
(2) Crítica de "Un espía y medio": con músculos y con complejos.
(3) El alto y el bajo. Diario 'El Mundo', 7 de julio de 2016.
(4) 'Central Intelligence': Film Review. The Hollywood Reporter, 15 de junio de 2016


 

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