El hombre de las mil caras. Alberto Rodríguez.











Desde la libertad que nos da nuestra pobre independencia, levantamos acta de defunción del cine español, y no porque falten españolitos que sean capaces de hacer las cosas bien, sino porque la mayoría de ellos se encamina en tirereta , (es decir alineados como famélica legión) por el único camino que las instituciones y 'los que pueden' les dejan libre: el de la economía de coste marginal cero ( es decir cero ganancias, a pesar de correr a su cargo los costes fijos , -cámaras, instrumentos de música y otras zarandajas nada baratas,obtenidas con sangre sudor y lágrimas ),  Algo que fue saludado por diferentes grupos de activistas que, en principio, lo contemplaron como un acceso gratuito al ocio y el divertimento (música, cine...) se está convirtiendo en el disparador de la crisis que se va a llevar por delante la economía capitalista tal como la conocemos. Lo cual no quiere decir que vaya a ser sustituida por otro sistema que nadie defiende.

La que se anuncia como 'La película del año'  en un amplio reportaje de 10 páginas en la revista Tiempo (de la 10 a la 21, restando los anuncios), mira por el retrovisor a los años (hace más de veinte) en que se produjo el affaire de Luís Roldán, a la sazón Director de la Benemérita, la Guardia Civil, que puso fin a casi trece años de 'felipismo' como llamó a este periodo la prensa conservadora y sus principales voceros a los sucesivos gobiernos de Felipe González, que esperamos hagan su papel en el film; no somo capaces, como hace el cine americano que tanto criticamos, de abordar temas actuales, y si volvemos la mirada al pasado nos la cogemos con papel de fumar (ejemplo: 'La isla mínima' del mismo director). Seguimos muy de cerca el sabio consejo de 'dale caña (al mismo) mono que es de goma'. Y los responsables convierten a un ladrón de poca altura, que se exhibía con unos calzoncillos horribles en el protagonista, ni más ni menos, que de 'Una trama de espionaje, intrigas, traiciones y pasiones' (¿Quién representaba tan elevados sentimientos?). Pero que todos se queden tranquilos, el verdadero protagonista no es él, sino su testaferro, un agente del servicio secreto (uyyyy!) ,  español,  Francisco Paesa A ver si de una vez se enteran los españoles . La verdad es que la fuga da pie para hacer un poco de turismo por París,  Madrid, Singapur o Ginebra). Marta Etura nos advierte de que hay un momento de tanta información que te pierdes, aunque luego recuperas el hilo; esperamos que en esa información tan veraz y precisa conste el por qué ciertos periodistas sabían que Roldán había sido detenido antes que el ministro del ramo, entonces Juan Alberto Belloch, que se puso de manifiesta en aquella bochornosa rueda de prensa que pasará a la historia, tas la que se representaba al político en un montaje del cuadro de Caravaggio, en el que su cabeza ocupaba la  que el pequeño judío ,David, cortó  al gigante  Goliat . ¿Quién era David en esta historia?



El resultado fue la mofa y la befa del político, al que se le presentó como decapitado. Esperemos que nos lo cuenten, porque la hemeroteca es tozuda y la película es un thriller.

El paso del tiempo da perspectiva al que cuenta cualquier historia, como confiesa el actor que interpreta a Roldán, Carlos Santos, que, si bien tiene la imagen de un alumno de la carrera de moda, en la que se licenció el Ex-Jefe de la Guardia Civil, Ciencia Políticas, reconoce que el hecho de que huyera tuvo fuertes repercusiones en el pasado, aunque hoy, quizá no sorprendiera tanto, sino que 'sería una muesca más en el revólver de la corrupción, pero en aquella época si fue un bombazo'. ¿Ese bombazo  permitirá al realizador ser más explícito que con el guardia civil de 'La isla mínima? .

Pero hay algo que no sólo nos produce desconfianza, sino nos transmite cierto horror en relación a cómo se hacen aquí las cosas. Alberto Rodriguez, tuvo la posibilidad  de conocer personalmente a Roldán, pero por lo visto no quiso, dice su entrevistador. La respuesta del actor que los representa? (no queda claro si es el actor o el director)  no tiene desperdicio: "En la primera entrevista que tuve con Alberto, que ya tenía decidido que iba a interpretar a Roldán, le dije que por mi parte no era necesario, porque del Roldán que nosotros íbamos a enseñar en la película, al Roldán de hoy, han pasado 20 años, la mayoría en la cárcel, es otra persona diferente. Ni siquiera podemos fiarnos de que lo que vaya a contarnos sea correcto o sea cierto. Físicamente para imitarle había mucho material."  ¿No le interesa lo que puede contar el protagonista, sino sólo las fotos que lo describen fisicamente? ¿De qué fuentes se fía? Esto da el perfil exacto de lo que nos espera. ¿Un retrato psicológico del personaje, que temen que se distorsione hablando con él? ¿Cuántos thrillers han visto, basados en hechos reales? Pero, además, este es un thriller político, no la historia de un asesino en serie, cuyo testimonio tampoco sería desdeñable y permitiría acercarse más al personaje, porque hay cosas que nunca cambian y rencores y resentimientos que permanecen. Algo diferente es que él se hubiera negado a colaborar.

El cine norteamericano, que algunos osan denostar en nuestro país, actúa de forma diferente. Truman Capote, un escritor del sur de EE.UU., 'alcohólico, drogadicto, homosexual, en resumen un genio', como él mismo se definía, dedicó cinco años de su vida a investigar un crimen brutal y conocer las razones que llevaron a dos jóvenes a ejecutarlo con el objetivo de escribir su novela y profundizar en la personalidad de los actantes, una decisión que lo sumió en una profunda depresión. Philip Seymour Hoffman, actor muy versátil, interpreta el difícil papel del extravagante Capote, un escritor mundano, que se movía en los círculos de la alta sociedad neoyorkina, que al conocer por la prensa los hechos luctuosos de Kansas decidió aproximarse al mundo sórdido de los asesinos y descubrió que en su país había dos universos inconexos: el apacible y seguro de los ricos conservadores, y el infierno miserable en el que se desenvolvían aquellos cuyas condiciones de vida apenas podían llamarse humanas, y que respondían con salvajismo ante cualquier sentimiento de debilidad, como le ocurrió al joven Perry Smith cuando asesinó a una familia entera. Lo que comenzó siendo un artículo fue tomando la forma de libro, 'A sangre fría', una novela que inaugura la non-fiction-novel, y que le obligó a convivir con los reos e intercambiar misivas con ellos, hasta llegar a los pies del patíbulo donde pendía la inmensa soga que iba a acabar con su vida, pagando de esta manera la información privilegiada que había recibido. El director no se ahorra detalles, ni realiza elipsis en este acto final, en el que vemos llegar a los condenados en un coche al lugar donde se erige el cadalso, una nave siniestra donde se dan cita las autoridades, y en la que se encuentra el jefe de policía del pueblo donde se cometieron los crímenes, al que Perry estrecha la mano.

Este no es un problema que vayamos a tener los españoles. ¡Tranquilos, nadie va a caer en una depresión!, nadamos a favor de la corriente. Pero no hubiera estado mal que, todavía vivo el delincuente-, alguien se hubiera atrevido a escarbar en el pasado (ese que los historiadores dicen que nos da perspectiva) y ver cómo , quien aceleró la modernización del cuerpo, favoreció el acceso a la guardia civil de la mujeres, creó el Servicio Marítimo de este cuerpo de agentes militar y potenció los servicios de información antiterrorista, que logró éxitos importantes (Wikipedia), pudo corromperse y convertirse en un gran delincuente en el seno de un cuerpo con funciones policiales, en tan solo 7 años (nombramiento 1986, destitución 1993). Los españoles tenemos bastante con unas fotografías y algunas notas de prensa. Es posible que el afectado acerque al ascua a su sardina, (no sólo en España), pero no se puede hacer una semblanza con escritos y fotografías, quedando actores vivos. Habrá que esperar a que franceses, italianos o norteamericanos nos vengan a contar nuestra historia; a mi no me interesa si Paesa sabía o no utilizar los cubiertos de pescado, si Roldán era hijo de un taxista, qué pensaba la mujer del director de la Guardia Civil, o si Camoes, un piloto que interpreta Coronado era un 'señor'. Sino que se arremangen, se tiren al ruedo y nos cuenten los entresijos de esta turbia historia. En caso contrario saldrán tan esquilmados como cuando han hablado del  oscuro pasado de algunos policías franquistas, los Gal, las operaciones Lobo o cualquier cosa que se les ocurra. Pocas  películas  e salvan de la quema, entre ellas 'Salvador' de Manuel Huerga.

Sabemos que Carlos Santos representa a Roldán, Eduard Fernandez a Paesa (del que, al  parecer no saben nada, excepto que era un agente secreto un poco pícaro), Coronado a Camoes, un piloto comercial, al que le gusta el riesgo, un tipo con clase, un charme que destaca en medio de tanta gentuza,, Marta Etura a la mujer de Roldan... El resto lo veremos.


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