Muñecos, Stuart Gordon.






Ficha técnica:


Título original: Dolls.
País: Estados Unidos.
Año : 1987
Duración: 77 minutos.

Dirección: Stuart Gordon.
Guión: Ed Naha.
Casting: Anthony Barnao; Londres: Beth Charkham
Dirección de Fotografía:Mac Ahlberg.
Música: Fuzzbee Morse; música asicional:Victor Spiegel;  supervisor: Richard Band.
Edición: Lee Percy.
Decorador del set (USA) : Becky Block-Cummins.
Diseñador del set: Maiangela Capuano.
Efectos especiales: John & Vivian Brunner, Giancarlo del Brocco, David Allen.
Construcción muñecos: John & Vivian Brunner.

Diseño de Vestuario. Angee Beckett.
Maquillaje para efectos especiales: : John Buechler. and MMI, Inc
Maquillaje: Giancarlo del Brocco.
Maquillaje de efectos: Aldredo Tiberi.
Estilista de peluquería: Alessandra Molinari, Rita Innocenzi.

Productor: Brian Yuzna,
Productor asociado: Debra Dion
Productor ejecutivo: Charles Band-
Ejecutivo a cargo de producción: Roberto Bessi.
Diseño de producción: Giovanni Natalucci.
Compañías productoras: Empire Pictures, Charles Band Production

Intérpretes:

Ian Patrick Williams: David Bower,
Stephen Lee: Ralph Morris,
Guy Rolfe: Gabriel Hartwicke,
Hilary Mason: Hilary Hartwicke,
Ian Patrick Williams
Carolyn Purdy-Gordon: Rosemary Bower,
Cassie Stuart: Enid,
Bunty Bailey: Isabel,
Carrie Lorraine: Judy Bower.


Sinopsis:


Gabriel y Hilary Hatwicke (Guy Rolfe y Hilary Mason) son una pareja de ancianos que emplea su tiempo en la fabricación de muñecos artesanos. Durante una noche de tormenta, albergan en su casa de campo a varios excursionistas, pero, al anochecer, la hija de uno de ellos descubre que los muñecos son, en realidad, seres humanos a los que el matrimonio ha convertido en miniaturas para manipularlos y llevar a cabo sus perversos planes.


Comentario:


El realizador de Re-Animator, aficionado a los relatos de terror de Lovecraft, un escritor que basa sus relatos en la tradición del enfrentamiento de la ciencia con la divinidad y la no aceptación de la inexorabilidad de una muerte impuesta por ésta o por la naturaleza, mediante la creación de vida, modelando  cuerpos con restos de cadáveres (Re-Animator) o alojando los cuerpos reducidos de seres humanos en muñecos de diferentes tamaños, que recobran la vida, una vez perdida, aunque la transformación se puede producir cuando todavía están vivos. Más que un film de terror la película adquiere la forma de un cuento moral, sin piedad para los malvados, un matiz que reduce la tensión ya que, previamente la cámara ha descrito de tal forma a las víctimas que ha puesto al público del lado de los muñecos-agresores. Una metáfora interesante, ya que este ejército de pequeños seres basan su fuerza en su número (cientos de ellos) y están dotados de armas de pequeño tamaño, entre las que están presentes instrumentos de bricolage como el taladro o la sierra mecánica, aunque también espadas, pistolas, etc. que, por sí solas, no pueden matar a nadie, pero, como las voraces hormigas de la marabunta van destruyendo todo a su paso, amparadas en la multitud.

El muñeco es muy usado en el cine como icono del terror, porque, de una forma u otra, los juguetes han desempeñado un papel muy importante en la etapa de la infancia, en la que hombres y mujeres van forjando su personalidad, y si son antiguos evocan a unas personas que ya no están con nosotros, y producen el mismo efecto devastador de los ánimos de los espectadores que los retratos de muertos. Su mirada de cristal, clara y fija, su rostro inexpresivo, sus vestidos  y peinados de otros tiempos, nos hielan la sangre en las venas, ya se rían histriónicamente, forzando el rostro de materiales nada elásticos (porcelana o plástico), como el 'muñeco diabólico', o cambien de lugar de manera inexplicable como 'Anabel'. Sin embargo, en el ánimo de Stuart Gordon son como una especie de 'vengadores' que protegen a los niños y a los adultos que no han perdido la inocencia de todos aquellos que tienen poder sobre ellos, arquetipos de la sociedad moderna, que se van debilitando pero que todavía tienen fuerza: la madrastra, las punkis ladronzuelas, el padre separado que se mueve por instintos y se deja arrastrar por su egoísmo, etc.,  mucho más dañinos que los muñecos, en cuya posibilidad de hacer daño nadie cree.

Los dos ancianos no sólo poseen la magia que les permite reducir los cuerpos de quienes merecen ser castigados, sino la intuición suficiente para atrapar a los 'descarriados' que circulan por los alrededores de su mansión. La acción se desarrolla casi íntegramente en el interior de la casa, escasamente iluminada, en especial con velas, y llena de muñecos y objetos de valor, que llenan las estancias muy poco intimidantes. Un cuento para niños que pocos niños han visto o verán, tan crudo como 'Alice in Wonderland', pero que, al demonizar aquello con lo que los niños juegan y desarrollan sus fantasías, sus amigos imaginarios a los que les cuentan sus sueños, pequeñas reproducciones de ellos mismos, no pasa la censura paterna.











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