Pastel de pera con lavanda. Éric Besnard.






Ficha técnica:


Título original: Le goût des merveilles.
País: Francia.
Año: 2015.
Duración:: 97 minutos.

Dirección: Éric Besnard.
Guión: Éric Besnard.
Dirección de fotografía: Philippe Guilber
Música: Cristopher Julien.
Edición: Yann Dedet.
Dirección artística: Bertrand Seltz.

Productores: Patrice Ledoux y Michael Seydoux.
Compañias productoras: Camera One, Pulsar Productions, TF1 Films, UGC, D8 Films. Distribución:


Intérpretes:



Virginie Efira:  Louise Legrand,
Benjamin Lavernhe : Pierre,
Lucie Fagedet :Emma Legrand,
Léo Lorléac'h : Félix Legrand,
Hervé Pierre : Jules,
Hiam Abbass : Dr. Mélanie Ferenza,
Laurent Bateau  :Paul
En eCartelera y Dirigido por...


Sinopsis:



Éric Besnard dirige y escribe esta película francesa, protagonizada por la estrella francesa Virginie Efira, acompañada de Benjamin Lavernhe, Lucie Fagedet y Hervé Pierre. La película se centra en Louise Legran, una mujer viuda con dos hijos, dueña de unos terrenos donde cultiva perales en la Provenza francesa. Desde el fallecimiento de su marido, Louise ha tenido que hacer frente no solamente a la economía personal, sino también al vacío emocional que ha sufrido tras la pérdida. Con el negocio a sus espaldas, un día atropella a un desconocido en frente de su casa. Ambos empezarán a vivir una relación donde ambos empezarán a conocerse más internamente, dándose cuenta que los dos se necesitan de alguna manera para poder seguir avanzando con sus vidas. Por un lado, Louise volverá a sentir lo que son los sentimientos y Pierre, el desconocido, tendrá nuevamente una sensación que hace tiempo no tenía: lo que es un hogar.


Críticas:


Reconoceréis conmigo que el simple nombre de esta película, de la que habla Joaquín Vallet Rodrigo en 'Dirigido por... (incluso le dedica un amplio espacio en la sección 'Primer plano') , con un nombre más orientativo que el propio  título del film, y el cartel super-moñas, remilgado y de apariencia pusilánime, no anima precisamente a sentarse en una butaca y asistir a un proyección que se adivina desafortunada: 'El encanto de la sencillez', (así denomina su artículo el crítico) nos evoca una historia dirigida a gentes que se sienten exquisitamente tranquilas, siempre acompañadas por música desapasionada, filmada con colores suaves, nada estridentes y con largos planos nada aberrantes. Lo que llamamos una 'feel good movie' que nos trae a la memoria esa noticia tan indignante de que hay quien 'ya (es decir, cuando cree que la tormenta ha amainado porque en verano se contratan cuatro personas por el mismo precio que en otros tiempos una)' paga por una copa de champagne o de cava exquisito más de lo que gana el estudiante de tercero de derecho por permanecer en su puesto de camarero durante una jornada laboral que se extiende más de ocho horas, sirviendo a un privilegiado, acostado en su hamaca de la playa, esta bebida tan exquisita. Entretanto, como nos advierte Adam McKay en 'La Gran apuesta', aunque estos privilegiados parezcan tontos, los imbéciles son los demás, porque ellos saben que hagan lo que hagan los van a rescatar, cuando se monte la marimorena.

Así que siropes de arce, lavanda o chocolate casan mal con esa pretendida vuelta a la naturaleza. y esta historia " concebida como un pequeño cuento de hadas y con la sencillez como eje central de su propuesta, 'Pastel de pera con lavanda' (cuyo título original Le goût des mereveilles, expresa infinitamente mejor la esencia sensorial de la película) es una obra que basa su atractivo en la exposición de una historia humana  donde el contacto con la naturaleza se convierte en uno de sus aspectos más importantes. (1)

Esencialmente, esta es un de las bases estructurales de Éric Besnard: "fusionar lo real y lo féerico originando que ambos universos queden integrados en un corpus unitario donde lo fantástico surge de lo cotidiano (...) la ciudad aparece completamente obviada y cualquier tipo de referencia a la misma se enfoca a partir de una mirada entre crítica y onírica. (opus cit.).

Jordi Costa lo ve así de claro: "Besnard invierte un cierto esfuerzo en que el sentimentalismo no se desborde, pero no logra camuflar que lo que está ofreciendo responde, punto por punto, a ese modelo de película balsámica, tranquilizadora y empeñada en no buscarse problemas —y en no planteárselos al público— que el reciente cine francés está explotando hasta el agotamiento." Y concluye: "Besnard intenta hacer una película sensorial, pero cae en ese modelo de imagen que linda con la cursilería publicitaria de un anuncio de yogures o de esa miel industrial que se disfraza de miel de aldea. En ocasiones, la cámara sigue la mano de Pierre sobrevolando los tallos de ese edénico entorno campestre, redundando en uno de esos tópicos visuales que necesitarían de otro tipo de talento para ser redimibles." (2)

Nando Salvá llega a ser hiriente: "Para resultar amable y reconfortante a toda costa, esta comedia romántica recurre a varios trucos. Primero, se centra en una relación -entre una madre soltera y un afectado por el síndrome de Asperger- que resulta previsible y a la vez no es plausible. Segundo, se acerca al autismo solo para generar compasión y humor cordial, y retrata al enfermo solo como alguien dotado de sensibilidad y habilidades sobrenaturales. Y, tercero, acumula imágenes idílicas que evocan el bucolismo hueco de la publicidad de productos lácteos." (3)





(1) El encanto de la sencillez. Dirigido por..., julio-agosto 2016.
(2) El hombre mágico. Diario 'El País', 29de julio de 2016. (3) Pastel de pera con lavanda: la magia del autismo, 'El Periódico', 29 de julio de 2016.

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