Academia Rushmore. Wes Anderson

Ficha técnica, sinopsis, Introducción al comentario, trailer (Pinchad aquí)



Crítica:


Academia Rushmore es la segunda colaboración de Wes Anderson con Owen Wilson, con el que coincidió en la Universidad de Texas, donde cursó la carrera de Filosofía. La primera fue un corto, Bottle Rock, y la segunda este film, en cierta medida autobiográfico, (1998). En 2002 volvieron a trabajar juntos en 'Los Tenenbaum, una familia de genios', una colaboración por la que fueron nominados al Oscar como Mejores Guionistas. Con su estilo habitual nos cuenta una historia en apariencia auto-biográfica, basado en unos personajes muy particulares, que se niegan a crecer y cuyos comportamientos apenas varían con el paso del tiempo, haciendo que Bill Murray funcione igual e incluso compita con las mismas armas que el adolescente Max Fisher (Jason Schwartzman, que á la sazón tenía 18 años), resultando ambos bastante 'cabronazos' y canallas sin haber adquirido todavía el sentido de lo que está bien o mal. Una los imagina jugando con sus construcciones de madera de colores sólidos y puros, que constituyen su paleta cromática, (no legos de plástico), pertenecientes a una generación que todavía valora la cultura francesa, que dominó el mundo en tiempos de Napoleón y que sitúan la Universidad de Harvard en un ranking inferior a Oxford y la Sorbona, aunque la primera vomitara a los jóvenes competitivos y sin escrúpulos que han cambiado el mundo sin compasión, como Sean Parker, quien junto a Shawng Fanning idearon un sistema para arrebatar a los músicos el esfuerzo de su trabajo, mediante una tecnología que permitía a los aficionados compartir  fácilmente con otros usuarios sus colecciones en MP3. Quien alegremente se sumó a esta movida, que hizo millonarios a los creadores de Napster, entraban en la senda del coste marginal cero, de que habla Jeremy Riffkin,que, dicho en román paladín no significa otra cosa que el que iban a trabajar gratis y su aportación al mundo laboral ya no iba a ser suya, sino de quien la aprovechara en su beneficio, en un nuevo mundo en el que la diferencia entre propietario de un medio de producción y aquel que sólo tiene sus manos para trabajar se ha diluido por completo, y en el que los capitalistas, que no pueden competir con el coste marginal cero, ya no tienen mucho que decir, aunque los más débiles menos aún.. Más tarde Zuckerberg creó su red social que generó una adicción mas fuerte que la heroína y de la que todavía desconocemos sus consecuencias, aunque ya sabemos que ejerce una férrea censura, que le ha llevado a bloquear la famosa fotografía de la niña que huye, quemada por el napalm, simplemente porque estaba desnuda. Frente a él, su compañero de generación Spike Jonze jugó de manera muy diferente y volcó toda su poética tecnócrata en 'Her'

Para el análisis de esta generación formada y educada  en los principios del Mayo Francés, un movimiento obrero y estudiantil, que cambió la forma de ver el mundo, poseedores de una mentalidad que idealizaba la supuesta inocencia de los países menos tecnologizados, y la serenidad y escasa noción del tiempo de algunas filosofías, como la budista, que atrajo a grupos como los Beatles, hay que tener en cuenta que, algunos de estos jóvenes, los más pudientes, viajabn a la India, como hicieron sus padres, en busca de la paz espiritual ,(Viaje a Dajerling). También necesitaban un narrador, un equivalente de Woody Allen, que proporcionara una mirada irónica, ácida y crítica sobre la mentalidad que las democracias y el progreso habían hecho posible. Ese es Wes Anderson, que ridiculiza a los suyos con el máximo cariño. El último ejemplo de esta actitud es una deliciosa película: Moonrise kingdom. Wes Anderson y Kevin Smith (saga de Clerks) recogen todo el desencanto de una generación, que se desarrolló y creció con nuevos mitos cinematográficos (George Lucas, Steven Spielberg...), que tenía una buena formación intelectual y que ha quedado marginada en una sociedad que anhela un consumismo voraz y por encima de las posibilidades. Se dice que su cine no es popular y que las situaciones son bizarras, y lo cierto es que son como 'bichos raros' que pululan entre gentes que no los entienden, como el fantástico Mr. Fox, que olvidó que  los zorros son los mejores en el robo de gallinas y que, deslumbrado por la quimera del oro, abandonó su tradición , se subió a un árbol, donde situó su hogar, con las mejores vistas, aunque debió pagar luego un precio muy elevado y aprender la tremenda lección a causa de la desgracia que recayó en su familia, tras colocarse en una posición que lo hacía visible  y capaz de una ostentación envidiable,  pero a la vez muy vulnerable, un objetivo fácil para sus enemigos y competidores, una vez abandonada su humilde pero confortable guarida. 

Con el objetivo de trasladar al público sus experiencia y hacerle partícipe de la acidez de sus críticas, opta por una buddy movie, en la que las antítesis de ambos personajes masculinos se basa en binomios poco convencionales. pobre/rico, listo, emprendedor e imaginativo/simple, acostumbrado a resolver todo con la chequera, aunque ambos están igual de alejados de la realidad y son capaces de cometer las mismas extravagancias, algunas bastante peligrosas. El personaje de Max es especialmente maltratado en el contexto de un colegio privado, bautizado con el pomposo nomnbre de 'Academia Rushmore', que adopta el nombre de la montaña en la que están esculpidas las efigies de cuatro presidentes norteamericanos y cuyo director se llama Gugenheim. La excusa para expulsar a esta 'mosca cojonera' es la de que, el arribista y desclasado joven se incorpora abandona sus estudios en pro de múltiples actividades;  al  llega a una escuela pública multirracial, a cuyos alumnos al principio, incluso,menosprecia dándoles a entender que ellos son tan humildes que son capaces de creer que él ha nacido con una cuchara de plata en la boca, no tarda en involucrar a todos en sus proyectos, y aprende pronto la sagacidad y perspicacia de quien debe luchar cada día para hacerse un hueco en la sociedad, de la que, aunque hipócritamente prefiere ignorar, forma parte. Los enfrentamientos,vendettas y reacciones de Max y Blume (Bill Murray) en su lucha por el amor de Mrs. Cross (Olivia Williams) son auténticamente marcianos, puesto que el síndrome de Peter Pan del millonario le acerca al adolescente desorientado en su juego de acción-reacción. Max acaba aceptando su realidad sin abandonar la hiperactividad que no tiene demasiada relación con los estudios. 

La obra de teatro que representa en el colegio, una batalla en Vietnam con fuegos de artificio, es lo más estrambótico de la cinta. La película, dividida en capítulos titulados con los meses en que jalona la narración, introduce las secuencias por medio de unas cortinas que se descorren para que el espectador pueda disfrutar de la acción. Wes Anderson es uno de los directores actuales que dicen más aparentando decir menos, y que deja un testimonio de su generación auto-crítico, bizarro, esperpéntico, pero amable. Como en las películas de Kevin Smith, cuyos personajes se pasan el día zanganeando en grandes almacenes, trabajando en quioscos o vendiendo hierba mientras escuchan música en la radio, sus conversaciones, chistes y gags muestran una gran inteligencia emocional ni mucho menos mediocre. Esa anarquía, no exenta de amargura, hace disfrutar a un amplio sector de jóvenes que comparten su idiosincrasia y que han vivido experiencias similares. 

Decía Iñaki Gabilondo que, si cuando era joven, alguien le hubiera pedido que abandonara el periodismo para atender a su familia, le hubiera considerado un energúmeno.  Lo mismo sucede con estos jóvenes: mientras se les siga considerando unos frikis y gente que no quiere crecer, (aunque se les niegue todas las oportunidades, a pesar de ser los mejor formados), seguirán detrás de sus máscaras. Wes Anderson no se ríe de ellos, se ríe con ellos, lo que tiene su mérito. Una de las anécdotas de sus películas más cruel y a la vez más divertida, es la de los tres hermanos que parten a la India, (Viaje a Dajerling) , cargados con maletas de diseño, en busca de una madre que los ha abandonado para retirarse a un monasterio hindú. Esta, tras verlos llegar, les prepara un suculento desayuno y antes de que despierten parte a un destino desconocido.  El sueño de Max es conquistar su Rushmore particular, que en principio identifica con el propio colegio en el que ha montado una especie de gobierno paralelo que lleva de cabeza a su director, y después con el amor de la profesora idealizada. Su acceso a una cierta madurez impuesta por condicionamientos económicos, (es hijo de un barbero), le ayuda a comprender que son sueños inalcanzables, aunque estén en su mano metas más sencillas.Una forma trágica de entrar en la madurez, perdida la inocencia.


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