Los locos de Hollywood. Jonas Pate.




Ficha técnica:


Título original: Shrink.
País: Estados Unidos.
Año: 2009.
Duración: 100 minutos.

Dirección: Jonas Pate.
Guión: Thomas Moffett, basado en una historia de Henry Reardon.
Casting: Sheila Jaffe, c.s.a.
Dirección de Fotografía: Lukas Ettlin
Música: Ken Andrews & Brian Reitzell.
Edición: Luís Carballar.
Director artístico: Gerald Lehtola.
Decorador del set: Dorit Oberman Hurst.

Diseño de Vestuario: Johanna Argan.
Jefe de Departamento de Maquillaje: Megan Graham.
Jefe de Departamento de peluquería: James Servera Jr.

Productores: Michael Burns, Braxton Pope, Dana Brunetti.
Co-productor: John Saviano, Pell James.
Productores asociados: Kelly Macmanus & Alex Plapinger.
Diseño de producción: Mark Huttman.
Compañías: Ithaka Films, Ignite Films (Classics for the Future), Roadsite Atractions, Trigger Street Productions

Intérpretes:


Kevin Spacey: Carter,
Mark Webber: Jeremy,
Dallas Roberts
Keke Palmer: Jemma,
Saffron Burrons: Kate,
Jack Huston: Shamus,
Pell James: Daisy,
Dallas  Roberts: Patrick,
Laura Ramsey: Keira,
Jesse Plemons: Jesus.
Robert Loggia: Dr.Robert Carter.

Sinopsis:


Un psiquiatra tiene entre sus pacientes a importantes estrellas de Hollywood. Todo le va bien en el plano profesional, pero tendrá que afrontar una compleja situación personal que puede acabar arruinando su vida.

Comentario:


Cine dentro del cine, como una muñeca rusa que incluye en su interior otra y otra, que nos muestra el lado más oscuro de Hollywood, con el mensaje implícito de que 'los ricos también lloran'. El retrato de hombres y mujeres carentes de empatía que con un gran cinismo nos cuentan los problemas de los privilegiados: guionistas que no cobran ni han colocado jamás un guión, pero visten como ejecutivos, equipos de producción que se desplazan en prototipos deportivos, actores destrozados, cocainómanos, alcohólicos, psiquiatras, e incluso algún actor que no tardaría en quitarse de en medio en la vida real, camellos, chicas-florero trepas...

Unas historias representadas de forma monótona, sin emoción, en tono sombrío y reiterativo, paleta de colores neutra y apagada y ni un solo resquicio para la esperanza. Puede que se parezca a la vida real más que otras, pero no logra interesar al público. Jonas Pate es hermano de gemelo de Josh Pate, y con anterioridad había dirigido La tumba (1996); Impostor (1997) y The Take (2007), ninguna de las cuales ha logrado notoriedad. Ahora salta a las pantallas de televisión en paquetes que, o bien ha lanzado la prensa a precios muy bajos y apenas tienen lugar en el mercado, o deben haber sido adquiridas en remesas a módicos costes.

Si algo caracteriza este film es la escasa capacidad de simpatía de cualquiera de los personajes con el espectador, que sufren mucho en pantalla pero no logra conmover, como si Jonas Pate hablara de los suyos sin entenderlos, desde fuera, intentando ser objetivo sin lograrlo, y privando a su criatura de toda la magia, de todo el romanticismo del sufrimiento humano y convirtiendo su película en un cementerio de lujo privado. Ni Kevin Space es capaz de dotar de alma este producto. El tomatoeter de Rotten Tomatoes coincide bastante con este análisis, pues aunque presenta el ya consolidado divorcio entre la crítica y el público, da un índice del 29 % de aceptación de la prensa y un raspado 50% de los espectadores, consultados 42,767 usuarios.

Estos días  se puede ver en las plataformas de televisión que disponen de TIVO.



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