Morgan. Luke Scott.






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Crítica:


Hay que estar muy bien dotado para ser el enfant terrible, el que va mucho más allá que nadie  realiza la peor crítica y descubre de antemano la diferencia entre un autómata y un ser humano que cumple órdenes sin pestañear. Y esto lo logra sin necesidad de haber demostrado su capacidad de 'hacer', como ocurría con quienes fueron los pioneros de la crítica que surgió en Cahiers du Cinéma en torno a Bazin, que no sólo ejercieron como críticos, sino que fueron capaces de colocarse detrás de las cámaras y demostrarnos con hechos qué nos querían decir. Temo que en esta ocasión la crítica va a jugar el triste papel que hizo con Duncan Jones y su magnífica película, 'Moon', con la que tiene muchos más puntos en común 'Morgan', que con Blade Runer, aunque sólo sea por una cuestión generacional, a la hora de abordar el mismo dilema moral que Ridley Scott en la que ha sido su obra maestra, y en la que convertía en replicantes a quienes tenían un periodo breve de  vencimiento, de caducidad, (cuatro años), por haber sido concebidos de forma artificial para jugar un papel en el mantenimiento de la sociedad capitalista.

Aunque Luke es el hijo de su padre, lo que no es una ventaja menor, ha demostrado estar más cerca de los  de los hombres de su generación, de Duncan Jones o del fotógrafo Lubetzski y su gama de color, materializada en un  etalonaje  que unifica el color con una gama de tonos grisáceos de principio a fin, un color que  se extiende desde el chandal con capucha de Morgan, la habitación acristalada en la que está recluido el ser gestado en un laboratorio, el acolchado de las paredes o el color del cielo que se vislumbra con dificultad en los pequeños espacios que se abren entre los altísimos árboles cuyas ramas buscan la luz, balanceándose en sus largos y frágiles troncos cimbreantes, que evocan la imagen tan emulada de una naturaleza exuberante que caracteriza el cine de Terrence Malick.





Pero es imposible interpretar las palabras del propio Scott como lo hace Jesús Jiménez, que parece haber malinterpretado al director, cuando afirma que : “Morgan es como tú y yo, es como un ser humano, pero mejorado. Creo que representaría el próximo paso de la evolución humana. En ese sentido es muy diferente de los robots, de la inteligencia artificial mecánica a la que estamos acostumbrados”. Pero no,  Morgan no es el resultado de una evolución natural, de mutaciones al azar, sino la consecuencia de una serie de investigaciones realizadas en el laboratorio de una empresa con fines comerciales, algo que la aproxima a Blade Runner y  sobre todo a Moon, aunque más a la primera que a la segunda en algunos aspectos, y a la inversa en otros. Morgan es una humanoide andrógina, un prototipo L9  de cinco años, que ha resultado fallido, que presenta graves errores de los que sus creadores prefieren hablar con eufemismos, como 'acontecimientos recientes', 'accidentes' o 'retrocesos', incluso tras el primer 'incidente' es  considerado un ser casi perfecto, aunque pronto se demostrará que no conoce la relación existente entre causa y efecto, ni controla sus reacciones y convierte en sus víctimas a aquellos que pueden detectar sus disfunciones, los psiquiatras y en especial las mujeres que la han cuidado como a una hija, en especial el personaje interpretado por Jennifer Jason Leight, que sufrirá un maltrato en el rostro con demasiadas similitudes con el que padece el personaje que representa en 'Los Odiosos Ocho' de Quentin Tarantino.

Luke Scott , de forma consciente o inconsciente, se identifica con Duncan Jones cuando plantea una cuestión moral: si el hombre es capaz de crear en un laboratorio un ser artificial, orgánico y capaz de percibir sensaciones, emocionarse y tener sentimientos como los humanos, y  posee una inteligencia como la de los hombres, por muy artificial que sea, ¿ alguien tiene derecho a liquidarlo como si fuera un robot, si presenta deficiencias de origen? No lo ven así sus creadores, que no son dioses, sino científicos, médicos psiquiatras, cocineros, que han convivido con Morgan desde que era un bebé y lo quieren como a un hijo ¿Quien puede desempeñar esta tarea? Luke Scott da un paso al frente en relación al inglés, hijo de David Bowie, cuyos clones, cumplidos los tres años, se degradaban, enfermaban y morían, porque estaban programados con esta fecha de caducidad. En esto se diferenciaban de los replicantes de Ridley Scott que eran eliminados cuando gozaban de plenitud, belleza física y potencial para seguir viviendo. Aquí la decisión de eliminarlos debe ser tomada  con un ser que tiene la apariencia de un adolescente y cinco años de edad, y ese es la cuestión que el público debe plantearse y resolver, aunque la solución de este dilema está delante de sus narices desde el principio, y sólo algunos tan listos como Jordi Costa son capaces de prever mucho antes que la mayoría el giro final, que se hace  previsible merced a algunos detalles que de otra forma resultan incomprensibles. En esto el hijo, le guste o no, se parece más al padre, aunque su película sea menos poética y más filosófica, lo que lo aproxima a Duncan Jones.

Dice el crítico de 'El País', (Jordi Costa) ,tras comparar la película con Her de Spike Jonze (¿?), Lucy de Luc Besson o Ex Machina de Alex Garland, unos títulos con los que es bastante difícil relacionar 'Morgan', por mucho que tengan un elemento común  como es el esquivar la pesadilla como elemento expresivo y conjugar una ciencia-ficción de ideas,que: " Al minimalismo abstracto de Ex Machina, Morgan contrapone un planteamiento visual, narrativo y dramático mucho más convencional que pronto pone de manifiesto que actores como Toby Jones, Paul Giamatti y Jennifer Jason Leigh sólo están ahí para ser desaprovechados. No hay demasiadas capas, ni matices en el guión de Seth W. Owen que se dirige, unidireccional, hacia una sorpresa demasiado previsible." (1) Por otra parte me complace poder leer que su planteamiento visual, narrativo y dramático es más convencional y evita el caer en la estética indie que parecía anunciar Loom, el corto que, aquellos que han seguido de cerca al joven cineasta, dicen  que le ha servido de punto de partida. Luke reconoce la influencia de la saga de Jason Bourne en las duras peleas entre las dos mujeres, Morgan y Lee.





La página Rotten Tomatoes  suspende claramente el film, con un índice de aceptación de la prensa del 40% de la prensa especializada, y y un 36 % del público , consultados algo más de 4000 usuarios, algo similar a lo que ocurrió con Moon, de cuyo director se dijo que era menos listo de lo que él creía. Hoy se merece una valoración del 89% de aceptación de la prensa y otro sospechoso 89% del público, cuando  se ha pulsado la opinión de 167 medios y algo más de 89000 espectadores por el mismo medio. ¿Qué puede haber ocurrido?

Sheri Linden anima a los espectadores inteligentes que busquen algo más que un thriller al uso, a acudir al cine y ver el film de Luke Scott , cuyo " personaje principal, Morgan , es  a la vez un elegante híbrido de ciencia ficción / horror, una humanoide hecha de ADN sintético, un organismo biológico, un experimento científico y un producto corporativo. Para algunos, 'fatalmente', ella es una persona. a la que consideran su "ella" en lugar de "ella" - una división que encapsula perfectamente las cuestiones filosóficas que favorece un escenario de gran profundidad, obra  del escritor Seth Owen, que ha realizado un guión que se ha colocado entre los más memorables de la Lista Negra de 2014 (...) La premisa emocionante de Morgan finalmente queda diluida en medio de un film de suspense-acción estándar, y quizás se equivoca al provocar el impacto esperado de una secuencia final que debe producir escalofríos, en lugar de simplemente proporciona información. Aún así, los que buscan una película de género inteligente y vanguardista encontrarán mucho que saborear en este drama bien construido." (2).


(Obsolescencia programada. Diario 'El País'. 16 de septiembre de 2016.
(2) Morgan: revisión de la película. The Hollywood Reporter. 29 de agosto, de 2016.



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