Un monstruo viene a verme. Comentario.

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Crítica:

Juan Antonio Bayona plantea su película a base de binomios y usos trasladados del lenguaje, en especial la metáfora, aunque también la sinecdoque para hacer reflexionar a su público acerca de la contradicción en que se debaten cuando pierden a un ser querido, planteando distintos ámbitos en los que se materializa esta  especie de esquizofrenia que afecta a su pequeño protagonista, que no es lo suficientemente  pequeño para ser considerados un niño, ni lo suficientemente mayor para ser tratado como un hombre. En la primera parte plantea la disociación entre el ámbito público en el seno de la escuela, en la que es objeto de acoso escolar, basado en parte en los malos momentos que atraviesa el adolescente, por parte de unos compañeros carentes de empatía, y el  espacio triste y desolado de su hogar en el que las expectativas no son mejores en un futuro inmediato a las que se dan en el momento que abarca el film; Connor se debate también en un dilema interior que no vamos a desvelar para no hacer espolier, que le obligará a confesar a si mismo el temor que lo atormenta, unas circunstancias por las que todos tenemos que pasar, pero  a las que el chico debe enfrentarse en edad muy temprana, debatiéndose con el monstruo que anida en su interior.

Pero la mayor dicotomía se da entre un discurso real de carácter melodramático y una dimensión fantástica, la construcción de una metáfora que descansa en el mito de King-Kong, que a su vez incorpora una reflexión sobre la imposibilidad de delimitar de forma radical la existencia del bien y el mal, especialmente cuando uno está sometido a una enorme tensión, Lo que no enamora es el diseño del monstruo, ése árbol centenario que causaba terror al niño de Poltergeist, adverso, maligno, frente al de Bayona, protector, benigno, pero empeñado en que Connor se mire en el espejo.

Quizá la prensa y Mediaset han elevado tanto las expectativas y se ha dicho en tantas ocasiones que en los festivales la gente ha aplaudido entusiasmada, unos hechos que contrastan con el ambiente que se respira en los cines, que si bien parece aceptar que Bayona ha hecho una buena película no llega al entusiasmo que divulga la publicidad. Lo lamentamos, porque el cineasta catalán es uno de nuestros favoritos.