El Jinete Pálido. Clint Eastwood.
Ficha técnica, sinopsis, críticas, cartel y trailer (Pinchad aquí).
Comentario:
Clint Eastwood es responsable de un western clásico, realizado en 1985, en el que un pistolero, al que llaman 'El Predicador', en su eterno errar por los caminos sin necesidad de justificación, aparece en un pequeño poblado, que a primera vista muestra cierta tranquilidad, aunque un giro de la cámara nos devuelve una imagen inquietante, la de un individuo nada tranquilizador que observa las cuatro casas desde la entrada de un reducido lugar al que los mineros acuden en busca de suministros. Se trata del protagonista del film, interpretado por el propio Eastwood, enfundado en un abrigo marrón, con el sombrero calado y la mirada penetrante y amenazante que lo caracteriza. Este hombre, al que llaman pálido, debía estar muerto hace tiempo, según su oponente, un gángster disfrazado de sheriff , contratado por el cacique, Josh LaHood, para hacer frente con seis pistoleros al Predicador. La cara perversa de 'Los siete magníficos', que parece haber inspirado el film de Antoine Fuqua, la nueva versión del clásico estrenada recientemente.
Es quizá el momento de recordar lo que decía Jordi Costa en relación al film de Fuqua cuando afirmaba que el cineasta" con un contundente prólogo hiperbolizaba la maldad de un villano transformado en esencia oscura del capitalismo." Pues parece que tenía un claro precedente en Clint Eastwood, cuyo villano es un propietario que se dedica a la explotación de las vetas de oro con procedimientos más avanzados que los del grupo de mineros a los que apoya 'el predicador'. Nadie acuso a Eastwood de demagogo o manipulador, ni tampoco hay que rasgarse las vestiduras porque el malo sea un rico capitalista y no un ganapán como la mayoría de los que pueblan las películas del género.
Como es habitual en nuestro director-actor-productos disfrazado de predicador sólo hay una forma de restablecer el orden: a tiro limpio, hasta que no quede un malvado vivo y se restablezca la paz de los cementerios. Cualquier intento de debilitarlo, aunque sea mediante el amor romántico, se estrella contra la costra de frialdad e indiferencia del personaje que tanto trabajo ha consumido el propio Eastwood en construir.
Como es habitual en nuestro director-actor-productos disfrazado de predicador sólo hay una forma de restablecer el orden: a tiro limpio, hasta que no quede un malvado vivo y se restablezca la paz de los cementerios. Cualquier intento de debilitarlo, aunque sea mediante el amor romántico, se estrella contra la costra de frialdad e indiferencia del personaje que tanto trabajo ha consumido el propio Eastwood en construir.
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