Las últimas horas. Zak Hilditch.











Ficha técnica:


Título original: These Final Hours.
País: Australia.
Año: 2013.
Duración: 95 minutos.

Dirección: Zak Hidltich.
Guión: Zak Hidltich.
Casting: Jane Morris, C.S.A. y Mullinars Casting.
Dirección de Fotografía: Bonnie Elliott,
Música: Cornel Wilczek.
Edición: Nick Meyers, a.s.c.; editor: Meredith Watson Jeffrey.
Coordinador de especialistas: Peter West.
Decoración del set: Monique Wajon,
Diseño de sonido: Emma Bortignon.

Diseño de Vestuario: Marcia Vall.
Maquillaje y peluquería: Tuckfield Studio.

Productores: Liz Kearney,  Robert Connolly, Nathan Phillips, Angouire Rice, Jessica de Gouw, Kathryn Beck, Daniel Henshall, Sarah Snook. Lynette Curran
Productores ejecutivos:
Diseño de producción: Nigel Devenport.
Compañías prductoras: Screen Australia and  Melbourne International Film Festival Premiere Fund, asociados con  Lotterywest &  8TH in Line Productions, XYZ Films, Celluloid Nightmares


Intérpretes:


Jessica de Gouw: Zoe,
Nathan Phillips: James,
Sarah Snook: Madre de Mandy
David Field : Radio Man,
Angourie Rice: Rose,
Daniel Henshall: Freddy,
Kathryn Beck: Vicky,
Lynette Curran: Madre de James,
Lauren Thomas:


Sinopsis:


(2013) El fin del mundo está aquí de verdad y el pánico se apodera de la gente. Los que no han perdido la cabeza deciden qué hacer en el último día de su vida en la Tierra. James lo tiene claro: va a ir a una fiesta loca.

Críticas:


Leer la crítica empieza a ser algo muy divertido, ya que en los juicios de los creadores de opinión no sólo abundan los prejuicios, que apenas es imposible saber en qué se sustentan, sino que son capaces de aconsejar a su público lector auténticos bodrios y esforzarse por apartar de los cines a las masas, teóricas clientes del cine mainstream. Todos sabemos que hacen falta muchos más recursos para fabricar un Rolls-Royce que un tuc-tuc, pero la mayoría se prostituyen y prefieren el primee vehículo producto de la gran industria, que  el segundo, que lo puede apañar cualquier 'manitas' . Los grandes avances que permiten que gente como Zak Hilditch haga su potaje, mezcla de imágenes extraidas de cientos de filmes de ciencia-ficción, lo presente en el Festival de Sitges y llame la atención de algunos críticos, es siempre producto de los grandes esfuerzos conjuntos de investigadores de todos los campos que se reúnen en las grandes superproducciones, herederas de grandes proyectos que financiaban la Iglesia y los miembros del Ancien Regime que permitieron el nacimiento y desarrollo de grandes artistas como Miguel Ágel o Leonardo Da Vinci.

Por esta razón hacer valoraciones sin tener en cuenta estos aspectos y metiendo todas las realizaciones en el mismo saco no sólo es ridículo, sino que puede resultar injusto para aquellos que se inician, que apuntan maneras y que permiten que los expertos intuyan que si se talla la piedra bruta saldrá un rubí .  David Rooney,  (The Hollywood Reporter), ensalza el proyecto del australiano, pero es bien consciente de que no se apoya en un guión mínimamente currado, ni original, y que, aun en el caso de que un productor decidiera invertir en este proyecto no sólo no encontraría ninguna idea nueva ni original, (todo lo que vemos ya se ha llevado a la pantalla ), sino que habría que empezar dotando de cierta lógica a un relato en el que el 80% de las imágenes nos muestran a un hombre en el umbral de la madurez enchufado a una botella, huyendo despavorido no se sabe de qué. No hay transformaciones física producto de emanaciones químicas, solo miedo .

Rooney confiesa que: ""La sorprendente factura visual señala al director como un talento a seguir, pero la pobre historia, los flojos diálogos y los personajes poco desarrollados sugieren la necesidad de trabajar con un guionista más experimentado". Guy Lodge (Variety) ve, por el contrario que "este thriller australiano de bajo presupuesto sobre el fin del mundo, posee pericia técnica, pero poca individualidad o alma propia" (¿?)

Get the fauck out


Con este lema nos recibe un cartel en el umbral de una historia que se plantea un acontecimiento que pondrá fin al mundo conocido, pero que no dispone de los medios que cineastas que presumen de independientes, como Lars Von Trier, invirtió en su película catastrofista 'Melancolía', en la que inexorablemente un planeta iba a chocar contra el nuestro, y como la pobreza de recursos sólo permite al realizador captar a los personajes en distancias cortas, no puede hacer otra cosa que pasear por las casas de sus amigos, mostrando unos personajes que huyen no se sabe bien de qué, robando, matando y secuestrando sin sentido, ya que estas acciones no les van a reportar ningún beneficio, pues en tres horas todos estarán muertos, no se sabe cómo, dónde ni por qué.  Ante el fin del mundo parece como si todos hubieran decidido hacer todo aquello que les perjudica más, ya que no habrá consecuencias nefastas. Y consiguen convencer a más de uno de que sería eso lo que haríamos, lo que no es destarifado del todo, aunque desbarran cuando hablan del "genial manejo de dirección para transmitirnos esa mezcla de amor, diversión, caos y biografía de forma sutil." (Roberto Gsbert, Crítica en Filmaffinity) Hay  más ingenuos y metafísicos dispuestos a convertir este ensayo en una película de culto que ha llamado la atención de críticos de publicaciones tan importantes  como The Hollywood Reporter o Variety, cuyo veredicto puede suponer el acceso a una financiación importante que verdaderamente ponga a prueba al candidato y demuestre sus valores, y no se limite a representar las causas y las consecuencias de una catástrofe que se produce en off, con la única excepción de la secuencia final, gemela de la del film del danés., es decir, el  funesto  impacto de algo sobre la Tierra y la muerte de los terrícolas como consecuencia del mismo.




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