La La Land. Damien Chazelle y lo comercial.




Damien Chazelle, un joven cineasta de 32 años recién cumplidos, hijo de una escritora y profesora, Celia Martín y de un científico informático francés, Bernard Chazelle, nos muestra a través de ese lenguaje construido mediante una gramática de ideas, qué significa hacer algo comercial en 'La La Land'. Generalmente se establece una conexión mecánica entre las antiguas compañías que se establecieron en aquel páramo que era, en sus comienzos, lo que en la década de os 40 y los 50 se consideró la 'meca del cine: Hollywood, que impulsaron emigrantes extranjeros llegados en épocas recientes a los Estados Unidos: Adolph Zukor, comerciante de pieles húngaro fundó Famous Players, el germen de la Paramount; cuatro hermanos polaco-canadienses fundaron la Warner Bros. y un ruso, Louis B.Mayer, la Metro Goldwin Mayer, un tipo de emprendedor del que ahora quiere prescindir Donald Trump, con una visión 'cegata' de cómo funciona la industria del cine. En la década de los 50 el Comité de Actividades Antiamericanas hizo una buena escabechina que benefició al cine que se hacía en Europa, donde se refugiaron los cineastas perseguidos en Norteamérica.

Sebastian es un músico de  free-jazz, que en la ficción construye una melodía que se convierte en el leitmotif de él mismo y sus sentimientos hacia Mia, que se ve obligado a venderse como mercenario y prostituirse en restaurantes, bodas y bautizos, para poder resistir, hacer su música y ahorrar para montar su propio local. Sus proyectos se abortan cuando conoce a Mia, una aspirante a actriz, de la que se enamora y que cambia su situación. Ahora se ve obligado a dar un paso más y enrolarse en una banda de jazz, antiguos compañeros de grupo, que a su vez se ha visto obligada a virar hacia una especie de jazz-indie, que incorpora un sintetizador, una opción artística que desvía a Sebastian de su verdadero camino. Esto y no otra cosa es la comercialización, y no ciertas asociaciones fáciles que se hacen con demasiada alegría. Cuando el joven entienda la incompatibilidad entre una vida ordenada y la persecución de sus sueños,volverá de nuevo a sus esencias, pagando un alto precio. Chazelle demuestra que no es fácil la vida de un músico,comercial o no y entendiendo muy bien que el lenguaje cinematográfico se construye enlazando ideas, nos muestra de la forma más sencilla el precio que un músico debe pagar por serlo: esa cama que siempre está medio vacía: primero la ocupa su compañera, y al amanecer la ocupa él.

Magnífico film.

Comentarios

Entradas populares