Starman. John Caspenter. Ficha técnica completa y comentario.





Imagen cedida por BMA House a cinelodeon.com


Ficha técnica:


Título original: Starman.
País: USA.
Año: 1984.
Duración:  115 minutos.

Dirección: John Carpenter.
Guión: Bruce A.Evans y Raynold Gideon.
Casting: Jennifer Shull.
Director de Fotografía: Donald M.Morgan, A.S.C.
Música: Jack Nitzsche.
Edición: Marion Rothman.
Decorador del set: Eobert Benton.
Diseñador del set: William Joseph Durrell Jr.
Coordinador de especialistas: Terry Leonard.
Coordinador efectos especiales: Bill Ñee.

Maquillaje: Peter Altobelli.
Peluquería: Marina Pedraza.


Producción: Larry J. Franco.
Co-producción: Barry  Bernardi.
Diseño de producción: Daniel Lomino.
Productor ejecutivo: Michael Douglas.
Compañias: Columbia Pictures, Michael Douglas, Larry J. Franco Production.

Intérpretes:


Jeff Bridges: Starman.
Karen Allen: Jenny Hayden.
Charles Martin Smith: Mark Shermin.
Richard Jaeckel: George Fox.
Major Bel: Robert Phalen,
Rony Edwards: Sargento Lemon,
John Walter Davis: Brad Heinmuller,
Ted White: Deer Hunter.
Dirk Blocker: Policía 1,
M.C. Gainet: Policía 2,
...







Sinopsis:



Cuando derriban su nave espacial en Wisconsin, un ser del espacio exterior, Starman (Jeff Bridges), llega a la remota cabaña de una joven viuda, Jenny Hayden (Karen Allen), y allí toma la apariencia de su difunto marido. El extraterrestre convence a Jenny para que le lleve a Arizona, ya que si no llega a su nave nodriza antes de tres días, morirá. Al mismo tiempo, los agentes del gobierno quieren capturar al hombre de las estrellas, vivo o muerto. John Carpenter dirige esta historia de ciencia-ficción en la que un inocente extraterrestre llega a nuestro planeta y aprende el significado del amor humano. Jeff Bridges estuvo nominado al Oscar mejor actor.


Comentario.



John Carpenter realiza, en Starman, un homenaje a su época, cuando  apenas había sobrepasado los treinta años y el mundo estaba inmerso en la carrera espacial, enfrentado en bloques, dividido por una guerra fría que hacia pender sobre la humanidad la 'Espada de Damocles', triunfaban los Rolling Stones y los Beatles y, a pesar de la amenaza constante de la guerra nuclear y contiendas recientes como la de Vietnam y Corea, el mundo seguían creyendo en el desarrollo sostenible, en el sueño americano, y no se había vuelto tan pequeño y retraído como ahora, un momento en el que, como afirma Iñaki Gabilondo, el mundo es como la gente quiere que sea, no como dice que quiere que sea, que simboliza la llegada al poder de Donald Trump, que quiere levantar un muro  alrededor de los Estados Unidos, la nación hasta ahora líder mundial, ansía volver a una economía autosuficiente en la que los americanos produzcan para los americanos, ignorando que de ese modo no se progresa, sino que se vuelve a la 'autocracia' de la Edad Media. Este replegarse en uno mismo es un tema constante de la ciencia-ficción que opone la división y el enfrentamiento constante de los habitantes de la Tierra, frente a la unidad sin fisuras del mundo exterior, simbolizado por los platillos volantes, redondos, sin fisuras, que nos envían emisarios que invitan a los hombres y mujeres a la unidad.

El film parte del momento en que la NASA lanzó, desde Cabo Cañaveral, en 1977, que llevaba al espacio exterior la música que triunfaba en el mundo, emblematizada por 'Satisfaction' de los Rolling Stones, (importante reflexión sobre el papel que  juega Estados Unidos en la producción audio-visual),  y un mensaje invitando a los habitantes de otros planetas a visitar la Tierra, una llamada que se hace explícita en una película realizada en la ONU, expresada en los diferentes idiomas que se hablan en nuestro planeta que incorpora en una pequeña pantalla del cohete espacial. En los cinco primeros minutos del film se condensa una gran cantidad de información en que presenta a los personajes y los sitúa en su contexto, así como los temas que se van a abordar: la unidad sin fisuras que el hombre anhela frente al conflicto continuado, unas veces soterrado y otras abierto, que padece la Tierra, el amor, imposible en especies absolutamente incompatibles, el dolor, el sexo... La nostalgia de una mujer que ha perdido a su marido, y tras ver una película en la que todavía estaban juntos, bebe vino hasta quedar adormecida; la despierta una luz intensa y azulada e incapaz de distinguir el sueño de la irrupción de seres de otros planetas en su triste vida. Es ahora cuando esa luz, que sale de una nave que emula al planeta del que parte, que posee un anillo que parece formado por polvo de estrellas, llega a su salón, abre su álbum fotográfico y adopta la imagen del marido de Jenny.

Entrados de lleno en la fase de confrontación con la historia que se nos plantea, va a brillar con luz propia su protagonista Jeff Bridges, un autómata encantador, que apenas puede disimular tras una máscara de inocencia y metido en la piel de un niño esa chispa un tanto cínica y ácrata que le caracteriza, y que sus movimientos autómatas y robóticos acentúan.. El choque entre lo que es y lo que parece ser mueve constantemente a la ironía y la hilaridad. Un ser que debe volver antes del tercer día al punto de encuentro en Arizona, una vez captada la información que contrasta con su universo que tiene un solo idioma, un solo gobierno y una cultura que cohesiona a sus habitantes. En el trayecto ira adquiriendo conocimientos no sólo de la lengua que hablan los americanos sino de la realidad que se esconde detrás de las palabras, su adaptación al slang o jerga coloquial que le permite hablar de dinero, pasta guita... El film de ciencia-ficción se va estructurando en forma de road movie, estructura impuesta por la huida que emprenden Jennie, convertida por Starman en una Sarah Connor, un símbolo de la unión clásica entre un ser humano y un dios, cuyo resultado será un hijo dotado de poderes sobrenaturales.

Se ha dicho que  es uno de los filmes más flojos de John Carpenter, a pesar de su brillante ejecución e inteligente edición, así como la imaginativa iconografía, si bien, vista hoy resulta un tanto ingenua, realizada con menos rigor del que se aplica en las producciones actuales, materializada en unos paneles que evocan los que anuncian las llegadas y salidas de los aviones de los aeropuertos, y unas cuantas gráficas de colorines que sugieren una tecnología avanzada, y la secuencia final sólo se acepta por el convencimiento de que el cine es ficción, que cada vez se parece más a la realidad, del mismo modo que se aceptaba que un cohete de Meliés dejara tuerta a la Luna . Lo que no ha perdido actualidad y sigue deleitando al público son las magníficas actuaciones de Jeff Bridge y Karen Allen, que suponen uno de los mayores alicientes para recuperar este film de 1984, y logran entretener al espectador con su pequeño juego de enseñanza-aprendizaje de lo que significa ser un hombre: comer. beber, hablar, fumar, comprender el lenguaje coloquial y escapar de las reyertas peligrosas. 




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