Los reyes del verano. Jordan Vogt-Roberts.







Ficha técnica:


Título original: Toy's House / The Kings of Summer.
País: Estados Unidos.
Año: 2013.
Duración: 93 minutos.

Dirección: Jordan Vogt-Roberts.
Guión: Chris Galletta.
Dirección de Fotografía: Ros Riege.
Música: Ryan Miller.
Edición: Terel Gibson.
Dirección artística: Jennifer Klide,
Decorador del set: Carmen Navis.

Diseño de Vestuario: Linette Meyer.
Maquillaje: Anne Taylor.
Estilista de peluquería: Grace Cnarzi y Katrina Francis.

Productores: Tyler Davidson, John Hodges, Peter Saraf-
Productores ejecutivos: Richard Rothfeld, Jordan Vogt Roberts.
Diseño de producción: Tyler B.Robinson.
Compañías productoras: CBS Films, Low Sparks Films/Big Beach  Productions

Intérpretes:


Dick Robinson : Joe,
Gabriel Basso : Patrick,
Moises Arias : Biaggio,
Nick Offerman : Frank,
Erin Moriarty : Kelly,
Craig Cackowski : Mr. Larson,
Nathan Keyes :Paul, novio prime
Priscilla Kaczuk : Abuela Keenan,
Marc Evan Jackson : Mr. Keenan,
Mary Lynn Rajskub : Capitan  Davis


Sinopsis:

Tres jóvenes adolescentes: Joe (Nick Robinson), Patrick (Gabriel Basso) y el excéntrico Biaggio (Moises Arias), huyen de sus casas y se instalan en una cabaña que han construido, adornada con residuos olvidados en los contenedores, en el bosque, buscando la añorada libertad  siempre persigue el ser humano cuando adquiere uso de razón. The Kings of Summer nos adentra en la fantasiosa historia de estos tres jóvenes infelices que deciden independizarse, desprenderse de la tutela paterna y empezar una vida salvaje, al margen de la sociedad, imponiendo sus propias sus normas y principios.


Comentario:


POR QUÉ VIVIR SOMETIDO CUANDO UNO PUEDE 

GOBERNARSE A SÍ MISMO.




El estreno de Kong: La Isla Calavera ha dejado a todo el mundo boquiabierto por diversas razones, la primera de ellas es la cuestión de quién será ese señor al que se confía un proyecto multimillonario, que tan solo tiene en su haber un filma largometraje anterior, 'Los reyes del verano', y del que apenas tienen antecedentes los críticos en los que husmear y lucirse , y han de jugarse el tipo opinando de verdad. Formado en el universo de las webseries y la stand-up comedy, con participación en la dirección de algunos episodios de series televisivas ( Memoris of  a Manchild, 2009; Book Club, 2009; Single Dads, 2009-2011; Funny or Die presents, 2011; Death Valley, 2011 y Mash Up, 2011, así como un documental para la TV, Nick Offerman: American Ham, 2014. En 2013 se presentó con este film de estilo indie, The Kings of summer, al Festival de Sundance, siendo seleccionado para la Sección Oficial de Largometrajes, sin conseguir finalmente el galardón.

Como ocurre con harta frecuencia la sinopsis no se corresponde con el relato del film, sobre el que pretende orientar al espectador y ayudarle a tomar la opción de asistir a la proyección de esta película o no, que con frecuencia realiza un resumen de carácter totalizador. Una cosa es hacer spoiler, otra admitir que toda simplificación es demoledora, y, por último, que quizás se deforme porque no se sepa hacer una reseña corta sin ser respetuoso con el texto cinematográfico. Esta última puede ser la aproximación más acertada al hecho tan habitual que se produce en todas las carteleras y alguna página de cine, y del que advertimos porque pensamos que siempre que un hombre decide comunicarse con otro y transmitirle un mensaje lo hace con una intención deliberada, a la que cada uno se aproximará más o menos, según su cercanía con las experiencias que forman  e informan al emisor.Y también con sus complejos y prevenciones, por lo tanto no hay receta ni fórmula válida para todos.

Quien tiene hijos en el umbral de la adolescencia descubre un día con horror que esos pequeños a los que tanto quiere y por los que daría la vida, de bote pronto los rechazan y no buscan su refugio paternal. Pero del mismo modo que cada joven reacciona de una manera, condicionado por la educación que ha recibido de sus padres, estos lo hacen también de diferente forma porque a ellos también los educaron. Vogt-Roberts propone dos tipos de familia:la de Joe ( Nick Robinson ), que vive con su padre, un hombre viudo, rudo y tosco, que no sabe mostrar cariño a sus hijos, aunque se preocupa de ellos y la de Patrick (Gabriel Basso), sobreprotectores, siempre dispuestos a cumplir sus deseos y mirándolos con tal admiración que le producen urticaria. Pero quien haya visto el film sabrá que no sólo hay dos niños, sino tres. El tercero es Biaggio, (Moises Arias), la sombra de Joe, un joven que no conoce bien su orientación sexual, o al menos así lo manifiesta, que sigue a su amigo allá donde va, duro y sensible a la par, aunque añora la carne del supermercado, y aunque parece autosuficiente es el apéndice de quien toma las decisiones, el que carece de madre y no siente apego por su madre .Mas de la familia de Biaggio lo único que conocemos es un tercio de la mandíbula de un padre mientras se afeita y le da un consejo, pero ignoramos si tiene madre, cómo es su casa o dónde vive...De hecho, cuando los jóvenes desaparecen la policía sólo habla de dos, Joe y Patrick, el padre de Biaggio ni está ni se le espera y nadie parece es¡xtrañar esta ausencia. ¿Es este el modelo de quienes dan los mejores consejos, sólidos y razonables si los aplicamos sobre una materia muerta sobre cómo educar a los hijos, una tarea que jamás han realizado? Me parece oportuna la reflexión, puesto que ciertas presiones sociales hacen daño a estos padres e hijos desorientados.

Como hará más tarde en Kong: La Isla Calavera, comienza con una imagen referencial, un icono del cine  que representa el brazo de Joe llevando en su mano un martillo que descargará contra un clavo para fijar una madera en el suelo y no contra un congénere como el homínido de 2001: Una odisea del espacio. Un uso desplazado del lenguaje que nos indica, mediante esta metáfora tantas veces repetidas tras el estreno del film de Stanley Kubrick que el hombre tiene en sus manos los instrumentos necesarios para mejorar sus perspectivas vitales. Cada uno sacará un provecho distinto, según su propia personalidad, forjada en el seno de una familia, y la de sus padres. Patrick tendrá acogotados a los suyos, temerosos de que se vuelva a escapar, a los que chantajeará cada vez que no se adapten a sus caprichos; Joe conseguirá que su padre lo trate de tú a tú, tras darle un kitt de afeitado, si bien decide dejar sin rasurar su bigote primerizo que le da el aspecto del pequeño Hitler en que se ha convertido, y Biaggo quedará ingresado en un hospital a causa de la mordedura de una serpiente, solo como siempre, y acompañado por sus amigos y los padres de éstos. Si el espectador conoce la existencia del progenitor es por ese tercio de mandíbula y los consejos de hombre-hombre, al que nadie le ha dicho que su hijo, como todos, necesita una familia, por muy imperfecta que ésta sea.

Se queja Jordi Costa de que :"Llama la atención el contraste entre el tono que finalmente se afirma en la película –presidido por un humor distanciado y controladísimo- y la textura sensorial y forzadamente lírica de algunas imágenes (literalmente) deslumbradas por el sol y el entorno natural, que se acercan de manera peligrosa a lo más fastidioso de un impostado lirismo indie." (1) Y en cierta medida es así, aunque cuando estos niños deciden marcharse de su casa, adentrándose en el bosque e imaginando una especie de minipalacio de madera con piscina y trampolín, que acaba reducido a una chabola realizada con restos encontrados en cualquier parte, es lógico que la naturaleza en la que se integran sea vista por ellos como un lugar ideal, un espacio al que llegan extraterrestres y en el que subsistirán, con libro o sin él, cazando y recolectando. La realidad acabará imponiendo el pollo al-ast al que están acostumbrados desde la infancia; todos acaban volviendo al hogar, porque nadie lo abandona si  está peor fuera de sus paredes más o menos protectoras, pero confortables y seguras casi siempre. Biaggio, por el contrario, acabará solo en una cama de hospital, obligado a comportarse no ya como un adulto, sino como un viejo solitario desde la más tierna infancia. Un personaje entrañable, que, dadas sus circunstancias, aunque oscuro, conserva la inocencia.

Jordan Vogt-Roberts construye una ficción sencilla, en la que los personajes se recortan con nitidez en un paisaje minimalista en el que aparecen tan integrados, que en ocasiones sorprende al mostrarlos como un recortable que se separa del fondo, algo que también veremos en Kong; grandes angulares muestran la amplitud del bosque, que sin embargo tiene límites que lo han reducido tanto que apenas se dan dos pasos se tropieza con una autovía, como ocurría en 'El Bosque' de Shyamalan, una ficción en la que un simple muro de arbustos separaba dos mundos diametralmente opuestos. Aquí no hay distinción, sino que las reglas del juego son tan similares, que lo único que distancia el hogar familiar de la 'casa del juego' construida por los adolescentes es la libertad  de autogobernarse con la que sueñan, a su manera, cada uno de ellos. Dice Jordi Costa que los chavales no huyen de una realidad asfixiante o luctuosa, sin embargo ellos viven tan mal la convivencia con los padres, que Joe culpa al suyo de sus fracasos sentimentales y Patrick sufre urticarías con tan solo verlos, sintiendo cualquier intervención de su madre o de su padre, por ñoña que sea, como una auténtica violación de su intimidad. Las barreras generalmente se levantan en el cerebro, e hijos de padres anárquicos e irresponsables asumen el cuidado de sus progenitores hasta el final de sus vidas, mientras otros cuidados y protegidos reniegan de ellos. Un buen ejemplo lo tenemos en la película que este fin de semana ofrece el diario 'La Razón', The Way, dirigida por Emilio Estevez, hijo de Martin Sheen (nacido Ramón Estevez), que tuvo cuatro descendientes y sólo uno optó por adoptar su nombre artístico: Charlie Sheen. A los 70 años acepta el papel más penoso de su historia para favorecer la carrera en declive de su hijo primogénito.

Hay que agradecer a Jordan Vogt-Roberts que en esta bonita película, que se disfruta tranquilamente, haya puesto diversas opciones sobre la mesa, sin intentar influir a los espectadores, ni decantarse por ninguna de ellas, entendiendo que los hombres no reaccionan de igual manera ante situaciones parecidas. El padre ausente carece de perfil, ofreciendo la  posibilidad  a los espectadores de ponerle el rostro que entiendan que le corresponde. Se puede ver esta película en español latino en YouTube, una de las mejores comedias que han visto la luz en los últimos tiempos.


(1) Tengo una casa. Diario 'El País' , 4 de julio de 2014.




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