Diez años y divorciada. Khadija Al Salami.


EL CANTO DE LAS NIÑAS EN LA ESCUELA: "YO DIGO NO AL MATRIMONIO INFANTIL. NO A LA OPRESIÓN DE LAS NIÑAS. NO TIENEN DERECHO A ROBARNOS NUESTROS SUEÑOS..."



Ficha técnica:


Título original: Ana Nojoom bent alasherah wamotalagah.
País: Yemen.
Año: 2014.
Duración: 96 minutos.

Dirección: Khadija Al Salami.
Guión: Khadija Al Salami, basada en 'Diez años y divorciada de Nojood Ali con Delphine Minoui.
Khadija Al Salami.
Dirección de Fotografía: Victor Crei.
Música: Thierry David.
Editor: Alexis Lardilleux.
Diseño de sonido: Emmanuel Zouki.
Decorador del set: Afrah Mohamed.

Maquillaje: Abdulah Albadani.

Productores: Sheikha Prohaska-Alatas & Khadija al Salami.
Productor asociado: Benoit Jaubert.
Productor en línea: Mortaz Madi.
Compañías productoras: Splendor Films, Hoopoe Film, Benki Film, Metksa, Enjaaz por iniciativa de Dubai Film Markey., Corniche Pictures. Apoyo de Sundance Institute, Feature Film Program, Swedish Film Institute; Sanad, Dubai Film Connection Film Clinic, Rawi Screenweitter's Lab...

Intérpretes:


Reham Mohammed: Nojoom de 10 años,
Nazija Alansi: Madre,
Rana Mohammed: Nojoom de 5 años,
Ibrahim Alashmori: Padre,
Abdo Ali:Suegro,
Amena Hassam: Abuela,
Shafikha Alanisi: Segunda mujer del padre,
Ali Alashmori: Sami, hermano de 2 años,
Ghader Abdulkareem: Sami, hermano de 7  años,
Husam Alsanabani: Sami, hermano de 12 años.
Malak Albukhaiti: hermana mayor en otras escenas.
Munirah Alatas: Suegra,
Adnan Alkhader: Juez,
Rim Charabeh: mujer del juez.




Khadija Al Salami, Reham Mohammed y Rana Mohammed.



Sinopsis: Nojoon


Nojoon, una niña de 10 años, entra en una sala de justicia, mira al juez directamente a los ojos y le dice : "Quiero divorciarme". En Yemen, donde no hay ningún requisito de edad para el matrimonio, Nojoon es obligada a casarse a los 10 años con un hombre de 40 años de edad. La dote ofrece a la familia una pequeña renta y una boca menos que alimentar. Un arreglo legítimo y aceptable para todos, excepto para la pequeña Nojoon, que pronto verá que su vida cambia radicalmente y se convierte en una existencia insoportable. La dote, ofrece a la familia una pequeña renta y una boca menos que alimentar. Un arreglo legítimo y aceptable para todos, excepto para la pequeña Nojoom, 

Comentario:


La primera cuestión que nos debíamos plantear todos, y cuando digo todos, digo todos, es que una película que se llama 'Diez años y divorciada' no puede ser vista en nuestro país por niños menores de 12. ¿ Por qué ? El hecho de que  Khadija Al Salami ose presentar una película con este título y la terrible denuncia de su contenido, y por otro la protección a la infancia en el mundo desarrollado, constituyen circunstancias muy significativas, ya que el relato que hace la cineasta se inscribe en el seno de una cultura milenaria. Pero, al mismo tiempo, el film pone en evidencia lo mucho que desconocemos de nuestros vecinos. Al Salami diferencia entre hombres corrientes y hombres de tribu, entre la sharia y la sunna, ( y no es que ella no lo cuente bien, es que nadie lo había contado antes de esta manera ), narra las costumbres de sus habitantes, como la de masticar el qat, en cuya adquisición los hombres invierten más dinero que en mantener a su familia, y  también cómo tantos hombres y mujeres viven en tierras en las que nada florece entre las piedras y el polvo de los caminos, organizados en una sociedad patriarcal en la que las mujeres son moneda de cambio para resolver los problemas económicos de hombres cargados de hijos, en ocasiones con una segunda mujer, y presumiendo de  sus  kalashnikovs que disparan incluso en ocasiones festivas.

Javier Ocaña nos informa de que la propia realizadora  Khadija Al Salami fue protagonista de una historia igual a la de Nojoom: fue vendida por su padre y violada por su 'marido' a los once años. Hoy, tras diferentes avatares, vive en Estados Unidos y vuelve a su país, Yemen, a filmar 'Diez años y divorciada' y contar "la historia de una cría, como tantas otras de su país, que lo único que quiere es jugar con su muñeca (una, no hay más), pero que puede ser entregada en matrimonio a cambio de un par de vacas, que vive días impensables, casi irreproducibles: "Madre, me hace daño, me obliga a hacerle cosas asquerosas". Situaciones que, con buen criterio, quedan fuera de campo en la película." (1)

Alberto Luchini insiste en la forma, cuando afirma que : " melodrama de tesis cuyas loables intenciones se sustentan sobre una narración fluida y amena, con un punto semidocumental en algunos momentos, en la que, afortunadamente, no se apuesta por el maniqueísmo en la figura de los malos: ni el padre de la niña ni su marido son demonizados, a pesar de lo que hacen, porque, en el fondo, se limitan a seguir sus tradiciones y su cultura. Otra cosa es que esas tradiciones y esa cultura sean, como mínimo, discutibles, cuando no insostenibles. Y en ello es en lo que hace hincapié el filme..." (2) Hay que reconocer que Nando Salvá es difícil de entender. Curiosamente califica la película de " toscamente melodramática, (ya que) maneja una retórica más televisiva que cinematográfica, y sus personajes son meras ilustraciones de un argumentario. Pero ha sido diseñada exclusivamente para llamar la atención sobre el drama de las niñas obligadas a casarse en una sociedad como Yemen, lastrada por la pobreza y la ignorancia, y dentro de esos parámetros resulta rotundamente efectiva." Pues me alegro de que, al menos, le resulte efectiva.

Algunos hombres se han ensoberbecido y han perdido el verdadero sentido del origen y la razón de la existencia de los medios de representación en cualquiera de sus manifestaciones: permitir que los hombres se  comuniquen con los demás hombres, y el que  cuanto más excelente sea su expresión construirán mensajes tanto más agradables  y perdurables, en cualquiera de las artes para la que esté más dotado. Pero el 'ars artis gratia', (el arte por el arte),  no sólo es el más vacuo de los mensajes amarillos, sino que con el tiempo pierde actualidad y ni siquiera sirve como testimonio de la época en que se realizó. Todos hubieran criticado que la realizadora se hubiera ensimismado en un esteticismo vacuo para contarnos un drama semejante; no sólo los occidentales ignoramos la diferencia que pueda existir entre las leyes emanadas de la voluntad de los hombres, la sharia o la sunna, sino también que, lejos de la ciudad, en países como Yemen, se impone el criterio de los jeques en el seno de sus tribus, mientras las niñas sueñan con jugar con muñecas y no con que las violen cada noche.  Khadija Al Salami. consigue conmover las conciencias y convulsionarlas más que ciertas verdades difundidas por los turistas o las ONGs., entre otras razones, porque la cineasta sufrió en primera persona la misma experiencia que narra en su película. No debiéramos perder de vista la situación de las mujeres en la España de la década de los 50 del siglo pasado, que acababan en la cárcel si eran infieles a maridos que no les eran leales. Por eso muchas de ellas, junto a otras como Al Salami están dispuestas a seguir luchando para no dar un paso atrás. El cine es un buen instrumento.

(1) Miedo y asco en Yemen. Diario 'El País', 25 de agosto de 2016.
(2) ¿De niña a mujer? Diario 'El Mundo', 24 de agosto de 2016.
(3) '10 años y divorciada'. El factor humanitario. Diario 'El Periódico', 25 de agosto de 2016.




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