Ágora. Alejandro Amenábar.
EL FARO DE ALEJANDRÍA: UNA MUJER, HYPATIA.
UN PEPLUM DENOSTADO POR QUIEN NO SUPO VER LA PERTINENCIA DE DIVULGAR EL CONOCIMIENTO DE ESTA MUJER, QUE FORMABA PARTE DE LOS CURRICULA DE CULTURA CLÁSICA.
Quiero comenzar este comentario con unas palabras que pronuncia Rachel Weisz, la intérprete de Hypatia, refiriéndose a Alejandro Amenabar. Sus películas son perfectas técnicamente y tiene calidez humana, una gran mezcla de cosas que uno puede tener.
El cineasta español plantea su trabajo como un homenaje a los científicos, a los hombres que usan la razón, emblematizados en una heroína que no utiliza las armas, y que representa un mundo extraordinario en el que se podía escuchar a las mujeres y considerarlas incluso como profesoras y consejeras de los grandes gobernantes. Justin Polard, asesor histórico del film, refuerza el argumento : "Era una filósofa lógica y práctica, lo que le enfrentó a las creencias del momento".
El argumento concluyente lo pondrá Amenabar en boca de Hypatia, cuando se dirige a Sinesio, que intenta convertirla al cristianismo: Sinesio, tú no cuestionas lo que crees. Tú no puedes. Yo debo".
En el siglo XVII Galileo tuvo que retractarse cuando defendía la teoría heliocéntrica; para no acabar en la hoguera. Hoy ya nadie duda, lo sorprendente es que aquellos hombres, con procedimientos rudimentarios, pudieran llegar tan lejos.
Pero el director ha pretendido algo más: recrear la Alejandría de ayer en el mundo actual y con los conflictos que se perpetúan en el tiempo. El rodaje de la película se convierte en la auténtica ágora humanística, en la que confluyen personas de todos los credos y nacionalidades, europea en este sentido. En este objetivo han confluido los esfuerzos de todos los especialistas, directores de fotografía, attrezzo, decorados, vestuario,músicos...Los propios actores proceden de los más diversos paises, como Michael Londsale (Teón), Max Minghella (Davo), Oscar Isaak (Orestes), Sammy Samir (Cirilo), Ashraf Barhom (Amonio); muchos de ellos aceptaron sus papeles cuando comprendieron que lo que se buscaba era la armonía y la tolerancia, y nunca el enfrentamiento.
El palestino Ashraf Barhom es cristiano.
Alejandro si tiene silla de director, pero comprende, después de haber ejercido de Juan Palomo, que no se puede poner barreras a la creatividad. Así lo confirma Dario Marianelli, experto en sonido de Hollywood, que ha construido la música en bloques largos que ayuden a unificar el film; su música es femenina, delicada, de amor siempre que Hypatia habla de matemáticas, sin life motive asociado a cada grupo. Dura para los parabolanos en los momentos violentos y con mucha compasión en los momentos benéficos. Pero sobre todo, lo que ha querido transmitir es "la extrema separación de perspectiva que existe entre nuestro planeta visto desde lejos y el conjunto de nuestras historias y nuestros destinos. Es una división de perspectiva que es muy importante a la hora de ver nuestro planeta como es devastado por las guerras y los conflictos, y poder estar un paso atrás y verlo con distancia como algo que tiene integridad propia y belleza propia". Amenábar remata la idea: "Vistos desde arriba parecemos bichos".
Gay Dyas ( creador de los decorados ) y Felix Bergés, (fotógrafo), basándose en la Historia y la imaginación intentan crear una ciudad, en un momento en que era el eje de todo el aprendizaje intelectual del mundo conocido, y representar a la vez Nueva York y Palestina, con esas masas moviéndose por las calles, y con una civilización atacada constantemente por brotes de intolerancia. ¿Cómo se puede transitar desde una colectividad que se agrupa en torno a una maestra, procedente de diferentes clases, creencias y sensibilidades, y de repente pasar a otros momentos en que la ambición barre todo y trae consigo la intolerancia? Aún no tenemos la respuesta. Hypatia fue el faro que alumbró, durante un pequeño instante, la ciudad de Alejandría, para inmediatamente dejarla a oscuras.
La italiana Graciella Pescucci, también contribuye a crear este clima en la elección del vestuario y en la semantización de los colores, y la mezcla de elementos de la cultura contemporánea con otros históricos para crear una ilusión de atemporalidad. En la primera parte, cuando Hypatia trabaja en un mundo greco-romano, su ropa es clara. Cuando madura y se hace fuerte, tras los tristes acontecimientos de su ciudad, viste con colores más oscuros. En la escena final, cuando camina hacia su "patíbulo", el rojo de su túnica le confiere la fuerza mental para resistir la brutalidad de sus agresores, los parabolanos vestidos de negro.
Alejandro Amenábar se permite algunas licencias históricas, para dar coherencia a la historia que nos quiere contar. Sinesio, gracias a cuyas cartas tenemos la mayor parte de información sobre la filósofa, murió antes que ella, pero le hace vivir más tiempo para mostrar el aislamiento de ésta en sus últimos momentos; Davo, el personaje más trágico de la película, el esclavo desprecia, la ahoga para evitarle el sufrimiento de la muerte horrible que le esperaba, con el intento de fomentar la compasión hacia esta mítica mujer y no la intolerancia en la que se refugiarían quienes se sintieran atacados. El resultado es una historia verosímil.
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