El maquinista. Brad Anderson







Ficha técnica:


Título original: The Machinist.
País: España.
Año: 2004.
Duración: 100 minutos.

Dirección: Brad Anderson.
Guión: Scott Kosar., con la colaboración de Fernando de Felipe.
Casting: Pep Armengol (España); Wendy Brazington (UK); Sheila Jaffe, C.S.A. (USA)
Dirección de Fotografía: Xavier Giménez.
Música: Roque Baños.
Montaje: Luís de la Madrid.
Director artístico: Alain Bainée.
Sonido: Albert Manera.

Diseño de Vestuario: Patricia Monné.
Maquilladora: Alma Casal.
Jefe de Peluquería: Satur Merino.


Productor ejecutivo: Julio Fernández, Antonia Nava.
Dirección de producción: Teresa Defaell, Javier Arsuaga.
Compañías productoras: Filmax Entertainment, Castelao Producciones, Canal  + España,  Ministerio de Cultura de España e Institut Català de Finances.

Intérpretes:


Christian Bale: Trevor Reznik,
Jennifer Jason Leigh: Stevie,
Aitana Sánchez-Gijón: Marie,
John Sharian: Ivan,

Michael Ironside: Miller,
Larry Gilliard: Jackson,
Reg E. Cathey: Jackson,
Anna Massey: Sra. Shrike,

Matthew Romero: Nicolas,
Robert Long: supervisor Furman,
Colin Stinton: Inspector Rogers,
Craig Stevenson: Tucker,
...


Sinopsis:


Trevor Reznik, operario de una factoría, no puede dormir desde hace un año. La fatiga le ha comportado un horrible deterioro de su condición física y su salud mental. Repelidos por su aspecto, sus compañeros se volverán contra él cuando uno de ellos pierde un brazo en un accidente en el que Trevor se ve involucrado. Atormentado por la culpa, la vergüenza de Trevor se transforma en sospecha, y después en paranoia, cuando parece que hay una conspiración contra él para despedirlo...o algo peor

Trevor investiga los extraños sucesos que están convirtiendo su mundo en una pesadilla. Pero cuando más descubra, menos querrá saber.


Comentario:


Si cuando a los técnicos españoles son dirigidos por otros de fuera del país hacen un trabajo  más o menos digno, habrá que preguntarse qué pasa aquí. Para empezar hablan mejor el español los dobladores que los actores, y yo vivo en este país. Nadie se expresa como en las películas, y en ello llevaba razón John Healey  cuando debatió con Jenaro Talens sobre el tema, acerca del acento que oímos en los cines, según el juicio profesional del lingüista británico, que lo asoció con el a un barrio concreto de Madrid. Al margen de esta cuestión, más importante de lo que parece, lo más sobresaliente del film es el trabajo que hizo Christian Bale con su propia persona, a la que esculpió de tal forma que adelgazó su figura hasta adquirir un físico parecido al de cualquier víctima de los campos nazis de Mauthausem, Dahau o Auschwitch, una imagen espeluznante, que unida a un trastorno psíquico que le provoca un insomnio perturbador, provocan un profundo rechazo en el espectador.Precisamente esta fue la razón que hizo célebre la película dirigida por Brad Anderson.

El film está estructurado de forma circular,y decepciona, especialmente a los críticos, no por el desarrollo de la trama, en la que Trevor crea una especie de doppelganger sobre el que descarga su terrible sentimiento de culpa, y una obsesión con un Pontiac Fireboird del 65 que conduce el terrible personaje, sino por el conflicto que desencadena el deterioro del personaje. Cada indicio que lo relaciona con un asunto que intuye muy oscuro, cada vez que no encaja en el mundo paralelo que se ha montado cualquier indicio que le sale al paso, se va introduciendo en un aguhero del que difícilmente va a poder salir. La razón es cotidiana pero trágica, y lo más duro de sobrellevar a contemplar, como ya hemos dicho,  el deterioro real de Bale durante más de hora y media, un esfuerzo que no ha sido comprendido por todos.



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