Ouija. El origen del mal. Mike Flanagan. DVD y Blu ray.





Ficha técnica, sinopsis, críticas, cartel y trailer. (Pinchad aquí).



Comentario:


No hay que ser demasiado espabilado para darse cuenta que una película que se llama Ouija, tiene como epicentro el peor mal que amenaza al hombre desde el día de su nacimiento y condiciona su vida entera: la muerte; más adelante el guión irá introduciendo al espectador en las causas que lo han originado en este relato concreto y que, al final, determinarán el género por el que ha optado Mike Flanagan para contarnos esta historia. Sea cual sea su forma de contar no podrá evitar dejar su impronta. .La acción se sitúa en Los Ángeles en 1967; un plano fijo ante una vivienda típica de un suburbio americano nos muestra un cartel que advierte de que en esa casa vive una adivina, Madame Zander, que presta sus servicios a quien los necesita (Madame Zander, Fortune Teller).


Flanagan opta por comenzar deconstruyendo los elementos del género, que desde el primer plano da a entender de que en la base están las casas encantadas; la cámara entra en el interior de una vivienda vacía y recorre sus estancias, sobreimprimiendo con enormes letras amarillas, enmarcadas como los títulos del cine silente, el título del film, hasta detenerse ante una estancia abierta, que da entrada a uno de los personajes principales, la medium, Alicia Zander, madre  de Doris y Paulina, en plena sesión de espiritismo clásico. Tras pronunciar un imperativo introductorio en el tema dice, al tiempo que corre unas cortinas: "Comencemos". Un hombre, intenta comunicarse con su mujer, ante el escepticismo de su hija. En esta misma secuencia introductoria se desvela a los ojos del espectador cómo se gesta un engaño, y cómo se agudiza el ingenio, cuando una mujer viuda, que tiene a cargo dos hijas, que vive bajo la amenaza del desahucio, una de ellas objeto de 'acoso escolar', para sacar a su familia adelante con dignidad. Hasta ese momento nada que no hayamos visto antes, con una pequeña novedad: un giro convertirá una historia real, verosímil, en un cuento de fantasmas, en la que las hijas rezan cada noche al padre desaparecido.

Hasta aquí nada anormal: una madre, muy religiosa y estricta, que debe educar sola, en una familia monoparental a dos hijas, una adolescente en plena fase de rebeldía y una niña triste que no conecta con sus compañeros de clase en un colegio religioso y una ouija, cuyas reglas hay que cumplir: nunca jugar solo, nunca jugar en un cementerio y decir siempre adiós. Un avance de la remodelación de su negocio de Madame Zander, que abandonará las velas por la tabla. Es curioso que, desde que hicimos la ficha de esta película y, a medida que ha ido pasando el tiempo, la valoración de la prensa que recoge la página americana Rotten Tomatoes ha ido subiendo desde un 80% a un  83% que refleja en el momento actual,  en que ha salido al mercado el blu ray, mientras el público ha ido bajando sensiblemente su valoración, de un 65 a un 58 %, a medida que se iban incorporando más usuarios.

La mayor parte de los críticos se siguen adscribiendo a lo que llaman política de autor, en el sentido que la defendía la Nouvelle Vague, y al modo que lo hacen ciertas teorías actuales, como el cine de los márgenes (Luís E.Pares u Oliver Laxe), que parecen representar a unos cineastas comprometidos que no tienen como objetivo conseguir una importante recaudación en taquilla, sino el compromiso con ciertos movimientos sociales, que ahora llaman 'mareas'. Lo curioso es que, cuando transcurre el tiempo aquellos que parecían interesados en dejar un testimonio de la sociedad con un lenguaje recto, lineal, sin ruidos que interrumpan la comunicación, han dejado un legado menos interesante que aquellos otros que parecía que, a la par, buscaban entretener a su público, integrarlo en su discurso y obligarlo a participar en la construcción definitiva del relato. Si hoy volvemos a ver 'La salida de la fábrica' o 'La llegada del tren' de los Hermanos Lumiére y la comparamos con 'Viaje a la Luna' de Méliès, podremos comprobar fácilmente que el segundo nos ha transmitido mucha más información sobre el mundo que le tocó vivir y  las aspiraciones de sus gentes.

Desde que la ouija entra en casa de Madame Zander, una mujer que no ha aceptado la muerte de su marido, comienza el despropósito, la acumulación atropellada de los recursos de James Wan, de Andrés Muschietti, de Carpenter, de Tomás Alfredson, de Peter Medak, y otros que imaginaron y trasladaron a sus imágenes recursos para generar tensión, energía, miedo y otro sentimientos que se traducían en sustos importantes, se sustentaban en miedos reales, (la enfermedad, la miseria, la locura....) y se traducían en casas encantadas, posesiones infernales, muertos vivientes y otros monstruos que anidan en nuestra psique, que como bien advirtieron  Lucas, Spielber, Cameron y Zemeckis, solían defraudar cuando tomaban forma (making of de Planeta prohibido). Y eso es exactamente lo que sucede en 2016, bien entrado el siglo XXI, cuando las posibilidades de los cineastas de generar fantasmas verosímiles ha dado un gran salto, cuando llegamos al quid de la cuestión, a la presencia en los sótanos siniestros de que habla Ulrich Siedl de auténticos demonios, doctores malignos nazis..., ya es demasiado tarde.

Sin embargo, la crítica parece empeñada en separarse definitivamente del público al que intenta asesorar a la hora de elegir un film, no porque ciertos espectadores estén menos informados que los creadores de opinión, sino porque éstos han visto las películas con antelación, en los pases de prensa, y se les supone cierta formación e imparcialidad. La primera decepción radica en los prejuicios de quien opina en relación con el lugar geográfico en que se ha hecho el film. Si nos acercamos a la página de cine que busca respuestas de sus lectores, como Filmaffinity, podremos comprobar que, pulsada la opinión de casi 3.500 usuarios, la nota media obtenida es un 5,1, un aprobado muy raspado.

Frente a esta realidad, los críticos más 'exigentes', que no practican el consejo de los hombres de Bazin, entre los que se encuentran Jordi Costa y Nando Salvá, le ponen la máxima calificación a un film decepcionante, en la forma y en el fondo. El primero, tras reconocer en el subtítulo que el film no inventa nada, pero se erige en una sólida pesadilla para pasar un buen Halloween. El resto del artículo es muy superficial y concluir comparando esta película con cualquiera de James Wan, o producida por él (saga 'Insidious' o 'Expediente Warren') es una herejía para los amantes del género. En cuanto al segundo zanja la cuestión de una manera muy banal:" (...) esta precuela está menos interesada in los sustos enlatados y el 'gore' que en la creación de una atmósfera tóxica y en conectar lo sobrenatural a un férreo anclaje emocional. El director Mike Flanagan genera miedo de formas cada vez más intrépidas, al menos hasta que, en un esfuerzo por atar cabos y conectar con la primera película, sucumbe a algunas convenciones trilladas del cine de terror ." Uno y otro saben, o deben saber, que el cine es uno de los soportes más importantes en la creación de ideología; ambos escriben en lo periódicos más importantes del país y no son ignorantes de la influencia en amplios sectores de espectadores que ejercen sus escritos, aunque cada día se va constatando el divorcio entre los críticos y sus lectores que pueden acabar con páginas tan importantes como Rotten Tomatoes.

Da la impresión de que se está premiando mas las compañías como Blumhouse Productions que al autor, del que se conoce poco acerca de su obra; una compañía de producción multimedia que ha sido pionera en un nuevo modelo de cine de estudio, produciendo películas de micro-presupuesto de alta calidad, (este no es el caso), incluídas célebre sagas como 'Paranormal Activity,  'Insidious', 'La Purga' o Sinister. Al final el texto que subyace es  muy parecido al de Poltergeist, pero en lugar de hacer referencia a quien, carente de escrúpulos, construyó sobre los cementerios indios, un hecho en el que se ha sustentado el sentimiento de culpa de los norteamericanos, que intentó representar Hartung en sus cuadros, aquí se trata de la cooperación de sectores muy influyentes que acogieron a los nazis que huían de Europa y les cedieron los sótanos de sus casas para que siguieran con sus investigaciones para mejorar la raza que ahora se llama caucásica. Un diario de un polaco llamado Marcus habla de un tal 'Doctor del Diablo' de un campo de concentración.  Esta pieza del puzzle está mal encajada, llega tarde y apenas produce inquietud.

Una advertencia: con frecuencia conviene no levantarse de la butaca hasta que hayan desfilado todos los créditos.

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