Vértigo. Alfred Hitchcock.




Ficha técnica, scinopsis, comentario, cartel y trailer. (Pinchad aquí)


ALGUNAS NOTAS EN TORNO A LA OBRA MAESTRA DE HITCHCOCK.


Jordi Picatoste encargado de la redacción del opúsculo que, en torno a esta obra, edita RBA Coleccionables S.A., afirma que : "En Vértigo, Alfred Hitchcock jugó con armas contundentes y letales: el inconsciente, el sentido de la culpabilidad, el desdoblamiento de la personalidad y la subjetividad, amenazas latentes de la cultura contemporánea. La historia que desarrolla 'Vértigo' sugiere que el poder de una imagen, cuando alguien "se pierde en ella", es enorme. Esa imagen eliminará todas las otras, alterará el sentido de la realidad y dará lugar a que todo parezca lo que no es y que lo verdadero se hunda en el terreno resbaladizo de las pesadillas."





Fijémonos en la castidad de uno de los besos más notables de la Historia del cine.



Las fuentes de la historia.


En torno a 1950, Alec Coppel y Samuel Taylor se  fijaron en dos novelistas, Pierre Boileau y Thomas Narcejac, autores de novelas policíacas francesas que gozaban de gran popularidad en su país, algunas de las cuales fueron adaptadas al cine como 'Las diabólicas', dirigida por Henri-Georges Clouzot (1955), 'Las lobas' (1973), y 'De entre los muertos', en la que se inspiró el director de 'Psicosis' para realizar 'Vértigo' en 1957.  A Hitchcock no le convencía el argumento y concertó una cita con los autores, que le recordaron que el nudo del argumento era el tema de la guerra (la novela se contextualiza en Segunda Guerra Mundial) y sus consecuencias en la psique de un superviviente." (opus cit.)

Hitchcock no estaba por asumir una historia de carácter bélico y pergeñó la secuencia final, la del campanario, que da un giro definitivo a una historia tal como la había concebido el cineasta, que desvirtuaba la que concibieron los escritores. De este modo, 'Vértigo' cuenta la historia de John "Scottie" Ferguson, un detective  inspector de policía, que es requerido por Gavin Elster, un antiguo amigo de la universidad, para que vigile los movimientos de su esposa Madeleine, a quien considera enajenada y poseída por el espíritu de una mujer muerta, su bisabuela, Carlotta Valdés

El ex inspector de la policía de San Francisco abandonó su puesto cuando un compañero se precipitó al vacío desde una cornisa durante la persecución de un delincuente por los tejados de la ciudad, un hecho que empeora su acrofobia, al que se une un hondo sentido de culpabilidad por la muerte de un compañero. La llamada de  un ex condiscípulo, Elster, que le encarga el seguimiento de su esposa, Madeleine, lo involucran en una terrible trama.





Se dice que en la realización de esta película Hitchcock no hizo ninguna concesión a la linea narrativa directa ni al compromiso con un espectáculo de difícil digestión. Sin embargo, Jordi Picatoste hace unas reflexiones que parecen corresponder más a un concepto de cine de autor que a una realidad: "No hay inserciones propias de exigencias de producción, (entre otras razones porque el productor es él mismo), ni guiños a la taquilla, ni sobreactuaciones de cámara o actores. Es una película seria, concentrada y, aunque a veces resulte un tanto grave, en ningún momento cae en la solemnidad y siempre prodiga instantes de una gran belleza.

Los roles.


James Stewart desempeña con eficacia su papel de hombre frágil, debilitado por el vértigo que lo incapacita parcialmente. El redactor de este libreto asocia esta limitación con su inclinación a lo misterioso, 'la o las Madeleines' de la película. Kim Novak consigue representar a esa mujer misteriosa e inquietante, y en las escenas más inquietantes mantiene una contención densa y sugerente, y muy estimulante en la escena del beso al borde de un acantilado, una escena que sintetiza el amor y el peligro.

El pequeño librito incluye 'Detalles cuidados'; 'San Francisco'; 'El sueño de Scottie'; 'Los persobajes'; 'El síntoma de una patología'; 'El interior de cada persona'; 'El extraordinario éxito...tardío'. La lectura de este texto pone en evidencia que no sólo las películas pueden quedar desfasados, sino también los escritos de los críticos.


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