El ataque del tiburón de 3 cabezas.Christopher Douglas-Olen Ray.
Ficha técnica:
Título original: Three Headed Shark Attack
País: Estados Unidos.
Año: 2015.
Duración: 85 minutos.
Dirección: Christopher Douglas-Olen Ray.
Guión: Jacob Cooney y Bill Hanstock.
Director de Fotografía: Alexander Yellen.
Música: Chris Ridenhour y Christopher Cano.
Edición Rob Pallatina.
Supervisor efectos visuales: Joseph J.Lawson.
Diseño de Vestuario: Janet Longton.
Maquillaje: Eric Wilson.
Productor en línea: Alison Goser, David Michael Latt.
Productor asociado: David L.Garber.
Productor ejecutivo: David Rimawi.
Diseño de producción: Kyan Piotrowski.
Compañías: SyFy, Asylum Productions,
Intérpretes:
Karrueche Tran
Rob Van Dan
Jena Sims
Danny Trejo
Sinopsis:
La mayor máquina de matar del mundo ahora es tres veces más mortífera. El gran tiburón blanco de tres cabezas amenaza un crucero.
Comentario:
Va a ser que algunos tienen muy poco respeto al espectador de televisión o, que, por el contrario, confiando en el espíritu crítico del que se tumba en el sofá para ver cine, le lanzan unas imágenes increíbles, bizarras, de un colorido brillante para que no se aburran y se echen un sueñecito, de ejecución correcta, sin pretensiones y que han favorecido, como reacción, que los que pretenden seguir una politica de autor apaguen la luz y nos obliguen a dejarnos los ojos para averiguar qué pasa, quién es nuestro amigo o nuestro enemigo, cómo es la habitación o el paisaje en el que se desarrolla la acción o que se escapen planos de detalle importantes.Si en la era analógica lo elegante y selecto era la textura de grano grueso, con las nuevas máquinas digitales, este efecto, considerado un ruido indeseable, resulta antiestético. El que quiere alejarse de las masas y el estilo mainstream de películas como ésta ya tiene pocas opciones: o le da a la imaginación o nos deja a oscuras. Lo segundo es más frecuente.
La primera secuencia vale por sí sola más que el resto de la película; en ella los personajes se meten en un laboratorio a investigar por qué hay tiburones con tres cabezas como el que ha realizado una masacre en la playa. Este preámbulo nos dice que hay algo que no funciona igual en el cerebro de todos los humanos, o quizá el sol derrite la materia gris. Tres jóvenes con bañadores escuetos (dos chicos y una chica de formas exuberantes) se retan a llegar nadando a una boya. La primera en ser atrapada, el bocado más exquisito, es la chica top-less en off visual, pero si algo llama la atención de los personajes secundarios es que, cuando ven algo raro en el horizonte, se meten en el agua par averiguar qué es, y cuando quieren percatarse se encuentran convertidos en aperitivo entre los dientes del escualo de tres cabezas, que se permite el lujo de comerse a la gente de tres en tres, hacer cabriolas con el objetivo de lograr que su bocado sea más festivo, atractivo y suculento y saltar a la arena para zamparse a quienes, con la mano por visera, intentan descubrir qué pasa. Animados por la tontería de los hombres y mujeres que se aglomeran en las playas, el bicho se envalentona, coge carrerilla y golpea con fuerza los pilares del observatorio marino que acaba destruyendo. Lo malo es que el equipo de expertos solo tiene una salida y ésta es por el mar.
Una se plantea una cuestión de simple y elemental razonamiento : si los top critics le otorgan un 2,3 a películas como la dirigida por Ewan McGregor, American Pastoral, qué le pondrán a este proyecto inverosímil (vamos que no te lo crees ni después de beber varios chupitos, una manera que ideó un grupo de jóvenes para poder ver Sharknados,- aquellos tiburones que saltaban y que en la próxima entrega hacen peligrar a los aviones -, perdiendo la serenidad). Pues , es fácil de adivinar: 2,5. A esto se le llama tener criterio, aunque hay una diferencia: estos títulos convierten a las películas que los llevan en productos de culto, porque tan difícil es aprobar todos los resultados de una quiniela como no acertar ninguno. Y esto es lo que hizo Christopher Douglas-Olen Ray: sorprendernos con una bizarrada tras otra.
Estos días la ofrece el videoclub de ONO, de forma gratuita y durante un tiempo limitado: 23 horas. Los espectadores que han decidido, en cualquier momento, ver el film lo han bautizado como: "El ataque del director de tres neuronas (El hijo pródigo); "Cuando dos cabezas no son suficientes"(Vader Express)...Durante unas horas está vuestra disposición esta película que. a fuerza de ser tan ridícula, resulta divertida para los jóvenes con ganas de provocación: un tiburón, aunque solo tenga una neurona por cabeza, le gana la partida a quien no tiene ninguna.
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