Barry Seal: El traficante. Comentario.







Ficha técnica, sinopsis, críticas,cartel y trailer . (Pinchad aquí)



Comentario:

Un relato sobre las cloacas del estado y sus conexiones con grupos criminales y gobiernos fallidos a través de un 'correo' que mantiene el equilibrio entre los diferentes grupos de criminales, protagonizado por el hombre de acción por excelencia, el que acabó estampándose contra la fachada de un edificio, afortunadamente sin consecuencias definitivas, que junto a otros actores como Bruce Willis han encarnado, como pocos, al hombre de acción norteamericano, un género en el que este pueblo no tiene quien le haga sombra. Vuelve Doug Liman, quien dirigió la primera entrega de 'El caso Bourne' (2002),  que consolidó la carrera de Matt Damon, Sr. y Sra. Smith , de la que surgió una de las parejas de éxito del cine del país o 'Caza a la espía' (Fair Game, 2,010), uno de los primeros filmes que transmitió al público de cualquier lugar del planeta las consecuencias que tuvo en Estados Unidos la gran mentira que forjaron George Bush, su gobierno y sus asesores políticos, nada menos que en la sede de las Naciones Unidas, para meter a su país en una guerra ilegal que no ha cesado todavía y que ha sumido a Iraq en una realidad oscura sin precedentes, y lo hace rindiendo homenaje a grandes maestros del cine que lo precedieron y que convirtieron a los protagonistas de sus relatos en narradores muertos de sus propias historias, entre ellos Billy Wilder y su obra maestra 'El crepúsculo de los dioses"  (Sunset Boulevard , 1950), o Sam Mendes (el británico ex-marido de Kate Winslet) y su película más importante,  'American Beauty' (1999), cuyo protagonista, un joven periodista, llamado Lester Burnhan), de 42 años, aprovechando un expediente de regulación de empleo, decide dejar su trabajo y vivir una vida acorde con sus fantasías masculinas, en la que no falte el coche de sus sueños, su relación con una Lolita y un empleo para el que no se necesite una especial capacitación que lo libere de preocupaciones una vez acabada su jornada laboral . Aquí es una voz en off que desciende del cielo y que asocia la muerte con la tradición judeo-cristiana, con la existencia de una vida más allá de nuestra existencia temporal. Barry Seal, pragmático y nada creyente, viéndoselas venir, recurre, como los anteriores al flashback para dar a conocer al público y a los personajes implicados en la trama la secuencia de los acontecimientos que lo llevaron a su trágico final, tras una vida tormentosa que no le benefició ni a él ni a su familia. Su esposa acaba vendiendo comida rápida, después de guardar los billetes hasta en el frigorífico.

Mas la diégesis de Barry Seals es menos lineal que las anteriores; Doug Liman narra los viajes alucinantes que realiza este  'jubilado' piloto de la TWA, un trabajo que le permite vivir cómodamente, con algún que otro trapicheo de escasa importancia, realizando pequeños encargos, como la adquisición de puros habanos para compañeros y conocidos, que le proporcionan un pequeño extra, una actividad conocida por el perspicaz agente de la CIA, Monty Schafer, interpretado por un brillante Domhnall Gleeson, que lo involucra en asuntos de tráfico mucho más arriesgados, en los que entrará en contacto con todos los grupos que operaban en el cono sur de las Américas, (comunistas revolucionarios como los Sandinistas, los contra, ya fueran de Nicaragua, Cuba o de cualquier otro país en formación, y Jefes corruptos como Noriega), un mosaico diabólico que Doug Liman reconstruye con un discurso hipertextual, una mezcla de texturas y tamaños de pantalla, que no solo aligeran la carga dramática y acercan el film, gracias al dominio de su papel de Tom Cruise, a la comedia, sino que dejan constancia de la complejidad del ser humano, con personajes tan variopintos como el hermano de la esposa de Barry Seals.

Imposible separar el qué y el como, ya que, como afirma Peter Grrenaway la narración lineal es ficticia, no se da en la vida real, solo en las manifestaciones dramáticas, literarias o cinematográfica del ser humano para hacer comprensibles sus mensajes a los receptores de su discurso. El espectador contempla, en esta realidad encuadrada, cómo Barry Seals prospera en un negocio muy peligroso, que dificilmente le conducirá a un lugar diferente al que va a parar; así acabaron muchos, entre ellos el propio Escobar, que tras iniciar una carrera política en busca de la honorabilidad, murió a manos de sicarios del gobierno. Sólo los que operan con la ley de su parte y todos los aparatos coercitivos del estado protegiéndolos, no corren peligro, por mucho que hagan circular las armas de una punta a otra de la Tierra y de unas manos a otras, (no importa si son amigas o enemigas; como afirma Villeneuve en 'Sicario' lo importante es sembrar el caos). Asesinado Seal, Schafer comienza a montar el Irangate . Liman pasa revista a los presidentes implicados en este diabólico comercio, Carter, Reagan y Busch, deslizando una llamada de atención de un tal Clinton, de nombre Bill, a la Fiscal de su estado para que libere al traficante Seals, mientras la mujer de Donald Reagan,  la actriz Nancy Davis, lanza mensajes naïfs, pretendidamente inocentes, a una población bienpensante que prefiere creer en el imperio de una Ley, mas violada que Mesalina.

Javier Ocaña busca precedentes que hablen del qué se cuenta, el cómo un hombre que sólo quería ser 'Mariachi" y acabó siendo pistolero (Roberto Rodriguez): "Es posible que el señor Wormold, vendedor de electrodomésticos, solo quisiera hacerse socio del Country Club de La Habana, refugio de millonarios durante la era de Batista. Pero, como estaba en el lugar y el tiempo perfectos, y el trabajo le llegó como caído del cielo, casi se vio obligado a convertirse en espía británico. En Nuestro hombre en La Habana, Graham Greene, que algo sabía de espionaje..." (1) Si bien al final nos habla del lenguaje y la estructura que utiliza Liman lo hace de forma inconexa y sin aparente relación con el subtexto, sin darse cuenta de que es precisamente el cómo el cineasta nos cuenta la historia es lo que la hace sumamente atractiva y confirma una vez más la brillantez del actor-protagonista para convertir una narración que podía haber sido farragosa en algo especial.






(1) Nuestro hombre en Medellín. Diario 'El País', 31 de agosto de 2016.



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