Slow West. Crítica.







Ficha técnica, sinopsis, premios, crítica, fotografías, cartel y trailer (Pinchad aquí).


Crítica:

Están apareciendo nuevas generaciones de cineastas, -Denis Villeneuve, Matthew Vaughn o el propio John Maclean...-, cuyos referentes son cercanos en el tiempo, cineastas que todavía no han recibido el placet de quienes fueron educados viendo 'El Halcón Maltés' y creen que 'Cristo se paró no en Eboli, sino en la década de los 40 y como mucho en la de los cincuenta'. Nos referimos a realizadores, todavía no reconocidos como George Lucas, Steven Spielberg, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola y otros; para estos jóvenes cineastas su 'trineo' es una película de gran concepto, parafraseando al realizador de 'Slow West': 'La Guerra de las Galaxias'. Los genios no se prodigan y, aunque es conocido que Lucas hizo su película con escasísimos recursos y que llegó a un acuerdo draconiano que le salió bien por casualidad, con el hijo de Alan Ladd, Alan Ladd Jr. que a la sazón estaba al frente de la Fox, hizo una jugada que restableció lo que es justo: regaló su trabajo a cambio de reservarse los derechos de autoria para posibles segundas partes y la propiedad del merchandising.

La verdad es que se dicen cosas sin ningún sentido. Olga Pereda dijo en un artículo para el diario 'El País' que George Lucas heredó una cualidad sustancial de su padre: la conciencia de que el dinero es sinónimo de libertad. Es absurdo hablar de filosofía, porque no sólo no era un encantador de serpientes, sino que persiguiendo exclusivamente el dinero sólo se llega a operador en bolsa y blanqueador de capitales, no a renovador de un modo de representación como el cine. No es el caso. Mclean hace un film muy influenciado por los Hermanos Coen, y en particular por su remake de 'Valor de Ley' de Henry Hathaway, (1969), cuyos personajes se adentran en un bosque inquietante, poseído por fantasmas, como el que deciden atravesar Jay y Silas, del que Michael Fassbender hace una descripción verbal que no  tiene reflejo en las imágenes. Antes de entrar asusta al adolescente con una descripción dibólica, según la cual los indios llaman a este bosque "el lugar de los árboles con alma', los cazadores 'El fantasma plateado' y la leyenda amenaza con el hecho de que la gente que entra no sale de ahí. "Al menos nos libraremos de los supersticiosos de la banda de caza-recompensas de  Payne", le dice a Jay. Otro afirmación que no tiene traducción visual.

Quien se confiesa intimidado por los Gremlins, se aterroriza con algunas escenas de 'El Resplandor' de Stanley Kubrik, y crea climas amables, influenciado por directores actuales como Wes Anderson, quiere ante todo hacer valer los esfuerzos que realizan los jóvenes, que también pueden enseñar algo a sus mayores (a veces diez años de diferencia marcan una generación) como hace el adolescente Jay Cavendish, miembro de la pequeña nobleza escocesa, cuando conciencia al duro Silas  de que la vida es algo más que sobrevivir. Eso no significa que Maclean no sea consciente de que hay un muro que lo separa de forma definitiva del proyecto que le gustaría llevar a cabo, un film de ciencia-ficción: el dinero. Con el presupuesto de que dispone hace lo que puede, un film minimalista en el que intenta sacar provecho de un atrezzo pobre, y que resuelve con recursos convencionales y una gran luminosidad (plano-contraplano, entradas y salidas de campo, foto fija impactante, ¿influencia de Lucas? ...) -. mas deja muchas incógnitas difíciles de resolver por la escasa información que rodea ciertas decisiones de los personajes. No sabemos por qué la amada de Jay, Rose, y su padre, que tiene algo que ver con Silas, son buscados en el oeste y se ofrece por su cabeza 2,000 dólares. La historia se torna explícita cuando, terminada la Guerra de Secesión, se llenan los caminos de ex-militares que no tienen más oficio que matar y se convierten en cazadores de indios, negros que comienzan a crear su música, bandas de caza-recompensas, que generan la duda de qué resulta más peligroso, si adentrarse en el bosque encantado o quedar a merced de tanto bandido.

Quien afirma no creer en que haya otra vida más allá de la muerte, pero sí en cualquier planeta que reúna las mismas condiciones que la Tierra, aplicando la lógica científica que se impone a los creadores que se encuentran cerca de la cuarentena o la han superado, hace una película en la que la marca de autor se impone al género, un empeño en el que recibe la ayuda de Jed Kurzel, un músico, autor, guitarrista y cantante australiano, lo que da al relato un aire de modernidad muy singular. No es una película de gran concepto, como le gustaría a su director, al que nadie le ha confiado una financiación importante, pero Slow West es una buena carta de presentación..






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