El violín rojo.François Girard.




Ficha técnica:


Título original:
País: Canadá.
Año:1980.
Duración: 130 minutos.

Dirección:François Girard.
Guión: Don McKellar y François Girard.
Casting director: Deirdre Bowen, C-D.C.
Director de Fotografía: Alain Dostie.
Música: John  Corigliano. Orquesta Filarmónica, dirigida por Esa-Pekka Salonen: solo violín: Joshua Bell
Edición: Gaëtan Huot.
Director artístico: Emita Frigato.
Sonido: Claude La Haye, Marcel Pothier, Hans Peter Strobl.

Diseño de Vestuario: Renée April.
Maquillaje: Rosario Prestopino.
Peluquería: FerdinandoMerolla.

Productor Niv Fichman, Debra Hauer.
Diseño de producción: François Séguin.
Compañías productoras: New Line International Releasing, Channel Four Films, Telefilm Canada, Rhombus Media-Mikado Production.


Intérpretes:

Cremona.


Carlo Cecchi: Nicolo Bussotti,
Irene Grazioli: Anna Busotti,
Anita Laurenzi: Cesca,

Vienna.


Jean-Luc Bideau: Georges Poussin,
Christoph Koncz: Kaspar Weiss.

Oxford.


Jason Flemyng: Frederick Pope,
Greta Scacchi: Victoria,
Eva Marie Bryer: Sara.

Shangai.

Sylvia Chang: Xiang Pei,
Liu Zi Feng: Chou Yuan,

Montreal.

Monique Mercure: Madame Leroux,
Don McKellar: Evan Williams,
Colm Feore:subastador.
Samuel L. Jackson: Charles Morritz


Sinopsis


En un taller de Italia del siglo XVII, un maestro artesanal crea su obra definitiva, un violín perfecto y barnizado en rojo, para su hijo a punto de nacer. A partir de ese momento, el instrumento viaja de mano en mano desde Europa a Canadá, pasando por China, hasta la época actual.



Premios 


1999: Oscar: Mejor Banda Sonora Original
1999: Nominada al Globo de Oro: Mejor película extranjera
1998: 8 Premios Genie (Canadá): Incluyendo Mejor Película, Mejor Director. 10 nominaciones.



Lo que se dijo:



Esto es lo que dijo Augusto  M. Torres para el diario 'El Páís' en su momento, algo que después de leerlo creo que aportará poco al que busca asesoramiento de cualquier clase : "Homenaje al compositor John Corigliano y al violinista Joshua Bell. (...) Narrada en episodios, éstos resultan largos y melodramáticos"


Crítica:


Lo primero que aconsejo al que decida ver este film es que mire con atención el cartel que incorporamos, que por desgracia no sabemos quién lo confeccionó; que de pregunte qué es un violín Stradivarius (no exactamente el de la película que es un Bussotti ) y, después, que reflexione en torno a las historias que nos cuenta el propio violín, que transitan por diferentes sistemas (feudal, capitalista o maoista), ya que el instrumento dura más que los hombres que lo  fabricaron y los que lo hicieron vibrar, que responden a diferentes perfiles humanos, aunque todos ellos tienen una característica en común: estos objetos simbolizan, en el relato que estamos analizando, al alma del artista, en este caso el artesano que lo construyó y el  músico que lo hizo vibrar, enamorados de lo que que hacían hasta tal punto que en una ruptura de una relación amorosa de un noble virtuoso y la amante despechada que lo pilla en un desliz in fraganti, armada con una pistola decide, al fin, que su enemiga no es la otra mujer, ni siquiera el infiel, sino el violín.




El film está estructurado en forma de un inmenso flashback que impone una distribución circular de los contenidos del discurso. No todos los protagonistas de las diferentes historias que entregan su alma a la música son felices, sino que sus avatares en la vida vienen precedidos de los augurios de una mujer que lee las cartas, pero todos tienen en común su amor a la música, hasta que llegamos a la subasta de los instrumentos que han resistido el paso del tiempo, que los conviertes en un valor de cambio, como el dinero, y son adquiridos por quienes en el fondo desprecian sus virtudes del mismo modo que los jóvenes pertenecientes al ejército rojo maoista que consideran el arte una manifestación de la burguesía, en especial en China donde el violín era equiparado al invasor extranjero.








Solo quien aprecia el trabajo en el que el artesano ha dejado no sólo su alma, sino que ha construido el violín con su sangre y la de los suyos puede apreciar la diferencia de un color pintado que simula el fluido que circula por nuestras venas, ya sean las de Bussotti, el pequeño Kaspar Weiss, Frederick Pope, Xiang Pei o Charles Morritz, los protagonistas de los diferentes relatos. Al final, es fácil venderle a un ignorante un instrumento por una piedra que lo adorna o un Stradivarius falso por un auténtico. El que conoce la diferencia, la siente con sólo palpar el objeto, sabe quien ha puesto mucho más que su esfuerzo en la creación de una obra maestra. De esto nos habla 'El violín rojo', un film difícil de olvidar y que este  fin de semana lo adjuntaba un periódico nacional a muy bajo precio.




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