La batalla de los sexos. Valerie Faris y Jonathan Dayton. Crítica.










LA BATALLA DE LOS SEXOS: MÁS ALLÁ DE LA COMPETICIÓN DEPORTIVA.





Ficha técnica, sinopsis ampliada con notas de Foxprensa, fotografías, cartel y trailer. (Pinchad aquí)



Crítica:


Con demasiada frecuencia las cosas no son lo que parecen, ni lo contextos se reproducen en idénticas condiciones. Para muchos la conclusión es fácil: un film como este, por mucho que haya sido dirigido por Jonathan Dayton, el realizador de 'Pequeña Miss Shunsine', y cuente con un elenco de relumbrón, constituido por Emma Stone, Steve Carell, Bill Pullman o  Elisabeth Shue , sufre el demérito de un título excesivamente simple y que sugiere una historia diferente a la que se esconde detrás de él, lo que unido a un descenso visible del público que acude a las salas, al menos desde algún mes antes del verano, que se ha retraído ante el aumento del precio de la entrada, provocado por el mantenimiento de un IVA del 21 %, mientras descendía provocativamente el de otros espectáculos en directo, como los toros, los conciertos o las artes escénicas, que destapó el desprecio hacia el entretenimiento de los pobres, como lo llamó Noël Burch, constituye un hecho grave porque afecta a la posibilidad de crear en nuestro país una  industria cinematográfica, impulsora de una manifestación artística en la que confluyen todos los avances de la nueva era tecnológica, dejando a las generaciones mejor formadas en el desempleo.

Cuando entramos en la sala estaba más que medio vacía, a pesar de que el film que dirigen Valerie Faris y Jonathan Dayton se llevaba la parte del león de una edificio multicines que integra 14 salas. Esto no extraña demasiado al que acude habitualmente al cine, pero sí resultó muy sorprendente comprobar  la intolerancia que se está implantando en la sociedad española, cuando en la primera parte del film comienza una subtrama lésbica, más sugerida que explícita, tratada con esmero haciendo sentir el placer de un peluquera que juega entre sus dedos con el cabello de una mujer por la que se siente atraída y que evita toda agresividad. Ahí empezaron los primeros abandonos de la sala, seguidos más tarde por alguna espectadora que se levantó de su butaca y se marchó de la sala oscura  obnubilada y profiriendo gritos de 'Dios mío, Díos mío'. En ningún momento hay imágenes de sexo explícito,aunque si algún beso inmediatamente elidido, y las actrices no muestran jamás sus desnudeces. Esta reacción que dejó estupefactas a otras mujeres mayores, de las que acuden a la sesión de las 18 horas es más preocupante que todo lo que ocurre a lo largo de este relato basado en un hecho real.

Si bien las secuencias más emocionantes de la historia son las del enfrentamiento de una joven de 29 años con un as del tenis, pero que iguala sus fuerzas a las de una mujer porque ha superado la barrera de los 50, lo que reduce su potencial superioridad física respecto a la de su contrincante, que, no obstante, si es hábil puede acabar derrotándolo, los dos cineastas han decidido dedicar la mayor parte del metraje a la lucha de las mujeres por ocupar un lugar en el mundo y disfrutar a una remuneración igual a la de los hombres en el universo del deporte. La orientación sexual de ellas no está íntimamente relacionada con estas reivindicaciones, sino que llega de la mano de la independencia económica y emocional de la protagonista y su ruptura con la sociedad patriarca, sin grandes estridencias ni enfrentamientos. En esto se diferencian Billy King, y su predecesora en el triunfo, acompañada siempre de su marido y su bebé. "Billie y Bobby ofrecieron un espectáculo cultural cuyo eco rebasó con mucho las pistas de tenis, desatando discusiones en dormitorios y salas de consejo que todavía hoy siguen resonando. Faris afirma que “La batalla de los sexos' es a la vez el relato de un acontecimiento deportivo histórico y el de la intensa transformación personal y privada de una mujer sometida a una intensa exposición pública." (Foxprensa)

Interesante planteamiento que centra su interés en las personas y en su derecho como seres humanos individuales a ser los propietarios de sus sueños, sus ideales y su actitud en la vida, una posición no exenta de dificultades. 'Quizá todavía no habrá amor, pero habrá baile'. Con estas palabras, el diseñador del vestuario de las chicas, un hombre claramente gay, le advierte a Billie que disfrute de las oportunidades que le ofrece cada día y espere tranquila el éxito de la lucha que ha emprendido. Los textos que cierran el film informan al espectador del destino que espera a cada personajes.

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