El trato. Steven Schachter.
Ficha técnica:
Título original: The Deal
País: Estados Unidos.
Año: 2008.
Duración: 98 minutos.
Dirección: Steven Schachter.
Guión: William H.Macy & Steven Schachter, basado en la novela de Peter Lefcourt.
Casting: Susan Edelman.
Dirección de Fotografía: Paul Sarossy, CSC y CBS.
Música: Jeff Beal.
Edición: Matthew Friedman & Susan Maggi.
Director artístico: Birrie Le Roux,
Decorador del set: Leon van der Merwe.
Diseño de Vestuario: Diana Giellers.
Responsable de maquillaje: Meg Tanner.
Estilista de peluquería:Maria Gouveia.
Productor: Michael Prupas, Irene Litrinsky, Keri Nakamoto.
Productores ejecutivos: Gary Howsman & Lewin Webb, Jason Berk & Matt Lane.
Diseño de producción: Guy Lalande.
Compañías productoras: Peace Arch, Muse Entertainment, asociada con Dogpond/Sydnyk Works & Berk/Lane Entertainment
Intérpretes:
William H.Macy: Charlie Berns,
Meg Ryan: Deidre Hearn,
Elliot Gould: Rabino Seth Gutterman,
LL Col J: Bobby Mason,
Jason Ritter: Lionel Travitz,
Fiona Glascott: Fiona Wicks,
Sharon Raginiano: Levi Rosenwald,
John Carson: Nigel Bland,
Kate Blumberg: Linda,
David Hunt: Grier Clark.
Sinopsis:
Charlie Berns es un productor desencantado que, a regañadientes, acepta producir la película de su sobrino Lionel. Pero hay un problema: necesitan una estrella para que los estudios inviertan en ella. Cuando la encuentran y empiezan a rodar se les plantea otro problema... ¡raptan al protagonista (LL Col J) !
Crítica:
Con frecuencia el cine se toma como referente a sí mismo y se abre en canal para su público con el objetivo de mostrarle su funcionamiento, materializando este objetivo en esta ocasión en un relato de metaficción que algunos denominan 'cine dentro del cine' y que en 'El Trato (The Deal)' nos va a permitir entrar en esa zona oscura que es la producción (asesores técnicos, a los que llaman primero productores asociados, por la sola razón de ser judíos asesorando en una película sobre judíos; luego aparecen en los papeles como productores ejecutivos, otros lo hacen sin apellido concreto, etc...) Pero si los sobrevalorados Hermanos Coen, la dirección bicéfala, no logró poner blanco sobre negro sobre esta cuestión, ni contribuyó gran cosa a aclarar las competencias de quienes apenas se aproximan a la realización artística e intelectual y la puesta en escena de una película en su célebre ¡Ave, Caesar!, mucho menos lo consigue este director de cine y televisión, que construye su ficción en torno a un hombre cínico, nihilista, desaprensivo que reúne en su persona todos los vicios que se atribuyen a la industria, pero que dependen de personajes como él, que se erige en el prototipo de todos los vicios que se denuncian cada día, incluido el acoso sexual a sus compañeras de trabajo, que no parecen llevarlo mal y aceptarlo con normalidad. Tras mantener diversos contactos con el autoproclamado productor de una industria sin proyectos, que osa decir lo que él cree que son 'las verdades del barquero' a cualquiera que se cruza en su camino, comienza incluso el proceso de desamor de la protagonista, Deidre Hearn (Megan Ryan), tras pasar por su cama, que es la representante de los Estudios, respecto a su novio, un prestigioso abogado, que ignora que comparte a su pareja con este personaje.
Lo peor es que no queda claro el subtexto, la motivación, lo que Steven Schachter. nos quiere transmitir, si en realidad estamos ante la denuncia de un personaje como el que William H.Macy: encarna, que comienza corrompiendo un guión de su sobrino, un texto sobre Disraelí, que se transforma en un film de acción grosera que encarga a dos guionistas de serie Z, sin haber leído algo más que el título del texto del joven. Un hecho estrambótico y bizarro, el secuestro del actor, un hombre musculoso cuya única relación con el título de la película es que es judío, por un grupo terrorista, obliga a estos parásitos a respetar el texto primigenio sobre el político y escritor aristócrata británico, dos veces ministro del Reino Unido. Pero, en el fondo nada cambia: la única forma de comprar voluntades es venciéndolas con el sexo, sirviéndose de jóvenes aspirantes a actriz dispuestas a todo para conseguirlo, una realidad que está levantando polvaredas en Estados Unidos.El film, realizado en 2008 no es, desde luego, una justificación de nada, sino una visión particular de su guionista y director de como funciona la realización de películas de bajo presupuesto, donde parece que la coaccion adopta formas más groseras, comúnmente aceptadas.
El papel que se reserva Steven Schachter. no es oscuro, brilla con su obscenidad, su carencia de principios, su falta de lealtad, su ausencia de valores, vicios tolerados por las compañías a las que sólo parece importarles la rentabilidad de los recursos invertidos. El director parece un chalado que se pliega a los caprichos de estos feriantes pícaros, capaces de transformar un buen guión en una mala película de acción y luego en un brillante biopic, todos ellos dirigidos por quien ha perdido el deseo de seguir en este mundo: Charlie 'el suicida'.
Algunas plataformas han incorporado el film para disfrute de sus clientes durante estas vacaciones navideñas, una posibilidad de elegir lo que uno quiere ver. Si lo que el potencial espectador desea es conocer la función exacta de los diferentes tipos de productores, que aquí parecen mandar más que el director, (ignoramos si este hecho responde a las experiencias de Steven Schachter) puede que salga, de nuevo, algo defraudado. No menos ni más que con Josh Brolin, un actor dirigido por los Coen, representando este papel. El protagonista de 'El trato' está más hecho polvo, siempre con la botella en la mano y las pastillas preparadas para su viaje final. ¡El espectáculo ha terminado y las relaciones con la representante de la Compañía que debe vigilar por los intereses de los inversores, también! El celuloide es muy agradecido y el público se volcará con un resultado ignorante de los avatares de la realización. Esta es precisamente la magia del cine.
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