Embriagado de amor. Paul Thomas Anderson.
Ficha técnica:
Título original: Punchu-Drunk Love.
País: Estados Unidos.
Año: 2002.
Duración: 91 minutos.
Dirección: Paul Thomas Anderson.
Guión : Paul Thomas Anderson.
Casting: Casandra Kulukundis.
Dirección de Fotografía: Robert Elswit.
Música: Jon Brion.
Edición: Leslie Jones.
Dirección artística: Sue Chan.
Decoración del set: Jay Art, Lori A.Noyes.
Diseño de Vestuario: Mark Bridges.
Responsable de peluquería: Trish Almeida.
Responsable de maquillaje: Peggy Nichols.
Productores: Paul Thomas Anderson, Daniel Lupi, JoAnne Sellar.
Diseño de producción: William Arnold.
Compañías productoras: Revolution Studios, New Line Cinema; distribución: Columbia Pictures.
Intérpretes:
Mary Lynn Rajskub: Elizabeth,
Adam Sandler: Barry Egan,
Emily Watson: Lena Leonard,
Luis Guzmán: Lance,
Luís Guzman: Lance,
Philip Seymour Hoffman...
Sinopsis:
Barry Egan, con sus siete hermanas, es propietario de un pequeño negocio. Sin haber encontrado el amor, su vida cambiará cuando casualmente conozca a una armoniosa y misteriosa mujer.
Premios:
2002: Festival de Cannes: Mejor director (ex aequo)
2002: Globos de Oro: Nominada a Mejor actor comedia/musical (Adam Sandler)
2002: Satellite Awards: Nominada a mejor película comedia, actor y actor secundario
2002: Festival de Gijón: Mejor guión y mejor actor (Adam Sandler)
Lo que se dijo:
En su momento se dijo poco, pero escribió Pablo Kurt para Filmaffinity, mostrando desde la primera línea su dingular desagrado: "Peligrosamente premiada, pues el reconocimiento en Cannes puede hacer creer a su director que sus historias pueden sobrepasar la línea de "delirantes" (que Magnolia bordeó), y ser incluso así más apasionantes, "Punch Drunk-Love" resulta pretenciosa, algo incoherente y bastante aburrida. Esta afirmación en algunos foros puede resultar una ofensa, pues Thomas Anderson es uno de los niños mimados de una crítica que debe haber decidido que su anterior (y magistral) obra le otorgó crédito suficiente para realizar este (sin duda original) tostón... y seguir siendo intocable. Uno cree, en cambio, que precisamente tanto talento no debe desaprovecharse, así que, aceptando que su dirección es brillante, sólo diremos que la escena de Julianne Moore en el mostrador de la farmacia en "Magnolia", o la mitad de la tercera parte de la conferencia de Tom Cruise, tienen más "mala leche" y más fuerza que esta extraña comedia romántica, pretendidamente absurda, y considerada fallida por alguien que no vio una maldita gracia en su humor tan singular." Sin embargo, parece que a Peter Travers de 'Rolling Stone' lo noqueó y lo puso al revés.
Crítica:
Desde el principio, a pesar del predominio de la horizontalidad, Paul Thomas Anderson, que se sirve, a modo de provocación, de un autor de comedia claramente blockbuster, Adam Sandler, rompe con las convenciones y el equilibrio clásico, colocando en el extremo de un gran angular a un personaje vestido de azul en una habitación con un elevado zócalo del mismo color, que también está, en tonos más claros, en los uniformes de los trabajadores. Además, como anticipándose a la actitud vanguardista de Godard en 'Adiós al lenguaje', el realizador fragmenta su discurso sin aparente coherencia, hasta el extremo de que cuando este personaje kafkiano, sale de esta fría estancia y se coloca en la puerta de su taller, abierta a la calle, para tomar un café, un coche da tres vueltas de campana en el horizonte más cercano; minutos después una furgoneta para ante él y deja un teclado tipo Hammond. Con dos secuencias Paul Thomas Anderson nos avisa de que la historia no va a ser coherente ni fácil. Cromáticamente monótona y con una puesta en escena ya no realista, sino tan abrumadora y despejada de poesía como las superficies comerciales, con sets dotados de techo que se caen encima de los personajes y abruman a los espectadores. Si una sigue atenta es solo por si le espera alguna grata sorpresa.
A continuación una suma de contenidos dispersos van incorporando pequeñas subtramas, anécdotas que se producen en la vida de los hombres corrientes que tienen negocios corrientes, y que acuden al sexo por teléfono de forma insustancial y se enfrenta con una trama de pequeños cacos, entre los que se encuentra un actor fetiche del cineasta más mimado de la historia del cine, que. como dice Pablo Kurt, se siente legitimado para hacer casi todo.Como por ejemplo esta película, en la que el mayor elemento de extrañamiento es el propio Adam Sandler, que mantiene a su público a la expectativa de que pase algo que no pasa.
A continuación una suma de contenidos dispersos van incorporando pequeñas subtramas, anécdotas que se producen en la vida de los hombres corrientes que tienen negocios corrientes, y que acuden al sexo por teléfono de forma insustancial y se enfrenta con una trama de pequeños cacos, entre los que se encuentra un actor fetiche del cineasta más mimado de la historia del cine, que. como dice Pablo Kurt, se siente legitimado para hacer casi todo.Como por ejemplo esta película, en la que el mayor elemento de extrañamiento es el propio Adam Sandler, que mantiene a su público a la expectativa de que pase algo que no pasa.
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