Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Missouri. Crítica.





Ficha técnica ampliada, sinopsis, notas de producción, cartel, fotografías y trailer (Pinchad aquí)



Crítica:



'Tres anuncios a las afueras de Ebbing, Missouri' es la prueba de que en Estados Unidos se hace todo tipo de  cine que responde a todo tipo de autores, estilos y géneros, detrás de los que hay diferentes ideologías, una realidad a la que, con frecuencia se une una gran valentía: la de enfrentarse a temas muy impopulares, que frenan las reacciones de amplios sectores de la población (no todos, afortunadamente) que pretenden tomarse la justicia por su mano cada vez que se produce un hecho luctuoso, que ilustra la reacción violenta de Dixon, un  joven  policía racista y homófobo,  que persigue a todo aquel que cree que amenaza sus privilegios y los de su cuerpo y acaba echando por la ventana de su oficina a otro joven vecino que alquila unas vallas publicitarias, colocadas en un lugar por el apenas transita algún coche, a una madre con deseos de venganza que señalan a su jefe, injustamente. Es la gente que cuenta, que grita, que insulta a las autoridades y que consiguen que éstas los teman, un territorio en el que se adentra Martin McDonagh con una condición: sembrar su discurso de notas de humor, alguna de las cuales hacen referencia a la ignorancia de más de uno de los habitantes de Ebbing, y de esta forma tranquilizar a un público que, con diferentes formas y una patina superficial de cultura, asiste a las salas de proyección de todo el mundo. Todos somos testigos de como reaccionan estos grupos cada vez que desaparece una joven y reaparece violada, asesinada y torturada, y no anda muy errado Martin McDonagh, guionista y director, cuando decide introducirse en este terreno lleno de espinas en el que no se habla de la víctima ni de su terrible final, sino de la reacción de los familiares , en especial, de la madre.

Pero la madre no es una mujer cualquiera, es un héroe de western  en una ciudad con una sola calle, al final de la que se va a retar con la ley y sus representantes, más preocupados por ' perseguir negros y homosexuales' que en resolver los crímenes que afectan  a la población, según su propio criterio, que dice mucho de su personalidad arcaica y primitiva. Una mujer endurecida, para cuyo papel el director se inspiro en John Wayne, pero también en Marlon Brando o Montgomery Clift, un personaje mucho más primitivo, que enlaza con el policía más violento de los que constituyen el grupo de la oficina del sheriff, Dixon, un joven intolerante y errático, formado en la academia de policía, preñado de cualidades negativas que merman la autoridad de su jefe, pero a la vez infantil y emocionante a pesar de todos sus odiosos y horribles defectos. Pero es precisamente este personaje el más parecido a Mildred, una mujer hosca y fuerte que busca el desafío final del western , el de aquellos poblados de otros tiempos en los que no había todavía ley, que por otra parte consideraban absolutamente inútil, habiendo un par de puños, una actitud que avergüenza a su propio hijo, cuando actúa ante sus compañeros. De hecho proyectan una venganza contra cualquier violador, sin importar si es el que ha cometido el delito que los atormenta o si de verdad es un criminal. McDonagh abre la posibilidad de la redención.

El cineasta británico se rodea del equipo necesario para crear el contexto minimalista que le interesa, limpio, en el que su sucia historia, que no se narra dentro del discurso cinematográfico, quedando casi en su totalidad de la extradiégesis con alguna breve inmersión de la protagonista ausente en el encuadre, consigue que su relato pese, que tenga presencia, que se aleje del indie, cuya forma parece adoptar. Un film valiente, admirable, interpretado por actores consumados como Frances McDormand, una actriz versátil que interpreta magistralmente  personajes femeninos duros, que se mueven entre la locura, la insensatez y la ignorancia, una triada que la capacita para emprender cualquier burrada; Sam Rockwell, casi su alma gemela, un niño que no ha crecido, protegido y cuidado por una madre de aspecto hombruno que lo quiere como nadie, pero es incapaz de remediar su locura e insensatez, y un bonachón Woody Harrelson, el sheriff de un pueblo cuya comisaría ha sido virulentamente quemada pero nadie se pregunta quien ha hecho tal cosa, a pesar de que se han empleado más a fondo de lo que es 'normal', sirviéndose para este objetivo no de un cóctel molotov, sino todos los necesarios para garantizarse  que el lugar quedaba inhabilitado para siempre. Ebbing es sólo en apariencia un lugar apacible, y no sólo porque hace siete meses se ha violado a una chica cuando estaba muriendo tras haber recibido una tremenda paliza, sino por los prejuicios que subyacen en un pueblo de apariencia apacible.




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