Hana-bi. Takeshi Kitano. Crítica.



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CRÍTICA:


Estamos ante un film emblemático de Takeshi Kitano, que escribe su manifiesto en los tres primeros planos con los que abre su película: un tiroteo, una imagen de Tokyo y un graffiti en el asfalto, que nos hablan de un film urbano, frío, concienzudo, reflexivo. Filmado en tonos gris-azulados los impactos contra la pantalla de manchas rojas representan tanto una herida mortal sangrante, la pintada roja del suelo del metro y los cuadros de Kitano que se atribuyen en la ficción a su camarada Horibe. Estamos preparados para asistir a una tragedia, un thriller cuyo protagonista es 'hermano' de quien se erigió en divisa del cine polar francés con el que compite en hieratismo, Alain Delon. Un hombre que jamás sonríe y apenas habla, sólo actúa, y lo hace sin piedad, sin contemplar, ni de lejos, que lo que tiene enfrente es un ser humano, convirtiéndose en el símbolo del poder de las fuerzas de orden en un sistema corrupto en el que no se hacen demasiadas preguntas sobre los cadáveres que quedan en el vía pública. En cuanto al protagonista, que ha perdido a su hija pequeña y espera la muerte de su mujer a causa de su leucemia, se muestra impenetrable y reacciona de la forma más agresiva y mecánica ante lo que siente como una agresión incómoda.

Hana-bi (flores de fuego) es considerada como una de las mejores películas de la historia del cine japonés (Edición del libreto, Mediatrés Studio Studio), una buddy movie en la que se establece la amistad de los dos policías protagonistas, Nishi (Kitano) y Horibe (Ren Ongushi), unidos por la amistad, pero también por la infelicidad y la desgracia. "Una de las claves del film" ya que su presentación es no sólo ambigua, sino que sus protagonistas pueden ser  tanto dos policías como dos gángsters, y además denuncia la delgada línea que con frecuencia separa a unos y otros, que será atravesada por el propio protagonista (opus cit.). Las mismas fuentes consideran este film el más austero y discursivo, violento y contemporáneo, en resumen el más emocional de toda la filmografía de Takeshi Kitano, la primera producción de Office Kitano, en asociación con Banda Bisual.

Su título es un juego de palabras que conjuga las intenciones de su creador: las palabras 'Hana' (Flor) y 'Bi' (Fuego), significan combinados "fuegos artificiales", aunque por separado la flor es un símbolo de vida, y el fuego de muerte.. Por otro lado, cada plano es así una historia cerrada, y su ausencia de movimiento los asimila a los cuadros de Kitano, de estética expresiva, clara, diáfana, "rotundas en su expresión y pretensiones." (Ibid.). Se ha calificado a Takeshi Kitano de 'hombre intranquilo', rebelde, singularidades de su carácter ineludible para comprender su vida y su obra, imposible de ubicar fuera de Japón, construido, sin embargo a costa de subvertir los arquetipos nipones, par después reivindicar su esencia más primigenia y para mayor abundamiento destinada a salvar la reputación de la industria cinematográfica.

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