Call Me By Your Name. Crítica
LAS ALAS DE CERA
Ficha técnica, sinopsis, premios, lo que se dice, cartel y trailer (Pinchad aquí)
Crítica:
Hay un hecho indiscutible: contemplando la lista de premios y la calidad de éstos que consiguió Luca Guadagnino con 'Call Me by Your Name', su película fue el título más destacado de 2017. El director italiano, como ya ocurriera en otros tiempos, sólo tiene que salir a la calle de casi cualquier ciudad italiana para encontrarse con las obras de arte que sus antepasados romanos le legaron y que inundan las vías convirtiendo muchas localidades en auténticos museos, en los que abundan las esculturas de bronce de dioses hermafroditas, copias de otras de Praxiteles, como las que encuentran sumergidas en el agua de Lombardía. En esta ocasión nos cuenta una historia de iniciación sexual que mira a la mitología clásica y se inspira en el mito de Icaro, al que su padre construyó unas alas de cera, y, fascinado, se lanzó al vuelo sin medir las consecuencias, acercándose tanto al sol que aquel instrumento que lo elevaba por encima de los mortales se quemó y el joven murió estampado contra el suelo. El cambio de nombres, Elio por Oliver y Oliver por Elio, puede ser interpretado como otro uso desplazado del lenguaje, de tal manera que aquello que representan se traslada de uno a otro y Elio que había tratado despectivamente a Oliver, acaba quemándose en una relación que, en principio no había buscado.
El texto fílmico está lleno de alegorías, de símbolos, que hacen referencia a una cosa tan prosaica como la relación de poder en la pareja, narrada de la forma más poética, pero también el riesgo de tomar la fruta prohibida del bíblico árbol del bien y del mal, que empuja a los amantes a apartarse de la luz y refugiarse en la oscuridad del cuarto, e incluso huir de la cercanía de amigos y familiares para esconder lo que se siente como pecaminoso, no sólo entre los católicos, sino también entre los judíos (tanto Oliver como Elio practican esta religión, muy estricta en su ortodoxia con las relaciones homosexuales). Pero ambos jóvenes, uno menor de edad, -17 años -, y otro que ya no va a cumplir los treinta, mantienen una apariencia de heterosexuales en público, dejando la poesía para la intimidad e incluso verbalizando y prometiendo que no se harán chantajes en el futuro..
Elio pertenece a una familia de clase media alta intelectual y elitista que pasa el verano en su casona del Norte de Italia, en la que disfrutan de unos criados que les permite vaguear y disfrutar del verano; el padre sigue realizando trabajos, pequeñas tareas académicas, para las que solicita la colaboración de un joven que está realizando trabajos de postdoctorado. La madre es poligíota o plurilingüe, según las preferencias de cada cual. El niño ha recibido una educación exquisita, toca el piano para los invitados ante un padre que siente orgullo por el refinamiento de que hace ostentación el adolescente. Pero una buena formación no ha impedido que sea un joven débil y enfermizo, siempre vigilado de cerca por su progenitora o la cocinera Mafalda. Le han construido unas enormes alas para que vuele bien alto, e incluso se han hecho los ciegos para no ver lo que ocurría en su habitación. Cuando el joven se derrumba, ellos están ahí para reconfortarlo, ignorando que no hay alas lo suficientemente poderosas como para protegerte de la vida, algo que sabe bien su amiga Marzia, ( es destacable la forma en que ha elegido los nombres de sus personajes), que no quería sufrir en una relación, pero sabe aceptar mejor el desengaño.
Elio no se inicia con una relación homosexual, sino que inicia una nueva vía amatoria. Quien todavía está en una edad en la que no tiene bien definida su orientación sexual, explora nuevas formas de placer prohibído, disfrutando de la fruta maldita con una intensidad que había sido incapaz de prever, y que hemos visto otras veces en el cine del Norte de Europa, en clases menos proclives a la poesía y en la que las imágenes no pueden tener connotaciones placenteras. En principio es Elio, el adolescente bien criado, el que parece tener la sartén por el mango, una situación que se alterará cuando los amantes cambien sus nombres, y comience a saborear el gusto amargo de la relación clandestina, muy atractiva, en principio, para los más jóvenes. Los contactos entre hombre-mujer, hombre-hombre, son de naturaleza bien diferente; en las primeras ellos parecen llevar la iniciativa, pero en las segundas deben ser otros factores los que establezcan las diferencias que permitan que uno de ellos alcance el poder: ¿la juventud del efebo? ¿la experiencia del hombre ya formado? ¿el atractivo de uno u otro? ¿el frágil o el musculoso y viril? La pasión desenfranada regirá las relaciones de Oliver/Elio, Elio/Oliver, el control y el dominio la de Elio/Marzia.
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