The host (la huésped). Crítica.






Fotografía cedida por BMA House a cinelodeon.com




Ficha técnica:


Título original: The Host.
Paçis: Estados Unidos.
Año: 2013.
Duración: 125  minutos.
Cine indie.

Guión y dirección: Andrew Niccol, basado en la novela homónima de Stephenie Meyer, autora de la saga 'Crepúsculo'.
Casting: Mindy Marin.
Dirección de Fotografía: Roberto Schaefer, A.S.C., A.I.C.
Música: Antonio Pinto.
Edición: Thomas J. Nordberg.
Coordinador de especialistas: Sam Hargrave.
Director artístico: Beat Frutiger.
Decorador del set: Cindy La Junesse.

Diseño de Vestuario: Erin Benach.
Jefe de Departamento de maquillaje: Ve Neill.
Jefe de Departamento de peluquería: Candace Neal.

Productores: Nich Wechsler, Steve Schwartz y Paula Mae Schwartz, Stephenie Meyer.
Co-productores: Roger Schwartz, Meghan Hibbett, Lizzy Bradford.
Productores ejecutivos: Jim Seibel, Bill Johnson, Marc Butan, Claudia Bluemhuber, Uwe R.Feuersenger.  Ray Angelic.
Diseño de producción: Andy Nicholson.
Compañías: Chockstone Pictures Production., Fickle Fish Production; distribución: DeAPlaneta, IAV International , Silver Reel.

Intérpretes:


Saoirse Ronan: Melanie & Wanderer, (Wanda)
Jake Abel: Ian,
Max Irons: Jared,
Boid Holbrook: Kile,
Frances Fisher: Maggie,
Chandler Canterbury: Jamie,
Scott Lawrence: Doc,
Diane Kryger: Seeker & Lacey.
William Hurt: jOB,
...



Sinopsis:


La Tierra ha sido invadida por una nueva raza que se apodera de los cuerpos humanos  y destruye sus mentes. Melanie, una joven superviviente, acaba siendo capturada por uno de estos seres, Wanderer, quien intenta hacerse con el control de su mente. Pero no es fácil para la criatura  que habita el cuerpo de la chica acostumbrarse a soportar emociones y recuerdos demasiado intensos, aunque la principal dificultad reside en que Melanie lucha por conservar el control de su mente, llenándola de recuerdos de Jared, el hombre que ama. La intensidad de estos recuerdos domina hasta tal punto a Wanderer que acaba deseando a un hombre al que jamás ha visto. Una serie de circunstancias hacen que ambas, muy a su pesar, se alíen y partan en busca del hombre amado.






Lo que se dice: 




La película fue malbaratada por una prensa hostil, con excepción de algunos críticos que tampoco mostraron gran entusiasmo, un proyecto que no parece haber acertado tampoco mucho en su pronóstico, ya que cuando se materializan nuestras ideas hay que mirarlas de frente y aprender. Peter Travers  (Rolling Stone), saca los pies del tiesto y, en tono de coña, afirma algo que tampoco quiere ser ofensivo con sus lectores : "Te Host"  puede ser considerada la madre del cordero de 'Crepúsculo' de  Stephanie Meyer, lo cual puede ser lo mejor, dependiendo del punto de vista del espectador; Todd McCarthy (The Hollywood Reporter) cree que la novelista corrompe a directores aceptables y los induce a realizar películas ñoñas y tontas; sin tensión dramática para Roger Ebert, en una de sus últimas crónicas (Chicago Sun-Times); boba, repetitiva y aburrida para Manohla Darguis (The New York Times). 







Jordi Costa encuentra algún mérito al film: "A primera vista resulta algo desalentador ver al frente de esta adaptación a Andrew Niccol, cineasta que, con su guion para El show de Truman (1998) y su Gattaca (1997), parecía la gran esperanza blanca de una nueva ciencia-ficción adulta. Lo positivo de la elección es el buen gusto de Niccol para la puesta en escena y su capacidad para lograr imágenes tan poderosas como la del campo de trigo de interior o el falso firmamento formado por la luz de las luciérnagas. (1)





Salvador Lloparte es más duro: "No hay nada más sucio que la mente de un puritano. Ni nada más divertido. Huyendo de las brasas, el puritano, o la puritana, se inventa infiernos.(...). El caso de Stephanie Meyer, mormona militante, es paradigmático de (casi) todo lo otro. Con la serie Crepúsculo, consiguió desnaturalizar al vampiro, convertirlo en un ser familiar y casto. Con The host Meyer hace que un mismo cuerpo de mujer esté ocupado por dos seres: la titular del cuerpo, por así decirlo, Saoirse Ronan, y un alien inquilino. Es el ménage à trois perfecto: cada una de -digamos- ellas, tiene sus gustos, sus tendencias y sus amoríos. Pero una puritana como Meyer no va más allá de la paradoja que ha creado. ¡Qué lástima! (2)



Crítica:


Andrew Niccol, autor de  'El Señor de la guerra' (2005) y Gattaca (1997), nacido en Nueva Zelanda en Paraparaumu, comenzó su carrera cinematográfica en Londres, dirigiendo spots publicitarios hasta que Scott Rudin se interesó por su guión 'El show de Truman' (1998), aunque el productor prefirió encargar la dirección de la película a un realizador con prestigio como Peter Wier, y Niccol tuvo que esperar su ocasión, una oportunidad que le llegó con Gattaca de cuyo guión y dirección fue el responsable absoluto. Ahora nos presenta una película sobre la tolerancia y la intolerancia, la uniformidad frente a la diversidad, la guerra y la paz de los cementerios, el control de la población por las clases dominantes, que no basan su poder en el dinero sino en la supuesta superioridad genética, emblematizada en este caso por unos seres que no son de este planeta. Un guión complejo que no fue bien acogido por la crítica, que tampoco supo expresar la razón de su disgusto de forma clara. Para Jordi Costa " parece más el esbozo de una mitología que su texto fundacional, pero el talento de Andrew Niccol –sin duda, digno de mejor causa– logra que su elegante envoltorio no parezca rutinario."


El film comienza con una descripción de la situación de nuestro planeta en el tiempo de la película: "Hay paz en la Tierra, no existe el hambre, no existe la violencia, el medioambiente se ha recuperado. La honradez, la amabilidad y la bondad son practicadas por todos. Nuestro mundo nunca ha sido tan perfecto, solo que ya no es nuestro mundo, nos ha invadido una raza aienígena. Ocupan los cuerpos de casi todos los seres humanos del planeta. Los escasos humanos que han sobrevivido están huyendo.".¿Entonces? ¿Qué nos falta? La otra mitad, la mala, la que nos da vidilla, el cincuenta por ciento que establece un combate cotidiano con la parte buena, una división que celebró  Italo Calvino en el 'Vizconde demediado', advirtiendo de que los buenos podían provocar más dolor que los imperfectos. No sé si Stephanie Meyer se ha planteado ni tan siquiera este dilema en su historia de viajeros, sanadores, buscadores y otras especies, que siguen martirizado a los terricolas, que deben ser los buenos pero hunden la economía, se enfangan en la corrupción y la guerra, extienden la pobreza y el hambre. ¿Qué piensa de ésto una mormona? ¿O será que algunos nos lo inventamos y montamos nuestra propia película?





Mas enseguida el guión se retuerce y la premisa en la que se basa todo el argumento de esta historia es un tanto confusa. Cada vez que los buscadores apresan a un miembros de la resistencia humana, con sus vicios y sus virtudes, sus filias y sus fobias, lo convierten en uno de los suyos, un individuo aséptico y bondadoso, insuflándoles un alma, un huésped que habita en su interior, Pero algo ha salido mal en la transformación de Melanie Stryd, interpretada por Saoirse  Ronan, y  su espíritu primitivo se ha resistido a convertirse en uno de los invasores; como resultado en su ser conviven ambas naturalezas, la humana y la extraterrestre. Pero su alter ego no es su doppelgänger para ella, su otredad, su gemelo malvado o su bilocación, aunque sí hay algo de esto en el film, pues el personaje encarnado por Diane Kruger, una buscadora eficaz, plantea a su presa la posibilidad de ocupar su cuerpo y dejar el propio aguardándola, privado del alma, como si se tratara de un vestido, hasta que cumpla su misión, si bien su esencia inmaterial  no puede ocupar ambos cuerpos a la vez.En Melanie se  mantiene un diálogo constante entre sus dos voces. Todos deben estar controlados y todos deben aceptar la bondad del bienestar que se les dona graciosamente. Los nuevos tiempos exigen erradicar los vicios de los hombres en el pasado que los condujeron a un mundo contaminado, corrupto; los nuevos habitantes se diferencian de los antiguos en un detalle externo y muy visible: el color azul de los ojos, un rasgo elegido al azar que podía haber sido sustituido por otro cualquiera que marcara la diferencia.







Niccols desbarra a medida que va profundizando en la caracterización de los personajes y añade a la compleja trama la cuestión amorosa del todo ininteligible: Melanie está prisionera en su propio cuerpo que ha sido modificado y adaptado a la especie dominante, que ahora recibe el nombre de Wanda, del que se enamora un joven de la resistencia, mientras que la terricola que anida en su interior es amada por Jared (Max Irons) estableciéndose un ménage a quatre que no lleva a ninguna parte, si no es a rozar el ridículo. Algo absolutamente innecesario que distorsiona su discurso y que parece responder a un homenaje a la escritora de la novela Stephanie Meyer, muy dada a estos enredos amorosos. El happy end más bizarro, que alguien que no fuera Andrew Niccol podría concebir,  deja abierta una puerta al mestizaje.




Addenda.


'The Host' nos garantiza dos horas de sopor indie en el que Melanie y su alter ego, Wanderer, luchan en un mundo minimalista, blanco, sin la intención de denunciar un universo distópico en que hacía hincapié THX 1138 de George Lucas, sin calor, sin historia, solo asepsia, que contrasta con la sordidez de los habitats de los rebeldes, en marismas o desiertos, vestidos con andrajos que los distinguen  del ejército inmaculado de depredadores que los quieren conducir a su mundo impoluto. Unos se prestan sin resistencia y otros prefieren morir en el combate. Y eso es todo, no hay más. Solo un pequeño detalle: nada es tan grave como parece, ya que dentro de cada hombre o mujer residen los alenígenas y los oriundos de la Tierra que luchan por preservar sus esencias (o no), por lo que extrayendo del cuerpo una de las dos almas se restituye el equilibrio, una magnífica solución para los amantes de medidas drásticas. Hay algunos que se resisten, pero son los menos. Unos y otros se distinguen por el color de los ojos, azul-intenso, de los ocupantes de los cuerpos de la especie humana, dos neones que revelan a los huéspedes que llevan dentro. No está mal como metáfora, una figura retórica de la que también dudo.



(1) El corazón del ultracuerpo. Diario 'El País', 22 de marzo de 2013.
(2) 'The Host: amando el alien. Diario 'La Vanguardia', 23 de marzo de 2013.

Estos días podéis ver este film en la plataforma de TIVO.


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