1984
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Crítica de 1984 (Michael Radford, 1984):
Escrita por George Orwell en 1948, fue en su tiempo una distopía futurista, que trasladada a la gran pantalla alcanzó un alto grado de sordidez, de apariencia de pobreza, suciedad y decadencia física, realzada por una gama de colores fríos, metálicos, de una fisicidad oprime y agobia al público, mientras el peso del control psíquico se transmite a través de 'El Gran Hermano' que todo lo ve, lo controla y lo domina con un discurso machacón y la implantación de signos y símbolos del partido único INGSOC, al tiempo que se alecciona sobre el castigo que recibirán los transgresores mentales; esta política represora tiene como " objetivo mantener intacta la estructura de la sociedad, mediante la guerra, que no se hace para ganarla, sino para que sea continua . El acto esencial de la guerra moderna es la destrucción de los productos del trabajo y la sociedad jerárquica sólo es posible basándose en la pobreza y la ignorancia..."
El rostro de un hombre en un enorme primer plano recuerda que: "Quien controla el presente controla el futuro, quien controla el pasado, controla el presente". Los trabajadores, constantemente vigilados, son espiados por policías del pensamiento, que pretenden controlar los sentimientos e impedir los orgasmos fuera de la sagrada institución de la familia, y es en este aspecto en el que el protagonista caerá víctima de las redes del poder; en esta sociedad empobrecida y depauperada los proletarios no cuentan y son ejecutados ante la indiferencia de muchos, si se rebelan, aunque sólo sea mentalmente, delatados por sus propios hijos y acusados de engañar, corromper o extender enfermedades como la sífilis con sus vicios.
Escrita en 1948, cuando la Segunda Guerra Mundial no había terminado, está ubicada en Oceanía, parte del continente australiano, en guerra permanente con Eurasia y Estasia en la ficción, e invadida por los japoneses en la realidad; los obreros seguidores de la ideología de Goldstein son perseguidos y, entre ellos se cuenta Smith (John Hurt), que cree que podrán someterlo y desarmarlo con el dolor y la humillación constante,que destruye la mente humana para conformarla de nuevo y someterla a los intereses del partido, pero nunca arrancarle los sentimientos por Julianna (Suzanna Hamilton). Esta batalla la gana, aunque le cueste la vida, como la ganó Galileo Galilei cuando, obligado a retractarse ante la Iglesia de sus tesis científicas en torno a la órbita que describe la Tierra alrededor del sol, decía para sí en voz muy baja: 'Eppur si muove' (Sin embargo se mueve).
Eric Arthur Blair, cuyo seudónimo literario fue George Orwell, en principio un socialista democrático, formuló un discurso contra cualquier tipo de tiranía, de izquierdas o de derechas, nazismo o comunismo, mezclando símbolos de ambas ideologías, que algunos llaman extremistas aunque en el momento de escribir su obra arrastraban a amplísimos sectores de la población, lo que abre muchas incógnitas sobre un discurso que presenta fuertes y constantes claroscuros, especialmente por el año en que escribió su libro en el que Europa estaba siendo desangrada por los nazis. El uso de la tortura física como instrumento para doblegar voluntades y sumirlas en la oscuridad y la ignorancia pone el acento en un film que no deja espacio a cualquier rasgo humano en el relato de una realidad distópica, nada futurista, que le tocó vivir a sus coetáneos. La confusión mental que señalamos se materializó en una lista negra que elaboró con el objeto de enviársela a una amiga que trabajaba en el Foreing Office elaborando propaganda anticomunista; en esta lista de más de treinta nombres figuraba Charles Chaplin. Este hecho evidenciaba que no había podido sustraerse a la tentación de actuar de forma tan dudosa como la que denuncia, actitud que trasciende a su obra literaria.
Este fue el último film en el que trabajó Richard Burton, que murió poco después de terminar el rodaje, a consecuencia de una hemorragia cerebral, a los 59 años, razón por la cual está dedicado a su memoria.
Ficha técnica en Imdb
Eric Arthur Blair, cuyo seudónimo literario fue George Orwell, en principio un socialista democrático, formuló un discurso contra cualquier tipo de tiranía, de izquierdas o de derechas, nazismo o comunismo, mezclando símbolos de ambas ideologías, que algunos llaman extremistas aunque en el momento de escribir su obra arrastraban a amplísimos sectores de la población, lo que abre muchas incógnitas sobre un discurso que presenta fuertes y constantes claroscuros, especialmente por el año en que escribió su libro en el que Europa estaba siendo desangrada por los nazis. El uso de la tortura física como instrumento para doblegar voluntades y sumirlas en la oscuridad y la ignorancia pone el acento en un film que no deja espacio a cualquier rasgo humano en el relato de una realidad distópica, nada futurista, que le tocó vivir a sus coetáneos. La confusión mental que señalamos se materializó en una lista negra que elaboró con el objeto de enviársela a una amiga que trabajaba en el Foreing Office elaborando propaganda anticomunista; en esta lista de más de treinta nombres figuraba Charles Chaplin. Este hecho evidenciaba que no había podido sustraerse a la tentación de actuar de forma tan dudosa como la que denuncia, actitud que trasciende a su obra literaria.
Este fue el último film en el que trabajó Richard Burton, que murió poco después de terminar el rodaje, a consecuencia de una hemorragia cerebral, a los 59 años, razón por la cual está dedicado a su memoria.
Ficha técnica en Imdb
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