Los chicos están bien. Ficha técnica y crítica






Ficha técnica: 



Título original: The kids are all right. 
País: Estados Unidos
Año: 2010 
Duración aproximada: 106 minutos.
Categoría: género

Dirección: Lisa Cholodenko. 
Guión: Lisa Cholodenko y Stuart Blumberg. 
Casting: Laura Rosenthal. 
Director de fotografía: Ibor Jadne-Lillo
Música: Carter Burwell, Liza Richardson. 
Editor: Jeffrey M. Werner. 

Diseño de Vestuario: Mary Claire Hannan. 

Producción: Gary Gilbert, Jeffrey Levy- Hinte.
Diseño de producción: Julie Berghoff. 
Co-Productores: Bergen Swansen, Laura Rosenthal, Charles E. Bush JR., Todd Labarowsky.
Productores ejecutivos: Steven Saxton, Ron Stein, J.Todd Harris, Annie Dishea.  
Compañías: Gilbert Films. Mandalay Visión, Sain Aire Productions... Lisa Cholodenko y Julianne Moore 


Intérpretes: 


Annette Bening Julianne Moore Mark Ruffalo. Mia Wasikowska (Alicia de Tim Burton) Sosia Mamei Kunal Sharma Yaya Da Costa. Josh Hutcherson 


Premios: 


2010: Cuatro nominaciones a losOscars: mejor película mejor actriz, guión, mejor actor secundario
2010: Ganadora de dos Globos de Oro: mejor película, mejor actriz: Annette Bening. 


Sinopsis: 


Nic (Annette Benning) y Jules (Julianne Moore) tienen dos hijos, Joni ( Mia Wasikowska) y Laser (Josh Hutcherson), que fueron concebidos por inseminación artificial. Joni, una adolescente a punto de graduarse en Enseñanza Secundaria, muy desorientada como todos los adolescentes, y su hermano Laser, desean conocer al hombre que donó el semen a sus madres, ¿padre biológico?, interpretado por Mark Ruffalo. La intromisión del hombre en sus vidas provocará que afloren todas las contradicciones del matrimonio y el morbo, la egolatría y el egoísmo del atractivo cuarentón, que cree que ha llegado el momento de formar una familia. 


Crítica:


El film que dirige  Lisa Cholodenko parece haber perdido toda actualidad ante el avance de lo que muchos consideran la cuarta ola feminista que se desarrolla en la era de la posmodernidad, iniciada ya una revolución tecnológica que iguala a hombres y mujeres, escondidos tras alias y avatares (nadie sabe si está leyendo un post de un hombre o una mujer, incluso cuando parece que ésta revela su identidad), ni su estatus social,  sus intenciones, su edad o apariencia física. Si en su momento el film no fue un producto claramente mainstream, tampoco parece despertar mucho interés en la actualidad, en la que diferentes periódicos lo han ofrecido a precios irrisorios. El 24 de julio de 2011, cuando el film cayó en nuestras manos, hicimos el siguiente análisisus.

"Julia Kristeva ya advirtió hace mucho tiempo que la mujer sólo sería contemplada con rectitud cuando ella elaborara su propio discurso. Ha llegado el momento, y Lisa Cholodenko coge el timón, y con un dominio del lenguaje audiovisual equiparable al del hombre, construye una diégesis normalizada de un matrimonio formado por dos mujeres, Ric y Jules, sin idealismos ni demagogia. La pareja, con independencia de su condición, heterosexual u homosexual, sufre rozaduras con el paso del tiempo, que dejan sus cicatrices. 

En Vida y amores de una maligna Fay Weldon concluye que el sometimiento en una pareja de uno de los dos cónyuges  al otro no dependen tanto de su pertenencia a un género, sino de quién ostente el poder, y lo tiene quien lo tiene. En el caso de Nic y Jules, la fuerte es Nic, médico en ejercicio, que ha relegado a Jules al ámbito privado del hogar, en una condición que reproduce los roles de la sociedad patriarcal. La aparición del hombre, provisto de pene, arriesgado, divertido, que ha dejado la Universidad para dedicarse a la industria hostelera, se produce en este momento crítico en el que la cotidianidad y la rutina amenazan con romper la pareja. Mark Ruffalo representa magistralmente el papel de semental, hombre oliendo a sudor y a esfuerzo, triunfante entre las mujeres jóvenes, y amante ocasional de una belleza afroamericana. 

Pero la posibilidad de establecer una relación con una mujer lesbiana, -'desviadas' las llama-, supone una experiencia excitante para él. Pero también para el resto de la familia, excepto para la que ostenta el poder dentro de ella: Nic. Jules, la débil, la víctima, la que sacrifica sus aspiraciones en pro de la familia, se convierte en el bocado más apetitoso. Sutilmente, la realizadora, introduce a un joven conflictivo, amigo de Laser, que vive con su padre, (al menos madre no se ve), y que tiene un carácter sumamente violento. Happy end más resignación, podríamos concluir, pero esto es lo que ocurre en miles y miles de hogares, en los que el amor ha dejado paso al cariño y el afecto, que atan tanto como la pasión. Film interesante, que puede que aún roce alguna sensibilidad."


Cualquier lector atento a lo que ocurre a su alrededor entenderá cómo ha cambiado el mundo desde la crisis de 2008, que si no ha arrasado la sociedad patriarcal, la ha cambiado bastante, dejando estancados en los márgenes de las carreteras a millones de hombres y mujeres de cualquier latitud y que empieza a corroer los cimientos de la clase media occidental, imponiendo una filosofía transversal (en la sociedad del 1/99% no parecen tener mucho sentido las doctrinas de la división de la sociedad en clases, en la que la burguesía actúa como colchón en los enfrentamientos entre los poseedores de los medios de producción, los grandes propietarios del software y el hardward, la nueva droga del siglo XXI, y de las grandes multinacionales que arrasan los pequeños comercios y los trabajadores por cuenta ajena; el colchón ha desaparecido, al mismo tiempo que las posibilidades de reacción de las masas han menguado), que algunos llaman posmodernidad y que Diego Bermejo* define "como el marco teórico que permite pensar la pluralidad como núcleo definidor de un nuevo paradigma racional. Pensar la pluralidad, con rigor intelectual y responsabilidad ética, exigirá un nuevo planteamiento de la cuestión de la razón (...) " Un poco complejo ¿no?

Si analizamos el film en el marco de la cuarta ola feminista que nos habla de transversalidad, un término contradictorio con otros con los que se usa al mismo tiempo, como sororidad ( si somos camaradas no hay transversalidad), pro-sex..., el film de Chodolenko ha quedado caduco en algo más, o algo menos de siete años, los que ha necesitado la sociedad patriarcal para volverse la chaqueta del revés. ¿Cuál de las dos mujeres está más actualizada, la que realiza los trabajos de cuidado de la familia, en los que la mujer es experta, o la que sale de casa, como un hombre, a buscar los recursos con los que mantener a los suyos? ¿Es una explotadora de la condición femenina quien utiliza a otra mujer de la familia o procedente de países del tercer mundo para mantener limpia la casa y cuidar de los hijos? ¿Pueden encargarse de estas tareas las instituciones? ¿Está la cineasta defendiendo la sociedad patriarcal, aunque el hombre haya quedado relegado a la condición de semental? No lo tenemos claro, aunque parece ser que ese 1% que se beneficia del reparto mundial de la riqueza, controlando los mismos recursos que el otro 99%, puede verse favorecido por un movimiento transversal en el que el factor que enfrenta a unas contra otros es un hecho azaroso, no un constructo social para beneficiar  a la familia, tal como lo describió Engels, salvo en los casos en los que un matrimonio haya podido decidir el sexo de sus futuros hijos. El ser hombre o ser mujer no garantiza el control de los medios de producción, y el que está desposeído de ellos siempre dependerá del que le paga el sueldo (recordemos las violaciones y los abusos ejercidos contra las trabajadoras de la fresa en Andalucía, que ni tan siquiera conocen el idioma del país que las contrata temporalmente para defender a sus explotadores).

Si leemos algunos análisis entenderemos que la cuestión no es nada fácil de dilucidar ante un ideario en construcción que avanza tan rápido como las nuevas tecnologías y coloca en un lugar precario a la realizadora de este film que parecía hace algunos años estar en la vanguardia: "Desde la ética del cuidado (Gilligan), la autonomía no se concibe como inmunidad o autosuficiencia, fruto de experiencias psicológicas estrictamente subjetivas, estrictamente solipsistas, sino como el resultado de sinergias relacionales, en permanente estado de regeneración, reflexión, revisión y diálogo (L. Gil, Béjar). La diferenciación no se entiende como separación o fragmentación sino como un modo particular de estar conectada con las otras. La autonomía es, aquí, sinónima de capacidad distintiva; la capacidad de crear y transformar las condiciones de la existencia y la vida propia en un mundo común. Y el cuidado no se percibe solo en su dimensión material sino también inmaterial, de ahí que se haya hablado de una política de los afectos. Por supuesto, no se trata aquí de apelar a las relaciones de cuidado generadas en la desigualdad, sino de pensar en los cuidados como una palanca de transformación social. Y aunque no faltan quienes han conectado este discurso con la trascendencia de la maternidad (también en su dimensión normativa), esta conexión no ha de verse necesariamente en un código reaccionario. La relevancia de la “madre” como sujeto político se ha articulado desde posiciones constructivistas, materialistas y deconstructivistas, entre otras, y ha estimulado un largo debate que, por fortuna, no acaba de cerrarse (Chodorow, Muraro, Merino, Llopis). "** Hasta ahora, las diferentes olas del feminismo, que habían luchado por la educación, el sufragio, el derecho de la mujer a elegir su sexualidad, habían denunciado la división de la sociedad en clases, en función del control de los medios de producción, desde 'El origen de la familia, la propiedad privada y el estado' *** la nueva sociedad en la que se impone una primera gran división del trabajo entre cuidadoras (las mujeres) y productores (los hombres), un esquema que parece entrar en crisis en una sociedad tecnológica que va a destinar a la mayoría de trabajadores de ambos sexos a empleos orientados al cuidado, ya sea en el hogar o en escuelas, hospitales, comercios, servicios...El cine de ciencia-ficción viene tratando hace mucho tiempo la igualdad en la esclavitud de hombres y mujeres en sus distopías frías, blancas, minimalistas y desalmadas


Nic queda ahora como la representante del sistema patriarcal, la que manda porque lleva el dinero a casa, hasta tal extremos que su mujer, Jules, cansada de su dominación, siente la tentación de dejarse llevar por un hombre que practica técnicas de seducción que ella ha olvidado hace tiempo y que la hacen sentirse bien. Nic será la encargada de expulsar al intruso, cuya única aportación ha consistido en donar su semen, una colaboración necesaria  para aumentar la familia con descendientes. Trabajo realizado, trabajo pagado, y no hay que esperar más. Quizá en el mundo del futuro ellos y ellas disputarán por el mismo trabajo orientado al cuidado de los demás... Quien se ha esforzado por informarse acerca de la evolución del  feminismo académico y sus sucesivas oleadas, entenderá que el mayor riesgo para todos reside en los 140 caracteres de twitter, que el sitio ha elevado a 280 para los usuarios de pago.

* Diego Bermejo. Posmodernidad: pluralidad y transversalidad
**¿Una nueva ola feminista? www.espacio-público..com
*** 'El origen de la familia, la propiedad privada y el estado', Friedrich Engels

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