Book Club (Cuando ellas quieren). Crítica






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LLEGAR A LA TERCERA JUVENTUD DESDE LA TERCERA EDAD CON CUALQUIER JUSTIFICACIÓN (AUNQUE SEAN LAS SOMBRAS DE GREY)


Ficha técnica, sinopsis, lo que se dice, (Cartel y fotografías)


Crítica:


Bill Holderman realiza un film que no es ni moderno ni posmoderno, ni atrevido, por mucho que las 'chicas de platino' ,-Jane Fonda, Diane Keaton, Candice Bergen y Mary Steenburgen-, lean todas las sombras de Grey , -las oscuras, las más oscuras y las liberadas -, que para lo único que sirven es para hacer constantes alusiones fálicas de dudoso buen gusto, introducir la viagra y hacernos olvidar que los galanes, (Don Johnson es padre de Dakota Johnson, la protagonista de la saga de 'Las sombras de Grey', dirigidas por Sam Taylor-Johnson, 2015, James Foley, 2017, y  James Foley, 2018), Andy García, Craig T.Nelson, Wallace Sawn o Richard Dreyfus, y estas mujeres han realizado un viaje al revés del que han hecho en su vida real: Vivian (Fonda) es una mujer rica que ha evitado toda su vida enamorarse y ha tenido amantes alternativos y constantes; Sharon (Bergen) ha llegado a una edad avanzada como una juez solvente y respetable, Carol (Steenburgen) comparte su cotidianidad con un marido complaciente, aunque algo adormecido sexualmente, y Diane (Keaton) ha enviudado recientemente. Todas viven lujosamente, en grandes mansiones con piscina, y se reunen semanalmente para comentar un libro que cada una de ellas selecciona alternativamente, hasta el día que Vivian lleva a la tertulia de amigas el primer tomo de 'Las sombras de Grey'.




A partir de ese momento no pasa nada especial, ni las mujeres se entregan al bondage ni buscan un novio sadomasoquista. Esto es lo curioso, porque, salvo administrar viagra al marido relajado, o viajar de un extremo a otro de los Estados Unidos para visitar a las hijas y conocer por casualidad a un piloto riquísimo que posee una enorme mansión en el Monumental Valley en la Meseta de Colorado, siguen con su vida cotidiana, con la excepción de alguna visita a páginas como Tinder Bloomberg en horario de trabajo y no hacen nada diferente a lo que hacían antes de conocer las virtudes de Grey.  Estas mujeres realizan un viaje inverso desde la dureza que conlleva culminar carreras costosas, llevar negocios, tener hijos, sacarlos adelante y enviudar, hacia el amor romántico, el que representa a la sociedad patriarcal, una fantasía de amor y lujo, propia de un feel good movie que hace vivir una experiencia vicaria a otras mujeres que han padecido los mismos traumas y han tenido las mismas alegrías y esperan realizar al final de sus vidas, cuando no tienen que enfrentarse a responsabilidades, el trayecto que les resta mimadas, bien cuidadas, viajando, saliendo a cenar, reuniéndose con las amigas, en lugar de calentar la silla de una residencia, de la que, como me dijo cierta vez una señora, la diferencia que existe entre un hospital y este lugar, es que del hospital sales, de estos establecimiento lo haces en caja de pino.





Yo no creo en la transversalidad, y estoy totalmente convencida de que esta misma historia trasladada a un barrio marginal hubiera sido rechazada por las mismas mujeres que reían los chistes insustanciales de 'trancas', que por unos momentos se identifican con sus heroínas en la pantalla como lo hacía Mia Farrow en 'La rosa púrpura de El Cairo' de Woody Allen, pero que salen molestas del cine ante el empuje y la garra de Irene (Karine Teles), la protagonista de Benzinho (Siempre juntos) de Gustavi Pizzi (2018), una mujer encantadora cuya vida es casi un calco de la de cualquiera de nosotras. Nancy Meyers ( El Becario, 2015) o Lasse Hällstrom (Un viaje de 10 metros, 2014), y otros tantos, atienden a sus mayores dándoles un poco de magia adecuada a sus expectativas vitales y menos a su experiencia diaria. Quizá habrá que entenderlo.




Quizá no haya que ponerse muy duros con el subgénero de la feel good movies, como hacen los críticos sudamericanos, entre ellos Lucero Solórzano (Diario Excelsior, México) que advierte que se puede pasar un buen rato si desconectas el cerebro, aflojas el cuerpo y no te pones muy exigente; Néstor Burtone (OtrosCines.com ) da de lleno en su análisis al calificar el film de digno exponente de uno de los subgéneros de moda en Hollywood: las comedias geriátricas, con momentos inspirados que sólo pueden ofrecer las comedias románticas de Hollywood. Es quizá una de las criticas que entiende mejor la situación actual : el sector de público que acude a los cines procede en su mayoría de la tercera edad, generalmente pensionistas y jubilados burgueses que están asumiendo, en gran parte, el sostén de sus familias, y cuando se desplazan a una sala de proyecciones no aceptan que se les planteen problemas ni experimentos vanguardistas de la expresión cinematográfica. Es un buen experimento asistir a la sesión de media tarde en las que se proyectan estas feel good movies, adaptaciones de clásicos o películas que consideran sesudas y no lo son tanto, pero les hacen sentirse bien.




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