Las 50 sombras liberadas. Crítica
GREY SIN SOMBRAS: EL VARÓN DOMADO
Ficha técnica, sinopsis, comentario, cartel, fotografías y trailer (Pinchad aquí)
Lo más equilibrado y ajustado a la realidad que se puede decir de esta tercera entrega que tiene por protagonista al oscuro Grey y la encantadora Anastasia es que es totalmente deshonesta, que pone un broche de brillantes falsos a la saga con una historia de amor romántico, narrada con un lenguaje convencional en el que las dulces jovencitas que acuden en masa a ver como un mutimillonario le arrea unas cuantas palmaditas en el culo a su chica se reforma, ya que la producción de placer con instrumentos más potentes se produce en off. 'Amo, le estoy esperando para que me de placer' dice ella; 'dominas desde abajo', le responde él, y a continuación baja el telón. Una pausa en los créditos finales sobre fondo negro nos muestra a la sacrosanta familia, constituida por Grey, su niño, y Anastasia con la barriga de nuevo muy abultada retozando por el césped de su mansión de estilo clásico. Nada de moderneces.
La autora del libro, E. L. James, confiesa a sus lectores que la trilogía trata de lo que pasa cuando recibes amor incondicional y cuando aceptas amor incondicional, cuando te liberas de baches psicológicos emocionales; Grey se redime gracias a la sinceridad de Ana. Pero a nadie se le escapa que todo esto sería muy distinto si el protagonista fuese un obrero que apenas ganara para arreglar el cristal que se rompe en su casa. Otra vez una historia de 'amor y lujo' con pretensiones de retratar a una pareja de dominante y sumisa que firman contratos para la práctica del bondage, en una habitación de juegos que recuerda la sastrería de James Bond, que contiene, en lugar de armas de fuego, instrumentos de 'tortura'.
Va a tener razón Jordí Costa cuando afirma en su película 'La lava en los labios' que el cine es como un conjuro que descodifica la verosimilitud, que es el inconsciente del cine; en el momento que se detecta algo de racionalidad se desvanece. Pues bien, parece que el inconsciente de su público que pone al descubierto Foley es el amor desmedido de hombres y mujeres a la fama y al dinero, que los prostituye, los hace sumisos y dependientes del 'amo' ( o 'el ama', siempre que reuna las mismas condiciones). Mas esta fantasía se desvanece, como una pompa de jabón, cuando el hombre pone un anillo de compromiso a su pareja. No hay nada más destructivo de esta pasión 'insana', que colocar un Sra. delante del nombre de una chica y el apellido de su marido detrás. Si a ello añadimos uno, dos o tres hijos...Fin de la serie.
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