American Fable. Anne Hamilton. Ficha técnica y crítica
NO ES UNA CUESTIÓN DE BUENOS Y MALOS, SINO DE QUIEN TIENE EL PODER Y EJERCE EL CONTROL
Ficha técnica:
Título original: American Fable
País: Estados Unidos
Año: 2016
Duración: 98 minutos
Género: thriller indie
Dirección: Anne Hamilton
Guión: Anne Hamilton
Casting: Sunday Boling, CSA y Meg Morgan, CSA
Dirección de Fotografía: Wyatt Garfield
Música: Gingger Shankar
Editor: Amanda Griffin
Dirección artística: Adri Siriwatt
Diseño de Vestuario: Megan Spatz
Decorador del set: Kl Kenzie
Productor : Kishori Rajan, Anne Hamilton
Productor ejecutivo: Kevin Harrington
Diseño de producción: Bret Tanzer
Compañías productoras: IFC Films
Intérpretes:
Kip Pardue: Abe,
Peyton Kennedy: Gitty,
Rusty Schwimmer: Ethel,
Zuleikha Robinson: Vera,
Gavin MacIntosh: Martin,
Marci Miller: Sarah,
Richard Schiff: Jonathan
Sinopsis:
Gitty, una niña de once años, ha creado en su imaginación un mundo para evitar la realidad de los problemas financieros de su familia. Cuando se entera de que su padre y su hermano retienen a un hombre rico para pedir un rescate que pueda salvar la granja familiar, se ve obligada a tomar una decisión: salvar al hombre o proteger a su familia.
Lo que se dice:
Nota media en Filmaffinity, 5,2, obtenida de 83 votos.
Se ha dicho del film que es una película rodada con ímpetu e intrepidez, aunque la historia no este a la altura de su factura (Andrew Barker, Veriety); resuelve lo que es difícil con aparente facilidad (Ashley Moreno, Austin Chronicle); la realizadora equilibra la expresividad cinematográfica de los lugares con el naturalismo discreto de los personajes (Alan Serchstuhl, LA Weekly). Frente a estas críticas positivas, también las hay negativas como la de Manohla Dargis (The New York Times), que afirma que la película avanza en espiral hacia el sinsentido, y otras que se sitúan en un terreno intermedio, entre ellos Sheri Linden (Los Ángeles Times, para quien la destreza de la cineasta anuncia un talento cinematográfico, aunque es grande la decepción cuando el guión no cuadra del todo.
Crítica:
La historia se ubica durante el gobierno de Ronald Reagan, y está fechada mediante una imagen televisiva del Presidente, durante la gran depresión de la agricultura en Estados Unidos. En España, Francisco G. Basterra informaba de esta profunda crisis que afectaba a "la América rural, cuna de los valores tradicionales de Estados Unidos, una nación de pioneros que ya vive en el siglo XXI, está a punto de desaparecer sacudida por la mayor crisis económica de los últimos 50 años. Más de un 30% de los granjeros norteamericanos están al borde de la quiebra, se incrementa el número de "los suicidios en los Estados graneros del Medio Oeste y hasta Hollywood refleja la épica de esta nueva gran depresión. Los cines del país se llenan para ver películas como Country o Places in the Heart, que reflejan la lucha de los agricultores por la supervivencia." *
Anne Hamilton aborda esta crisis del campo, superprotegido en un Estado próspero, inmerso en una economía de libre mercado, que había prosperado durante 30 años, frente a un mundo rural que sufría una crisis profunda, que afectaba a más del 30 % de las explotaciones agrícolas. Este es el caso de Abe y su familia, cuyos hijos, desde una edad muy temprana, (11 años en el caso de Gitty ) están habituados a participar en funerales y entierros de sus vecinos que se han quitado la vida ante la imposibilidad de sacar a su familia adelante. En su debut, Anne Hamilton recrea con pulso fuerte y contundente y visualmente fantástico e idealizador y , hasta cierto punto festivo, este drama, en el que emergen las fantasías de la joven Gitty, perseguida en sus paseos entre maizales y otros productos gigantescos . Es espectacular el manejo de la cámara en la secuencia inicial, que desciende hasta transformar lo que parece un prado cubierto de hierba en un bosque fantasmagórico, entre cuyas gramíneas de gran altura corre perseguida la niña perseguida por un personaje ambiguo y difícil de interpretar, que en otro momento la transporta a una feria muy especial, en la que sus padres, situados en otra dimensión, aparecen como seres extraordinarios.
La realizadora apuesta fuerte por la imagen y por el ritmo de un relato visual mucho más osado y atrevido de lo que es habitual en el cine indie, y crea un personaje infantil a mitad de camino entre 'La Colmena', una adaptación de Mario Camus de la novela de Camilo José Cela, en un contexto de crisis, si bien brillante, colorista y fantástico, como el que construye Peter Jackson en The Lovely Bone, que catapultó la carrera de Saoirse Ronan, que protagonizaba la triste historia de una niña asesinada que no se resignaba a ser vista como una 'niña muerta' y construía un mundo fantástico, muy imaginativo, a su alrededor. La familia de Abe no pertenece a grupos de la América profunda, ni los rednecks, ni la white trash o basura blanca. Son una clase media elegante, en su sencillez, gente guapa y estilizada, que ha invertido su fortuna en una granja y en la compra de la maquinaria necesaria, y ahora ve cómo las especuladores hacen subir el precio de las tierras para ahogar a estos emprendedores y obligarlos a vender, perdiendo todas sus inversiones, lo que les deja en la calle sin recursos. Muchos ven la solución en el suicidio. En un momento determinado, incluso se aproxima al misticismo de Terrence Malik, en el que una música religiosa crea una atmósfera metafísica en medio de la cual resuena una lectura que hace la niña de un pasaje de la Biblia: "Todo se desmorona, el centro no se sostiene. Arrecia sobre el mundo la anarquía y en todas partes se anega la ceremonia de la inocencia. Los mejores carecen de convicción y los peores están llenos de un brío apasionado (palabras que se inscriben sobre la imagen de la inductora del delito de su familia, que le advierte a la niña de que esta no es una cuestión de buenos o malos, sino de quien controla el poder y ejerce el control). Una revelación es inminente; el segundo Advenimiento es inminente (al fondo la madre de Gitty preparando la cuna del hijo que espera). Apenas digo estas palabras cuando una imagen del Spiritus Mundi me perturba. Cae de nuevo la oscuridad..." Al fin, pues, parece que se impone Malik, y que todo lo que ocurre se puede interpretar como una maniobra de Dios para comprobar cuáles de sus hijos soportarán las dificultades con resignación cristiana y sin desesperarse. Su reino no es de este mundo.
Gitty es una niña solitaria, soñadora, cuya única amiga es una gallina, 'Feliz', a la que le gustan los cuentos de miedo con final feliz. Esta es la clave de la historia. Cuando descubre en el silo de su granja a un hombre encarcelado en su interior, se compadece de él y le lleva comida, bebida, libros...El le quiere advertir acerca de que no confíe en nadie con el relato del león y el ratón. Él es el león, el especulador que lleva la ruina a la zona, un dilema que la niña, que se debate entre sentimientos religiosos y la experiencia vital que está viviendo en su hogar, de la que es perfectamente consciente, resuelve atendiendo a sus sentimiento religiosos (Dios no me responde, se queja la madre; búscalo en cualquier parte, le responde ésta). Si participa en el secuestro será siempre una asesina. Donde se desenvuelve peor Hamilton es en el desenlace de la historia, de la que no da todos los datos y los que proporciona no se pueden considerar en absoluto buenos, aunque ella los pueda interpretar así. La familia de Gitty es contemplada por la cámara de la cineasta como un grupo de personas honradas que tienen que optar entre el suicidio o la cárcel, con alguna excepción. Al final el conflicto se resuelve como un cuento de hadas, que choca con la dureza del relato, contemplado desde el agnosticismo.
No le faltan referentes a la autora de 'American Fable', todos ellos resueltos de forma inteligente, ya sean los citados u otros como 'El laberinto del Fauno de Guillermo del Toro , películas en las que frente a las víctimas había verdaderos villanos; aquí no los hay. Hamilton deja demasiados cabos sueltos. El film no tiene un final feliz, por mucho que lo pretenda la realizadora, y deja al espectador sin saber quién y por qué se organiza una acción criminal o que sucede con la familia de Gitty. Todo ello tras mostrar los estragos que provocaba en el lugar la especulación de las 'hadas madrinas', algo que no se mantiene en pie. '
Un film interesante en la forma, bien contado, pero dudosamente resuelto, lo que demuestra que detrás de la opera prima de esta realizadora, de la que apenas tenemos información, no hay una solidez intelectual que defienda su historia hasta el final. Una historia complicada que decidió abordar con el objetivo de sensibilizar a su público con los estragos que produjo la especulación en las propiedades agrarias en la época de Reagan, que, en cierta medida parece dar la razón, (algo que tampoco está claro) , a quien advierte a la niña de que un león siempre es un león y él no es una buena persona. A pesar de todo, el film es impactante y muy recomensable para quien disponga de videoclubs en plataformas como la de ONO. Disponible en versión original con subtítulos,, que, al parecer, nos introduce de hoz y coz en un relato biblíco, en el que el león puede no ser un león, sino un enviado de Dios para probar a sus huestes.
Anne Hamilton aborda esta crisis del campo, superprotegido en un Estado próspero, inmerso en una economía de libre mercado, que había prosperado durante 30 años, frente a un mundo rural que sufría una crisis profunda, que afectaba a más del 30 % de las explotaciones agrícolas. Este es el caso de Abe y su familia, cuyos hijos, desde una edad muy temprana, (11 años en el caso de Gitty ) están habituados a participar en funerales y entierros de sus vecinos que se han quitado la vida ante la imposibilidad de sacar a su familia adelante. En su debut, Anne Hamilton recrea con pulso fuerte y contundente y visualmente fantástico e idealizador y , hasta cierto punto festivo, este drama, en el que emergen las fantasías de la joven Gitty, perseguida en sus paseos entre maizales y otros productos gigantescos . Es espectacular el manejo de la cámara en la secuencia inicial, que desciende hasta transformar lo que parece un prado cubierto de hierba en un bosque fantasmagórico, entre cuyas gramíneas de gran altura corre perseguida la niña perseguida por un personaje ambiguo y difícil de interpretar, que en otro momento la transporta a una feria muy especial, en la que sus padres, situados en otra dimensión, aparecen como seres extraordinarios.
La realizadora apuesta fuerte por la imagen y por el ritmo de un relato visual mucho más osado y atrevido de lo que es habitual en el cine indie, y crea un personaje infantil a mitad de camino entre 'La Colmena', una adaptación de Mario Camus de la novela de Camilo José Cela, en un contexto de crisis, si bien brillante, colorista y fantástico, como el que construye Peter Jackson en The Lovely Bone, que catapultó la carrera de Saoirse Ronan, que protagonizaba la triste historia de una niña asesinada que no se resignaba a ser vista como una 'niña muerta' y construía un mundo fantástico, muy imaginativo, a su alrededor. La familia de Abe no pertenece a grupos de la América profunda, ni los rednecks, ni la white trash o basura blanca. Son una clase media elegante, en su sencillez, gente guapa y estilizada, que ha invertido su fortuna en una granja y en la compra de la maquinaria necesaria, y ahora ve cómo las especuladores hacen subir el precio de las tierras para ahogar a estos emprendedores y obligarlos a vender, perdiendo todas sus inversiones, lo que les deja en la calle sin recursos. Muchos ven la solución en el suicidio. En un momento determinado, incluso se aproxima al misticismo de Terrence Malik, en el que una música religiosa crea una atmósfera metafísica en medio de la cual resuena una lectura que hace la niña de un pasaje de la Biblia: "Todo se desmorona, el centro no se sostiene. Arrecia sobre el mundo la anarquía y en todas partes se anega la ceremonia de la inocencia. Los mejores carecen de convicción y los peores están llenos de un brío apasionado (palabras que se inscriben sobre la imagen de la inductora del delito de su familia, que le advierte a la niña de que esta no es una cuestión de buenos o malos, sino de quien controla el poder y ejerce el control). Una revelación es inminente; el segundo Advenimiento es inminente (al fondo la madre de Gitty preparando la cuna del hijo que espera). Apenas digo estas palabras cuando una imagen del Spiritus Mundi me perturba. Cae de nuevo la oscuridad..." Al fin, pues, parece que se impone Malik, y que todo lo que ocurre se puede interpretar como una maniobra de Dios para comprobar cuáles de sus hijos soportarán las dificultades con resignación cristiana y sin desesperarse. Su reino no es de este mundo.
Gitty es una niña solitaria, soñadora, cuya única amiga es una gallina, 'Feliz', a la que le gustan los cuentos de miedo con final feliz. Esta es la clave de la historia. Cuando descubre en el silo de su granja a un hombre encarcelado en su interior, se compadece de él y le lleva comida, bebida, libros...El le quiere advertir acerca de que no confíe en nadie con el relato del león y el ratón. Él es el león, el especulador que lleva la ruina a la zona, un dilema que la niña, que se debate entre sentimientos religiosos y la experiencia vital que está viviendo en su hogar, de la que es perfectamente consciente, resuelve atendiendo a sus sentimiento religiosos (Dios no me responde, se queja la madre; búscalo en cualquier parte, le responde ésta). Si participa en el secuestro será siempre una asesina. Donde se desenvuelve peor Hamilton es en el desenlace de la historia, de la que no da todos los datos y los que proporciona no se pueden considerar en absoluto buenos, aunque ella los pueda interpretar así. La familia de Gitty es contemplada por la cámara de la cineasta como un grupo de personas honradas que tienen que optar entre el suicidio o la cárcel, con alguna excepción. Al final el conflicto se resuelve como un cuento de hadas, que choca con la dureza del relato, contemplado desde el agnosticismo.
No le faltan referentes a la autora de 'American Fable', todos ellos resueltos de forma inteligente, ya sean los citados u otros como 'El laberinto del Fauno de Guillermo del Toro , películas en las que frente a las víctimas había verdaderos villanos; aquí no los hay. Hamilton deja demasiados cabos sueltos. El film no tiene un final feliz, por mucho que lo pretenda la realizadora, y deja al espectador sin saber quién y por qué se organiza una acción criminal o que sucede con la familia de Gitty. Todo ello tras mostrar los estragos que provocaba en el lugar la especulación de las 'hadas madrinas', algo que no se mantiene en pie. '
Un film interesante en la forma, bien contado, pero dudosamente resuelto, lo que demuestra que detrás de la opera prima de esta realizadora, de la que apenas tenemos información, no hay una solidez intelectual que defienda su historia hasta el final. Una historia complicada que decidió abordar con el objetivo de sensibilizar a su público con los estragos que produjo la especulación en las propiedades agrarias en la época de Reagan, que, en cierta medida parece dar la razón, (algo que tampoco está claro) , a quien advierte a la niña de que un león siempre es un león y él no es una buena persona. A pesar de todo, el film es impactante y muy recomensable para quien disponga de videoclubs en plataformas como la de ONO. Disponible en versión original con subtítulos,, que, al parecer, nos introduce de hoz y coz en un relato biblíco, en el que el león puede no ser un león, sino un enviado de Dios para probar a sus huestes.
* La gran depresión de la agricultura en Estados Unidos. Francisco G.Basterra, diario 'El País', 19 de febrero de 2985
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