Ötzi, el hombre del hielo. Felix Randau. Crítica








Ficha técnica, Sinopsis, lo que se dice (Pinchad aquí)



Crítica:


El  día 25 de enero se estrena en España Ötzi, el hombre de hielo de Felix Randau, director de cine y guionista alemán de 44 años, que se graduó en cine en la Academia Alemana de Cine y Televisión, y ha realizado tan solo tres películas con anterioridad, entre las que se cuentan Northem Star, (2003), creada como película de graduación y 'La persona que llama' , que no he tenido tenido la oportunidad de ver, lo que me sitúa ante  'Ötzi: El hombre del hielo' sin tener una idea demasiado bien formada acerca de su estilo visual y el discurso que lo caracteriza.

 Der Mann aus dem Eis ha sido calificada como 'El renacido de Europa', y, ciertamente, la historia que se ha construido en torno a Ötzi, el hombre que apareció en Los Alpes de Örtzal, Austria, en 1991,y que en principio fue confundido con un senderista que murió accidentalmente en las montañas, vive una experiencia muy parecida a la de Hugh Glass (Leonardo DiCaprio), el protagonista del film que dirige Alejandro González Iñarritu, 'El renacido'. basada en uno de los relatos más increíbles que excedía todos los límites que se esperan del cuerpo, la mente y el alma, un hombre nacido en Filadelfia en 1773, del que se dice que con anterioridad fue pirata y en 1823, se enroló, fatídicamente, en la expedición del capitán Andrew Henry para explorar el río Missouri. Fue entonces, aproximándose la expedición a lo que ahora es Lemmon, Dakota del Sur, cuando Glass resultó atacado por un oso pardo y fue abandonado por los hombres que tenían órdenes de quedarse con él, que supusieron, erróneamente, que pronto moriría. Movido por el deseo de revancha y otros agravios graves dedicó su vida a vengarse de quienes lo habían destruido a él y a su familia, una historia que repite el hombre de los Alpes.

Si bien su historia es ficticia, el contexto histórico y la forma en que murió este hombre primitivo están contrastados científicamente por el equipo de expertos del Museo Arqueológico de South Tirol, conocido por albergar la momia de Ötzi y su ajuar, contando con la presencia permanente de un analista que cuidaba los detalles. En España cuenta con el apoyo y el aval del Museo Arqueológico Nacional y el Instituto Goethe de Cultura. Estos grupos de expertos coinciden en dar el visto bueno a la reconstrucción del entorno, la forma de morir y las posibles causas de la muerte de este hombre, aunque hay otros elementos que generan dudas, casi todos ellos referidos al vestuario y  otros objetos del atrezzo (cordones, cuerdas, pantalones, abrigos...). Frente a estas dudas, probablemente injustificadas dada la calidad de los asesores, el film tiene otros muchos elementos de interés: los escasos diálogos se producen en una forma primitiva del retio, que Randau no ha creido necesario traducir ni subtitular, ya que la narración visual es lo suficientemente explícita, precisa e inteligente, para que los espectadores la puedan entender sin mediar palabra, como hiciera en otros tiempo Jean-Jacques Annaud en su película de culto 'En busca del fuego'. Una forma de contar que refuerza el discurso de Jean-Marie Straub y su pareja Danièle Huillet, que se manifestaban en contra de subtitular las versiones originales, una práctica que fomentaba que el público fuera al cine a leer no a ver, algo que evita Felix Randau.

La crítica norteamericana ha menospreciado, en parte,  esta película calificándola de narración simplista. Sin embargo Randau nos cuenta, sin género de dudas para nadie, cómo eran los habitantes de los Alpes del sexto milenio antes de nuestra era, una sociedad patriarcal en la que existía una división primitiva del trabajo entre el hombre y la mujer, que ha llegado hasta nuestro tiempo: los hombres cazaban y recolectaban, y las mujeres cuidaban de la familia, aunque no se puede hablar de agricultura en las cimas de la elevada cordillera. Tenían creencias e incineraban a sus muertos. Sus personajes avalan ciertas teorías actuales que afirman que los hombres no están siempre dispuestos a recibir el afecto de las mujeres y gozar con ellas, aunque en el mismo contexto y en el mismo tiempo, otros grupos de hombres, incluso de la misma tribu, robaban el esfuerzo de los demás y violaban y mataban a sus mujeres, lo que generaba sentimientos de venganza, que Kelab sabía dominar para no equipararse a sus enemigos. Vemos pues que esta historia se sitúa en un tiempo en el que ya existían los conceptos de familia y propiedad, y un amago de divinidad, que impedía abandonar a los muertos sin quemarlos o inhumarlos, unas ideas que favorecían el nacimiento del pensamiento religioso, como espacio simbólico de las ciudades que comenzaron a desarrollarse en el quinto milenio en el creciente fértil.

En efecto, la historia es sencilla, pero la información es importante y está muy bien administrada. El hecho de que su santo sagrario, al que llaman Tineka, sea un piedra muy pulida en la que todo se refleja , como en un espejo, y permite que el hombre vea su propio rostro, el único que le está vedado, una realidad que los griegos plasmaron en el mito de Narciso, nos proporciona una variante psicológica nada despreciable. Un mineral que consideran mágico, y del que Kelab, derrotado por su mala suerte, se acaba desprendiendo. He sentido cierto dejà-vu que me ha traído el recuerdo de aquella maleta que llevan John Travolta y Samuel L.Jackson, que abren sin mostrarla al público y de la que sale un tenue resplandor. El espectador nunca llega a saber qué es y qué poder tiene.

Es evidente que la historia que nos cuenta Iñarritu es mucho más ricas en situaciones de todo tipo, pero también lo es que informa con menos ahínco sobre lo poco que separa, excepto los cinco milenios transcurridos, a Kelab y Hugh Glass, que deben luchar contra la hostilidad de la naturaleza, con sus bosques nevados, y la rudeza y violencia de los hombres, a los que el progreso parece haber endurecido más todavía. Felix Randau nos ofrece un film diferente, con vocación documental y pedagógica, que busca los avales de expertos para informar y construir al mismo tiempo un lenguaje poético que nos muestra la belleza de unos montes nevados que libran una dura batalla con quienes los habitan, sin truculencias ni ensimismamiento con la sangre.

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